Reino animal

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Regresé con mis amigas cuando llegamos al parque, yo estaba en otro camión (contigo) porque ya no cabía en el camión de mi grupo, por eso me mandaron al tuyo.
Por eso tuve la oportunidad de decirte algo.
Por eso te escribí.
Por eso dijiste que si.
Aaaaaaaaaay no puedo dejar de emocionarme con eso.
Tal vez ahora todo vuelva a ser normal.
De lo que estoy segura es que no habrá incomodidad.
No habrá desvelos.
No me dará esa clase de vergüenza cuando pase a tu lado.
Sólo seremos tu y yo.
Otra vez.
-Otra vez - Dije en un suspiro.
-¿Qué? - Dijo Vale.
-Nada - Dije un poco bajo con una sonrisa en la cara.
-Ya concéntrate ¡mira la pantera! - Dijo Azul completamente maravillada por una pantera detrás de la reja del camión, la miraba directamente y ella a la pantera.
Vale me miraba como si sospechara algo de mi, abrió la boca para preguntar algo pero no dijo nada porque el pequeño camión dio un enfrenón fuerte y muchos caímos.
Una buena parte del resto del día vi animales junto con mis amigas hasta que llegó la hora de la comida, nos llevaron a una parte donde podíamos comprar comida y snacks.
Ya que escribí esto iré a la tienda.

***
A partir de aquí no se narra como si escribiera en la libreta, es como si pasara en tiempo real
***

Todo estaba extremadamente caro así que terminé comprando unos nachos con queso derretido y un Lipton de té verde con limón.
Al salir de la fila enorme, en la que perdimos más de la mitad de tiempo que teníamos para comer, lo vi sentado, en una de las bancas más cercanas a la fila, platicaba con alguien y escuché que dijo que se le antojaban unos nachos pero que ya no llevaba dinero.
...Yo traigo nachos.
¿¡Y ahora qué hago!?
Tranquilízate sólo tienes que ofrecerle cuando llegues ahí.
Voy lento porque hay más gente en frente.
Lo veo y si voltea me volteo, si yo volteo él se voltea.
¿No habíamos acabado con incomodidades?
Cada paso que doy me hace ponerme más nerviosa, mis manos comienzan a sudar.
¿En serio le voy a dar de mis nachos?
Hace mucho que no le convido nada, esto me hace recordar algo que me dijo hace unos años.
Un largo recuerdo viene a mi mente.
Era primaria así que salíamos a las 2:00 pm, era la 1:50, la maestra dejó de dar la clase y nos dijo que guardáramos nuestras cosas.
-¿Alguien quiere?
-¡Si! - gritaron algunos
-¡Yo! - gritó la mayoría... Incluyéndolo
-¡Dame! - gritaron unos cuantos, los más salvajes, mientras ya corrían hacia mi con ansia de un Ruffle.
Todos pasaron y a todos les di de mi precioso paquete de Ruffles.
Salimos del salón cuando sonó la campana, platicaba con mi amiga Yetzi mientras comíamos lo que quedaba de las papitas.
-¿Quieres jugar Club Penguin hoy? - me preguntó con un tono y cara a la que nadie se resistiría... De todos modos si no la hubiera hecho, le diría aún así que si, es Club Penguin ¿Que querían? Iba en primaria ¿¡Si!?
-Sip.
-¿Como a qué hora?
-Las ocho está bien ¿no?
-Ajá - dijo Yetzi terminado de masticar - y ¿en qué servidor?
-Ballena azul, o tú dime - Ballena azul era donde casi siempre nos conectábamos.
-Si está bien ese... ¿Me das otro?
-Ya te dije que agarres los que quieras, si es mi bolsa es tu bolsa.
-Jeje...
Le acerqué la bolsa de Ruffles pero alguien más metió su mano antes que ella... Yo sabía de quien era esa mano, siempre me gustaron las suyas.
-¡Hey! ¿Qué te pasa? - gritó mi amiga enojada, con un tono agudo, el ceño muy fruncido y la cara algo roja... Es fácil desesperarla.
Se oyó una pequeña risa - Nada - de nuevo una risa y el típico sonido que todos hacemos al jalar más aire para poder seguir riendo - No son tuyas  y tú si me das ¿verdad?
-Ah... Sssi pero Yetzi estaba por agarrar- contesté algo nerviosa porque pues... Era él.
-¡Uy! ¡De verdad me chocas! - Le gritó Yetzi.
-Yetzi tranquila - En verdad me preocupa que se ponga así, un día le puede pasar algo por los corajes que hace.
