Capítulo 4

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Luego de haber almorzado en el restaurante, con mis padres; pasamos toda la tarde comprándonos ropa en los diferentes locales que había.

Llegamos a mi casa a la noche y cenamos Sushi. Terminamos de cenar y mis padres se fueron a resolver asuntos de trabajo. Me fui a bañar y luego acostar. Mientras estaba tratando de dormir, iba reflexionando sobre lo que había pasado aquella mañana; el quejoso de mi padre, el hombre judío que dijo eso, y el hermoso joven judío con su mirada dulce. Había algo que no entendía ¿Por qué él me miraba de esa forma? Me miraba con esos ojos oscuros que me enamoran, y esa cálida mirada ¿Acaso el me odiaba por no ser de su cultura? ¿Por eso me miraba de esa forma? porque, ¿no era judía? No lo entendía. Luego me dormí. Al siguiente día era lunes y tenía que regresar a la escuela.

Luego de toda la semana escolar; llegó el fin de semana. Era viernes. Había llegado del colegio y me fui a dar un baño de sales. Luego le pedí al chofer que mañana me llevará a dar una vuelta por los locales de tienda, que había cerca de donde esperamos la grúa. El chofer me dijo que si. Mis padres al siguiente día tenían que irse a la empresa a solucionar temas de trabajo. Tranquilamente podía pasar toda la tarde en los locales de ropa, acompañada del chofer.

Me fui a dormir reflexionando en lo que había pasado con el joven, lindo, judío, también su padre, y mi padre.

Al día siguiente me desperté fui a bañarme, desayuné y me fui con el chofer, a comprarme ropa. En el viaje iba escuchando música cristiana, mientras meditaba un poco.

Llegamos y empezamos a caminar por aquellas calles. Mientras íbamos mirando las vidrieras, yo me entretenía mirando la ropa clásica de mujer. El chofer miraba la ropa de hombre deportiva.
Caminamos y caminamos. Hasta que la familia judía, pasó por en frente de nosotros. El chofer estaba entretenido comprándose zapatillas. Acepté la ocasión y me acerqué a el joven judío, mientras se alejaba y le dije:

-Espera, quiero pedirte perdón, en nombre de mi padre, lo siento mucho.

El no respondió, así que le pregunté:

-¿Cómo es tu nombre?

A lo que el me respondió:

-Ashir, ¿el tuyo...?.- dudó unos segundos

-Olivia.- le respondí riendo

El no me dijo nada, simplemente se fue.

Estaba sonrojada.

El diario de OliviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora