Capítulo IX

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-Especial parte 1/2-

Viaje a Japón
ver. Nicolás.


— Nicolás... —sentí en susurro sobre mi oído. Sonreí al reconocer su voz.

Estos brazos tan gruesos y cálidos que rodean mi cuerpo pegándome al suyo, tan cálido, tan tibio, tan cómodo; no puedo dejar de sonreír al tenerle de nuevo así.

Pi pip... Pi pip... Pi pip...

— Agh... —bufé mientras le daba un manotazo al reloj despertador sobre el velador. Ya es hora de levantarme para dirigirme a mi nuevo lugar de estudio.

Llevo al menos dos meses en este lugar y desde que llegué, ¿cuántas veces he soñado la misma mierda? No lo sé.

Mientras me levanto de la cama, le doy una mirada a esta pieza que me dieron por la beca.

Tan moderna... Tan limpia... Tan grande...

Siempre quise una pieza así la verdad, pero, ¿por qué la siento tan vacía? No me siento cómodo.

Mientras me tomó un café antes de partir nuevamente a estudiar, ese maldito rostro barbudo se mete en mi cabeza una vez más.

— Agh... Realmente estoy... Mal weon... —golpeé mi cabeza duramente contra la mesa mientras suspiraba.

Siempre que puedo y tengo el tiempo, obvio, me pongo algo pensativo y mientras miró el cielo nublado del día, pienso que realmente eso se acabó para no poder ser arreglado weon.

A veces me parece una tontera, pero por alguna razón mis ojos se mojan sin siquiera poder alcanzar a notarlo.

Lo odio.

De todas formas... Es algo que yo mismo dejé ir. Así que soy yo el aweonao, no puedo quejarme ahora, ¿verdad?

Mientras repasaba algo de geografía para un trabajo en la biblioteca, me di cuenta que si mirara un mapa, no estamos tan lejos después de todo. Lo medí con una regla y sólo son como 17 centímetros de distancia.

Realmente hago esto para consolarme a mi mismo, pero no sirvió de nada la wea.

Apoyé mi cabeza sobre el libro mientras suspiraba pesado. Realmente lo odio por hacerme extrañarlo weon, estoy que voy y lo mato a palos conchetumare, pero la verdad, no lo mataría y esa sería mi excusa para verle.

— ¡Ahhg! ¡¿Por qué soy tan maricón por la chucha?! —grité mientras la china culia me chitaba. Menos mal estos chinos culiaos no entienden ni una wea de español.

Me acosté esa noche pensando lo del mapa y me intranquilicé aún más. A pesar de estar separados solo por esos 17 malditos centímetros, estoy solo durmiendo una vez más. Me importa una raja si estoy a un millón de kilómetros o solamente le tengo al frente como vecino, si no está aquí conmigo no vale la pena siquiera. Porque no puedo verlo.

— Quiero verte weon... —y apretando mi almohada una vez más, me dormí.

Mientras sigo sintiendo esto como un verdadero imbécil amariconao, lo único que ruego es que por algún milagro de la vida estos sentimientos vuelen sobre ese largo océano hasta llegar a él.

— Nicolás... Te extraño... —sentí nuevamente esos susurros.

A pesar de estar consciente que es un sueño más, no puedo evitar sentir mi corazón palpitar y esa enorme felicidad viajar desde mi estómago hasta mi espalda. Mi cuerpo se apretó al sentir su apretón contra mi cuerpo.

— Te amo... —abrí mis ojos de golpe. ¿Por qué...? ¿Por qué no escuché su voz cuando dijo eso? Sé que lo dijo y a pesar de eso yo...

No recuerdo como se escuchaba su voz cuando decía eso.

Vuelve conmigo aweonao -2da temporada- [ Jainico ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora