Capítulo XIII

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-Especial-



-En este momento... Ya no sé que hacer-

El dolor que oprimía su pecho, era insoportable. Nadie sabía de su sufrir, pues nunca habló.

Dio todo de él por sus amigos, riendo para no preocuparlos, esa risa que solo era un llanto aguantado.

Lleno de secretos y heridas que parecen no querer desaparecer. El dolor le lastimaba, más se negaba a dar problemas de su parte.

Esforzándose por ayudar a sus amigos, olvidándose de él mismo, terminó en lo está ahora.

Todos, que estaban atentos a sus propios problemas, nadie notó lo que pasaba por su cabeza en ningún momento.

Durante días solo fingió estar normal. Fingiendo esa sonrisa cálida que calmaba a sus amigos. Teniendo que estar presente aún para ellos porque lo necesitaban, esperando el momento adecuado para desaparecer de una buena vez.

— El Naiko es buena persona... Siempre me está ayudando y escuchando todas mis weas... ¿no cierto Naiko? —comentó Edgar mientras le miraba sonriente.

Naiko solo levantó la mirada cansada y sonrió leve, a la mirada fija y seria de su otro amigo, Bestia, que parece comenzaba a sospechar de lo que le pasaba.

— La próxima semana ya no vendré más... —comentó Bestia mientras bebía de su "botella mágica".

— Ahh... Es verdad... ¿Ya terminaste el año no es cierto? —le miró Edgar asombrado.

— Sólo si apruebo la prueba que viene po... —rió.

— Naiko... ¿Te sentí bien? —preguntó Pesho, notando el cabeceo que hacia el chico.

Naiko levantó la mirada y sonrió levantándose del pasto. Tomó su mochila torpemente y miró a todos un tanto culpable.

— Estoy cansado y no me siento bien... Creo que es mejor irme a la casa por hoy día weon... —sonrió fingidamente, como todos los días ya.

— Ah... Okey... ¿Seguro estás bien? Puedo acompañarte a tu casa si no te sientes muy bien... —ofreció Edgar a lo que Naiko negó rotundamente.

— N-no... Esta bien... Solo déjalo así por favor... Me puedo ir solo... Ni que fuera cabro chico... —rió retrocediendo un poco. Dio media vuelta y caminó hacia la salida nervioso. Las lágrimas estaban apunto de escapar de sus ojos, no quería dejar ver eso.

Su desición ya estaba tomada, y no había vuelta atrás. Tampoco quería arrepentirse. Apenas llegara a su casa, definitivamente terminaría con ese dolor, apagaría de una buena vez esa luz sofocante, para no encenderla nunca más.

Tirándose en su cama pesadamente, agradeciendo que su madre no estuviera en casa este día, espero la noche llegar.

Apretando su pecho con fuerza, rogó por favor que se le permitiera terminar con esto de una vez. El peso era demasiado. No podía más.

Sabiendo los secretos de todos, teniendo que guardar completo silencio sin poder decir nada, más sus propios problemas que no podía compartir por no querer dar problemas, le estaba pasando la cuenta.

Vuelve conmigo aweonao -2da temporada- [ Jainico ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora