Capítulo 18

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Víspera de Navidad

Lorena

Hace mucho tiempo que no venía aquí, pero hoy lo hice.

Duele mirar hacia el suelo y pensar que allí reposa la persona que amaste y a la que le entregaste parte de tu vida.

Me siento... no sé cómo sentirme. Leer esa carta de Majo me llegó al corazón. No puedo concebir la idea de que mi bebé piense que estorba en mi vida. Que por su culpa no puedo ser feliz con un hombre, que ella no es suficiente y que jamás podrá tener un padre de nuevo.

¿Cómo pudo Esteban ocultarme eso?

Si lo hubiera sabido, me aseguraría de demostrarle a mi hija que esas ideas son erradas, que la amo y soy más que feliz a su lado. Además, ¿cómo si quiera salió conmigo sólo por sentirse en deuda con mi hija?

No soy un caso de caridad, no soy un proyecto, no necesito que alguien salga conmigo porque siente lástima por mi hija y por mí.

Jamás me había sentido tan humillada. Citas por lástima, amor fingido por compasión. ¿Cuándo pasó esto? Ni siquiera quiero pensar en si otros hombres me invitaron a salir sólo por no ver sola a la soltera del pueblo.

¿Es así como me ven los hombres?

—Hola cariño —saludo y toco tres veces la lápida frente a mí—. Lo sé, hace mucho que no venía por aquí. Perdóname. —Paso mis manos por su nombre en la lápida y las lágrimas se hacen presentes con furia—. Te extraño tanto, no estaba preparada para tu partida Javier, me dejaste y ha sido duro, difícil y doloroso. Majo, ella es tan hermosa, me encantaría que la vieras crecer y te enamoraras de su espíritu cada día —Sollozo y me recuesto en el suelo—. Me enteré de algo que me dolió, nuestra bebé... ella cree que es un estorbo en mi vida, que no soy feliz a causa de ella. ¡Qué equivocada está! Tú más que nadie sabes cuánto la deseé al momento de enterarme que estaba dentro de mí, la amé incluso cuando ni siquiera sabía que era una niña. Me duele pensar que ella cree eso de sí.

Una señora pasa y me ve con comprensión, se arrodilla a unos cuantos metros y llora sobre el nombre de otro ser querido muerto.

—Majo quiere a su padre, pero también quiere a uno que esté aquí, para ella. ¡No he podido darle eso! No sabía que ella deseara eso con todo su corazón, ha estado triste y ni siquiera me había dado cuenta. ¿Qué madre soy entonces? No puedo complacer y hacer feliz a mi hija. Nos haces demasiada falta Javi, te necesitamos, no debiste irte así. Me perdí en el momento en que te fuiste, y quiero que regreses —lloro y suplico, mi corazón cargado de toda la pena y el dolor que he llevado por años, años en los que decidí ser fuerte por mi pequeña, para sacarla adelante y para hacerla feliz—, regresa a mí, por favor. Vuelve a amarme, a amarnos. Sólo te necesitamos a ti.

La brisa empieza a sacudir las ramas de los árboles y a alborotar mi cabello, el aire seca mis lágrimas, incluso cuando apenas están saliendo de mis ojos.

—Te amo, y siempre te amaré. . Conocí a alguien ¿sabes? Es una persona buena, como tú, como Majo, como yo... pero, él sabía sobre Majo y cómo se siente. —Saco la hoja de papel con la letra y los deseos de mi hija, y la dejo sobre el pasto—. Me ocultó esto, y aceptó que salió conmigo porque se sintió identificado con Majo, sintió compasión por nosotras... me dijo que me ama. Tuvo el descaro de decir que me ama y de hacer que me enamorara de él —resoplo y las lágrimas vuelven a caer—, él dijo que me ama. Se lo dijo a Majo, a todos, pero me ocultó esto. Eso no está bien, ¿cómo puedo estar segura que en verdad me ama? Hoy es navidad, acaso sólo lo hace por cumplir el deseo de Majo, ¿seguirá amándome mañana?, no lo sé, estoy tan confundida, tan perdida, no sé qué creer o pensar.

Un Deseo Para NavidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora