Capítulo 24

2.8K 152 0
                                    

Mi cuerpo se movió por sí solo, un frio aterrador me invadió y cada palabra se empezó a filtrar de forma terrorífica en mi cabeza

Cerca de ti....

Tocarte.....

Olerte.....

Se repetía en mi cabeza y los recuerdos empezaron a llegar como oleadas, mi garganta dolía y podía sentir las lágrimas intentando escapar de las cuencas de mis ojos

-Dahiana estas bien?-Su voz se escuchaba lejana, sé que Christian es diferente, sé que él no me quiere hacer daño, no como aquel hombre, pero mi cuerpo se aleja bruscamente de Christian sin mi permiso hasta chocar con la pared a mis espaldas, me dejo caer hasta acunar mis piernas con mis brazos

No debes llorar, no aquí, no frente a él

Llevo mi cara al hueco que ha formado mis brazos y la entierro allí

-Dahiana?-Siento como se acerca a mí y el miedo no demora en llegar, no quiero que me vuelvan a lastimar, no quiero que nadie sepa cuánto daño me han hecho, un sollozo salé sin mi permiso de mis labios-Que te pasa?,WEN!-Escuche como gritaba el nombre de Wen una, dos, tres veces, pero parecía más un eco, lo último que escuche fueron los pasos de Wen llegando hacía mí y luego de eso la oscuridad penetro todo mi campo de visión


-Te ves hermosa con ese vestido cariño

-Gracias Papi, mi mami me lo ha hecho- Estoy de nuevo dentro de ese maldito recuerdo, puedo verme, tengo 10 años y mi pequeño cuerpo está adornado con un lindo vestido rosa-Mi primo estará?-Nunca debí preguntar eso

-Claro que si cariño!-El hijo del hermano de mi padre, con 16 años, era mi primo favorito, ahora solo recordarlo me dan nauseas

-Que bien papi-De pronto estamos en la casa de mi tío, mi primo me toma de mi pequeña mano y quiero detener ese maldito recuerdo ahí, quiero que esto paré, no quiero seguir con esto

-Te quiero-Mi voz suena demasiado ilusionada, lo quería en verdad quería a ese bastardo.


-Hale!-Una voz gruesa y pastosa suena muy cerca de mi oído y eso me altera apartándome por inercia del cuerpo que esta junto a mi-Está bien soy yo-Unos ojos grises encuentran los míos y mi respiración trata de normalizarse-Que ha pasado?-Me arde cada centímetro de mi cuerpo, mi pecho parece estar comprimido y la respiración parece estancada, mi corazón está andando a mil por hora y aunque quiero mentalizarme de que todo está bien, que solo es Christian, nada dentro de mi asimila eso

-Necesito que te vayas-Mi voz parece ser otra, no la reconozco, respiro una vez más, pero arde, me siento débil, me acomodo en mi cama y pongo mi cabeza hacía atrás, necesito reprimir todo recuerdo que me lastima

-No me iré, no hasta que estés bien-La voz de Christian llega hasta mis oídos y un golpe de emociones recorre mi torrente sanguíneo

Él me vio, él estuvo en ese instante donde todo mi mundo se derrumbo

Lo miro con severidad, él no debería estar aquí, mi mirada parece afectarle y pone sus lindos ojos grises en mis manos que hasta en ese instante note que estaban haciendo pequeños círculos en mis muslos

Odio cuando esos recuerdos hacen de mi cuerpo lo que les apetece, hago cosas de las que ni siquiera soy consiente-Estaré bien, por favor, solo vete-Escupo y no me atrevo a mirarle, él se queda en silencio por un momento que parece una eternidad

-Prométeme que estarás bien-No respondo, no quiero hablar, se me hace tan difícil, Christian se levanta de mi cama y notó algo más

Ha estado en mi espacio, ha llegado a un punto muy personal para mí, solo Wen tiene la autorización para entrar a estas cuatro paredes y pienso que en otro instante tal vez hasta lo hubiera golpeado y gritado hasta dejarle claro que nadie entra a mi habitación, pero me siento tan débil e indefensa que solo dejo que se vaya, antes de salir le dio una mirada, su espalda es ancha y su cabello castaño parece brillar con los pocos rayos solares que se filtran por el balcón y antes de salir del cuarto mis ojos se encuentran con los suyos, sonríe tiernamente, se ve muy mono haciéndolo pero mi cuerpo está tan sumido en un extraño abismo oscuro que mi mirada se aparta de la de él y queda clavada en una pequeña esquina de la habitación, perdida así como yo lo estoy.


DAHIANADonde viven las historias. Descúbrelo ahora