-Pues es que ¡él! - se agachó para tomar su mochila - Te espero arriba - dijo dirigiéndose a mi pero lanzándole una mirada de odio a él, después se fue rápido.
Quería decirle que ese día no subía, me tocaban clases de hawaiiano, esperé que se acordara arriba ya que estuviera calmada.
-Es muy enojona ¿no?
Lo único que hice fue subir lo hombros ¿qué le decía? ¿Que si? Pero Yetzi es mi amiga ¿que no? Es que se desespera muy fácil no podía decir que no.
-Bueno... -dije alargando la "o" - ¿quieres una más?
-¡Si!
-Toma, t-toma más de una si quieres.
Al meter su mano derecha al paquete lo hizo con brusquedad, por su desesperación de Ruffles, pero su mano izquierda tomó la bolsa con delicadeza para que no cayera de mi mano... También tocó mi mano.
Abrí los ojos mucho pero rápidamente los regresé a la normalidad, creo que lo hice, porque no puede darse cuenta que un simple toque me hace poner nerviosa, mi mano comenzó a sudar y el paquete a resbalar, ay Dios ¡apúrate!.
El momento se hacía eterno para mi, él seguía sacando algunos Ruffles con extrema calma.
Su mano izquierda seguía tocando mis dedos.
Cuando por fin sacó 3 papas se las comió de un bocado.
En realidad no sé cuánto tardó en sacar eso pero siento que fue demasiado para que se las haya terminado en 5 segundos. Posiblemente también tardó 5 segundos en sacarlas pero yo no lo sentí así.
-Gracias.
-Si - contesté algo bajito y agachando la cabeza ¿si me puse roja? Él no puede verlo.
-Jamás podré ser como tú - me dijo y me confundió.
-¿Cómo? ¿De qué hablas?
-Es que tú eres muy buena, demasiado.
-¿Por qué lo dices?
-Yo nunca daría de mis papitas así, a todos los que quieran.
-Jajajajaja - no pude evitar reírme - eso no es nada, sólo son papitas.
-Pues si pero son tus papitas - dijo remarcando la palabra "tus".
No dije nada más ¿qué más podría decir? Bueno seguro a cualquier persona se le ocurriría algo pero a mi no, mi amigo, el que además me gustaba, había opinado algo bueno de mi que ni si quiera esperaba. Así que sólo me le quedé viendo, sonriendo y arrugando el paquete de papitas casi vacío, espero que no se haya dado cuenta que era por nerviosismo.
Nervios causados por él.
-En serio no podría.
-¿Quieres otra? - dije extendiendo el paquete hacia él.
-No ya cómetelas tú, son tuyas ya te dije y casi no haz comido, yo ya me las hubiera acabado.
-Oye ¿me das más? - preguntó un niño que acababa de salir de la tiendita con un paquete de galletas, ese niño se llamaba Carlos y él es el que había tomado más Ruffles que todos los demás, aún así ya estaba volteando para darle.
-No, esas ya son de ella - contestó él con voz grave y dobló mi paquete antes de que Carlos agarrara.
-Bueno - dijo sumiendo el cuello, encorvándose en exceso, pareciera que también sumió los ojos, y después se fue.
-No debes de decir que si a todo - me dijo con la cara tierna que sólo he visto en él, porque además de ternura refleja protección, también de alguna forma se sigue viendo su chispa traviesa y en sus ojos se nota la espera a que yo entienda su consejo y diga que si - además el ya comió un buen y no sólo de tus papas.
Me reí pero no de las risas largas, de esas que sólo son como si reaccionaras a algo, que saltas un poco y no se escucha nada de risa o a veces un pequeño "ja".
-Bueno ya hay que subir.
-Yo me quedo.
-Cierto.
-No digas que si sí alguien más te pide ahorita y ya come esas.
-Okay - dije otra vez agachando la cabeza.
-En verdad no sé cómo le haces para no golpearlos ¡Son tus papitas!
-Pero yo les ofrecí - dije entre risas.
Suspiró
-Nos vemos mañana - me dijo con unas palmaditas afectuosas en la espalda.
Me giré sólo para ver como se iba y despedirnos de lejos con la mano como muchas veces lo habíamos hecho, cuando subía las primeras escaleras donde lo perdía de vista.
Las comenzó a subir y yo me acerqué a la bardita de piedra que separaba esas escaleras del patio.
Por fin ya se iba y se espero justo en la esquina para pasar al siguiente patio.
Justo en la esquina donde después lo perdería de vista.
Me sonrió y se despidió con la mano, yo le sonreí y también moví mi mano en señal de despedida, él se fue.
