Capítulo 2

6.7K 286 0
                                    


Mi madre no me dejaba traer mi lindo mini cooper rojo, pero no la culpaba, así podría escapar de ese infernal campamento, eran 2 jodidas semanas, mi madre estaba loca.

Íbamos en su auto, un Audi negro, era cómodo pero no como mi convertible, amaba el aire desordenando mi cabello, así que abrí la ventana y fije mi mirada en los edificios de Portland que íbamos dejando en el camino, teníamos que llegar a la parte más frondosa, exactamente un bosque que rodeaba casi todo Portland.

-Cariño por favor este año no te metas en problemas ¿sí?- Dijo mi madre con una voz demasiado dulce sacándome de mis pensamientos.

-No te prometo nada- Me encogí de hombros sin apartar mi vista de los edificios.

-Thomas por favor no dejes que tu hermana se meta en ningún problema- Mire a mi hermano quien sonreía como un niño pequeño cuando le dan un dulce, ¿qué le pasa?

-Claro madre- Dijo sin apartar sus ojos azules de mí, odiaba que él hubiese sacado los ojos de mi padre y que mayor que yo, bueno realmente Tommy era una copia de mi padre, su piel era un color bronceado muy llamativo, su cabello oscuro como la noche, sus ojos azules se escondían detrás de unas perfectas pestañas churcas, era fanático del ejercicio así que se pueden imaginar su cuerpo, más de una de mis amigas se volvía loca por ese renacuajo -Si admiras más mi belleza te cobrare- Me dijo dándome un pequeño susto, le saque la lengua y le di lo más duro que pude con mi mochila.

Para mi beneficio chillo como una niña, mi madre nos miró por el retrovisor, sus ojos miel iguales a los míos parecían asesinarnos, yo era casi idéntica a esa mujer que se hacía llamar mi madre, mi cabello al igual que el de ella era ondulado y castaño la diferencia era que mi madre amaba llevarlo corto y yo largo, mi color de piel no era ni blanco ni moreno un punto medio, y las dos éramos igual de delgadas, mi madre tenía unas curvas demasiado definidas y pues yo solo era delgada.

-Creo que hemos llegado- Soltó mi madre adentrando su auto a ese estúpido bosque, haciendo que brincáramos de un lado a otro, esto cada año parecía peor.

DAHIANADonde viven las historias. Descúbrelo ahora