-El tutor vendrá todos los días a las 3 de la tarde, Dahiana por favor compórtate-Aún estaba echada en mi cama eran las 7 de la mañana y mi madre me estaba diciendo todo lo que no debía y debía hacer-Me estas al menos escuchando?
-Ajá-Dije casi en un sonido inaudible, apenas escuche que la puerta de afuera se cerraba me levante para cambiarme e ir donde Oliver, mi mejor amigo, él me entendía como nadie y era capaz de sacar toda mi frustración con sexo, conocía todo lo que me gustaba y como me tocaran, pase lo más rápido que pude a mi bañera y me quede pensando un momento mientras el agua caliente relajaba cada musculo y de pronto unos ojos grises aparecieron en mis recuerdos, casi me asuste por aquel pensamiento
Me incorporé y pensé en Christian y sus labios gruesos, me estremecí solo con recordar sus ojos y de un momento a otro quise tenerlo conmigo, no sabía por que me estaba pasando esto, siempre he estado con tios y ninguno me ha hecho sentir lo que hace Christian con solo mirarme, me levante y me envolví en la toalla, debía dejar de pensar en él, eso no me estaba haciendo bien
Me mire en el espejo, mi cabello castaño escurría gotitas de agua que caían por mi hombro y bajaban por mis pechos, me gustaba hacer gestos en el espejo, era una manía que tenía desde pequeña, sonreí y me pareció extraño hace mucho que no lo hacía sinceramente, nadie me había hecho sonreír de verdad, achique mis ojos y odie tener los mismos de mi madre, era tan parecida a ella, fruncí mi ceño y me aleje del espejo para empezar a buscar que ponerme
Tome una camisa verde militar lisa y unos shores negros que me llegaban hasta la cintura, unas botas negras y me los puse, tome mi chaqueta negra y me la coloque, me deje el cabello suelto y un poco alborotado, no me quise maquillar y me sentí bien así, salí tomando las llaves de mi convertible rojo
-Wen saldré a donde Oliver, no tardo
-Está bien señorita Hale, cuídese-Wen era una de las ayudantes de la casa y la encargada de mí, ella debía saber dónde estaba cada segundo del día y era muy buena conmigo, le tenía aprecio
Le sonreí y me marché, subí a mi convertible dejando que el aire despeinara aún más mi cabello castaño que aún estaba húmedo, la casa de Oliver quedaba a unas cuantas calles de la mía