Giré y me apoyé de espaldas en la barda, me puse a pensar en cómo se sintió cuando tocó mi mano al sacar papitas, después recordé su consejo, aunque no nos diéramos cuenta en ese momento  siempre hacíamos cosas así, aconsejábamos al otro y lo protegíamos, podía ser de cosas simples pero en verdad significa mucho para mi hasta la fecha.
Di un paso y me separé de la barda para ir al salón de baile pero sentí un tirón en mi coleta y luego sentí como todo mi cabello se estrellaba en mi cara, volteé y alcancé a ver como escapaba corriendo las últimas escaleras, alcancé a ver su sonrisa traviesa y su mochila rebotando por su prisa. No hice nada más que sonreír y ahora si ir a mi clase.
¿Qué pasa si ahora le doy?
Obviamente nada malo pero después de tanto tiempo no sé que decirle, un simple "¿quieres?" Estaría bien pero después ¿qué?
¿Dirá lo mismo? No obvio no pero ¿dirá gracias? ¿Me sonreirá? Para empezar ¿aceptará un nacho?
¿Sentiré los mismos nervios? Tal vez más.
¿Sentiré un cosquilleo si me toca la mano?
Quiero darle pero... ¡Basta! Somos amigos de nuevo ¿no?
Sigo un poco lejos de él, Azul me viene platicando algo pero sinceramente me perdí hace mucho.
Volteo a verlo y me doy cuenta que también tiene un Lipton, si hubiera comprado sus nachos estaríamos iguales... Qué coincidencias ¿no?
Subo un poco la vista y me topo con sus ojos obscuros.
¿¡Por qué estaba viéndome justo en ese momento!?
Me encanta su mirada, por el momento no me dice nada, pero simplemente me gusta, además sus ojos brillan al ser obscuros y me causa un ahahdkkajsgga no sé, creo que los ojos obscuros brillan con algo especial, y si expresan alguna emoción son muy tiernos... Para mi más los de él.
Pero ¿qué tanto pienso? Nos hemos quedado viendo a los ojos todo este tiempo pero sin ninguna expresión ¿es un avance?
Él quita la mirada y la clava al frente de donde está, además noto como menciona un "ajá" para que su amigo sepa que le presta atención.
Llegaré con él en cualquier momento, sólo debo detenerme y ofrecerle nachos a él y al chico de a lado, obviamente también le ofreceré ¿quién no lo haría? Si se ofrece a uno se ofrece a todos, es cortesía. La fila de quinientos niños está en frente de esa banca, donde él está sentado, no sé porqué se sienta ahí, yo no lo haría, son muchas personas que podrían verme comer y pues no, qué pena.
Antes de llegar una chica en la fila me habla:
-Ay oye - un tono demasiado fresa sale de ella - ¿me das un nacho?
-Si - le extiendo mi plato - toma
La chica es morena y de cabello chino, tal vez sea fresa pero no cae mal, también es más alta que yo así que mira para abajo y su boca está abierta.
-¿En serio?
-Emmm si.
-¡Ay qué amable! Gracias - después se ríe... Hasta su risa suena algo fresa pero me hace sonreír.
-No, no hay de qué.
Después de eso todos los que están formados detrás de ella y la chica de enfrente voltean hacia mi, me recuerdan a las gaviotas de Buscando a Nemo, okaaaay sé lo que viene, adiós plato de nachos fue un placer conocer su queso pero es tiempo de que otros se enteren de su deliciosura.
-¿Me das uno?
-Oye ¿puedo?
-¿Me das?
-¿Me das uno?
-Si - muchas manos diferentes comenzaron a tomar de mis nachos.
-¡Corre! -grita Azul, me toma del brazo al igual que a Valeria y empieza a correr.
-¡No! Está bien Azul.
-Emmm yo si me voy - las dos volteamos a ver a Valeria - ¿Qué? - dijo en un tono agudo, cerró un poco los ojos y subió las manos con las palmas extendidas, el gesto que muchos usan al preguntar "¿Qué?", como si no pasara nada - Hay mucha gente aquí.
Valeria se fue pero Azul se quedó conmigo y me dijo:
-Pues te espero.
Si le di a todos ellos no me debe de dar pena darle a él ¿cierto? Después de esto caminaré hasta a él y le preguntaré si quiere uno... No mejor sólo le extenderé el plato ¿o le digo que escuché que quería y que agarre los que quiera? No mejor si, sólo le extiendo el plato.
-Oye amiga ¿si me das uno? - preguntó un niño alto tocándome el hombro.
-Si, jeje, perdón - sonreí y le di nachos.
Unos cuantos más tomaron y sorprendentemente quedó como medio plato de nachos.
-¿Ya? - preguntó Azul con cara tierna.
-Sip.
Nos fuimos y nos sentamos en la mesa que Vale había apartado, dos niñas más ya estaban sentadas ahí, una de ellas era Ximena la otra se llama Irlanda.
Hablamos un rato y...
-¡No! - grito y me doy con mi propia mano en la cara.
-¿Qué? ¿Qué onda? - dijo Azul viéndome raro con los ojos muy abiertos, las demás se reían pero también me veían raro.
-No le di, estaba ahí y no le di.
-¿De qué hablas? - preguntó Valeria.
-No entiendo nada mujer - dijo Ximena, Irlanda sólo rió.
Se me olvidó después de darle a media escuela ofrecerle nachos a él ¿¡qué hice!? ¿Por qué? Ahora creerá que lo hice a propósito ¿no? ¿Por qué arruino las cosas? Todo podría haber ido mejor, ay no ¿¡por quéeee!?
-Le iba a ofrecer nachos...a...a él.
-Uuuuuuuuy - dijo Ximena.
-¿Y luego? Preguntó Azul.
-Se me olvidó que estaba ahí sentado - señalé con mi dedo pulgar hacia atrás de mi.
Azul y Ximena se dieron con la mano en la cara, Irlanda seguía riendo y volteó a ver hacia donde había señalado, Valeria se había quedado con la boca un poco abierta y los ojos entrecerrados.
-¿¡Así cómo quieres men!? - gritó Valeria un poco desesperada.
-Meeeeeeen - dijo Azul burlándose.
-No digas nada, tu ni si quiera le ofrecerías a ya sabes quien - me quise defender.
-Claro que... - Valeria iba a decir algo pero la interrumpí.
-O bueno si, tal vez si le ofrecerías pero quien sabe si te atreverías.
-Exacto, no digas cosas que no men - dijo Vale un poco enojada, pero casi sin abrir la boca, casi como si quisiera que no la oyera, así que era difícil comprenderla - Pero sería por eso por nervios al...al hablarle, ¡no porque se me olvidó men!
-Ya dijiste mucho "men" - dije riendo.
-Ay - Valeria movió rápido la mano derecha como dándole una cachetada al aire - deja - dijo con los ojos entrecerrados, encorvándose y cruzando sus brazos.
-Si ya tranquilízate pareces nigga - dijo Azul.
-Ey ey, no les digas así a los morenitos - dije porque no sé si sea correcto que nosotros les llamemos así.
-No lo dije en mala onda.
-Okay.
-Oye pero ¿dónde está? - preguntó Irlanda.
-¿Quién? - pregunté.
-Pues él, ¿de quién estábamos hablando eh?
-Ah jeje, allá atrás en una banca frente a la tienda.
-Yo no lo veo.
Volteé para decirle a Irlanda dónde estaba exactamente, lo busqué con la mirada y lo encontré luego luego.
-All... - no terminé de decirle, ni señalar, ni explicar, ni nada porque me encontré con sus ojos, regresé rápido la mirada a la mesa, seguramente ya estaba roja.
-Ah si ya lo vi - dijo Irlanda como si nada.
-¿Y ahora tú? - me preguntó Ximena.
-Él me estaba viendo cuando lo vi - todas se rieron.
¿Qué les pasa? Sólo se ríen de mis desgracias. Bueno si ya sé, exagero, pero esto es importante ¡y ellas sólo se ríen!
Ahora sabrá que lo volteé a ver a él ¿qué tal si piensa que me gusta? ¿Por qué lo vería así nada más? Qué vergüenza, estoy arruinando todo, primero no le doy nachos y ahora parece que lo espío o algo por el estilo.
No espera, si ya somos amigos de nuevo no tendría nada de malo verlo, pero entonces ahora va a sospechar por voltearme rápido ¿si piensa que me gusta? ¿Qué tal si piensa que me cae mal y lo del camión fue por otra cosa?
Dios mío ¿por qué tenía que voltear justo en ese momento?
Qué vergüenza, qué pena.
-Estás rojita - dijo Ximena en un tono burlón.
-Ya casi acaba el tiempo de comer... ¡Acábense los nachos! - dijo Vale y todas tomaron nachos como desesperadas.
¿Por qué volteé a verlo? Ahora quien sabe que pensará de mi.
Bueno... Todavía queda paseo por delante.

Si estuvieras aquí conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora