Regresé y tú ¿también?

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Por fin hoy regresamos a clases, logré sobrevivir a las vacaciones aún contigo en la cabeza.
Me desperté con mucho tiempo de sobra, tanto que ya estaba vestida y arreglada cuando mi mamá todavía no, así que decidí volver a dormir, media hora después mi mamá entró a mi cuarto gritando:
-¡Niña! Levántate ¡Ya es tarde! ¡Qué te levantes!
-Ya
-¿¡Me oyes!?
-Que ya estoy lista -contesté con cierta molestia.
-¿¡Entonces por qué no estás en la sala!? Si llegamos tarde no te quejes que va a ser por ti.
-Pero si tu fuiste la que se tardó...
-¡Y resongona! Qué pésima hija tengo, ¡siempre me echas la culpa! ¡Con hijos así! ¡¿Quién quiere enemigos!?
Después de los gritos de mamá salimos corriendo al estacionamiento, el coche del vecino estaba detrás del nuestro, mi mamá subió corriendo a tocar el timbre de su departamento y la señora que le ayuda con la limpieza abrió la puerta y dijo:
-Se está bañando, esperen.
Noooooooo.
-Lo que nos faltaba - dijo mi mamá mientras bajábamos las escaleras - ¿Quién se cree para estarnos encerrando con su camionetota? ¿Qué cree que tenemos su tiempo? ¿¡Quién se cree que es para creer que dependemos de si sale de bañarse o no!?
Llegamos al coche.
-Mamá
-Siempre me la hace este vecinito ¡Siempre!
-Mamá
-A pero cuando llegue me va a oír, ¡me va a oír!
-Mamá
-¿¡Qué!?
-Ya está subiendo a su camioneta
-Oh emmm... Qué bueno, por poco y me conoce enojada.
Mientras me di un facepalm mental (ya que si lo hacía físicamente no me iría bien con mi mamá) me puse el cinturón y dejé caer mi cabeza en el asiento, mamá sacó el coche y el vecino (que por cierto se llama Paco, aunque mi mamá nunca le diga por su nombre) gritó:
-¡Yo le cierro vecina! - refiriéndose a la puerta.
Mamá bajó el vidrio de la ventana y gritó:
-¡Gracias! - regresó la vista al camino - Menos mal.
En el camino mamá aceleraba y luego disminuía la velocidad bruscamente porque rebasaba por momentos los 50 km/h permitidos, mientras decía algunas palabras entre dientes y otras gritando.
En el reloj del coche decía que eran las 7:32 pero por alguna razón las puertas de la escuela seguían abiertas, gracias Dios.
Corrí, iba tarde, tenía que llegar ya al salón de inglés pero ni si quiera había sacado mis libros del locker, que está en mi salón normal.
Pero hice más lento mi paso porque... Me acordé de ti, lo más probable de camino al salón de inglés era cruzarme contigo y estaba ansiosa por ver tu sonrisa, escuchar tu hola y saber que todo había salido bien, porque sabía que después del pequeño mensaje y ese día con el Wii todo estaba bien, o de eso me había convencido durante las vacaciones, confiaba en que éramos amigos de nuevo porque después de jugar, al despedirnos y en lo que nuestros papás tenían su propia y larga despedida, pusimos condiciones. Sé que la amistad no se debe condicionar pero ese día tenía todavía mucho miedo de que volvieras a ignorarme, de que volviéramos a apartar la mirada; nuestros papás en el pasillo y nosotros todavía en el sillón, juntitos, entre susurros tuvimos una pequeña conversación:
-Oye - comencé después de un rato de sólo mirarnos - ¿Te acuerdas... De primaria? ¿Cuando todos éramos amigos de todos?
Soltaste una pequeña risita - Si.
-Bueno... ¿Podemos ser amigos como ahí?
-¿No somos amigos ahora?
-Em si -dije un poco sorprendida- sólo que quiero confiar como antes -hiciste una cara extrañada, que no supe descifrar del todo bien- no es que no confíe en ti -dije subiendo la voz a un tono normal, aunque me dio mucha pena porque seguro lo alcanzaron a escuchar nuestros papás, así que la volví a bajar- ni nada es ... Sólo... Que es... Diferente.
-Yo... - comenzaste con una cara algo decepcionada, lo que me dolió un poco, y ya no pudiste continuar, no supiste como.
-Se supone que está mal condicionar cosas y más... Cosas comooo... La amistad, pero quiero poner unas cuantas condiciones -pude notar que no te esperabas eso- bueno en realidad -dije volviendo a aumentar la voz, que de nuevo volví a bajar en seguida- son sólo dos -me veías- bueno para empezar... -me apené bastante al notar de repente que te había tocado el hombro y por un momento me arrepentí de haber abierto la bocota, hasta que me sonreíste un poco tiernamente como diciéndome que estaba bien- si dejamos de llevarnos bien que sea por nosotros, no por cosas que pasen gracias a alguien más, tampoco por nuestros papás -hice una pequeña pausa, tu no decías nada así que continué- la segunda es que no sea por cositas tontas, que sea por una buena razón -noté que levantaste una ceja- b-bueno... Por ejemplo cuando entramos a secundaria todos nos empezamos a separar y de un día para otro ya nadie hablaba, aunque todos decían ser amigos, presumiendo con los demás que nos conocemos desde hace años.
-¿Todos?
-Sí... Edgar, A...
-Si ya entendí, es que yo no lo había visto así.
-¿Entonces?
-No sé, se me hizo normal, tú sabes... Esta escuela es mucho más grande y todos nosotros somos diferentes, pero yo decía eso, aunque, bueno tal vez era la costumbre de llamarles así por años.
-Tal vez...
Todo era más fácil cuando el salón sólo tenía 12 personas, no lo dije, la incomodidad volvía.
-Mis amigos dicen... Cosas, cuando nos llegamos a saludar.
-¿Qué cosas?
-Es que se les hace muy raro que seamos amigos porque somos muy diferentes.
Pensé en cómo pueden considerarnos amigos sólo por decirnos "hola" un par de veces mientras que la mayoría de los días nos ignoramos olímpicamente, pero después no pude evitar sentir ternura y derretirme un poco por dentro porque nos consideran amigos, tú me considerabas tu amiga y yo no lo sabía.
-Diferentes...
-Bueno es que ellos creen que eres muy seria, callada y cerrada.
Tal vez ¿Y? La gente se burla de casi cualquier cosa que pasa, prefiero simplemente escuchar... E imaginar otras situaciones. Que por cierto no incluyen escenas románticas y tiernas contigo ni mundos alternos con magia y superpoderes ¿ok?
-Emmm creo que si.
-Pero sí.
-¿Si?
-Las condiciones.
¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
-¿Sí?
¿En serio no se me ocurría otra pregunta?
-Sí -dijiste riendo un poco.
Dejavú, lo sé.
Regresando al mundo, me di cuenta que ya casi llegaba a las escaleras que tenía que subir, con una sonrisa boba que esperaba nadie hubiera visto, iba a empezar a correr otra vez porque ya casi no había gente fuera de los salones, cuando oí tu voz detrás de mi.
-Hola.
Me emocioné demasiado, estaba pasando, me saludaste... Porque si.
Volteé feliz, subiendo la mano eufóricamente, hasta que la detuve de golpe y acaricié mi coleta disimuladamente, mi sonrisa se había borrado, mis labios quedaron ligeramente abiertos sin saber si decir algo o no.
El saludo no había sido para mi, Beto había respondido con otro hola, y golpeado tu espalda amigablemente, caminaron un poco y se quedaron al pie de las escaleras.
Decidí seguir mi camino, sin dejar escapar algunas lágrimas, sin mucho ánimo, los rodeé con la mirada gacha para poder subir las escaleras, fui pronto a mi locker y saqué sólo los libros de inglés, ya sin importarme lo de las otras dos clases antes de recreo, tenía prisa y no quería volver a cruzarme contigo.
-Thank you -le dije a la Miss de inglés que me había dado permiso de pasar por mis cosas y salí del salón.
Abracé mis libros con el brazo izquierdo y con el derecho cargaba mi estuche, por el barandal vi de reojo como subías las escaleras platicando con Beto y apuré el pasó, bajé 3 pequeños escalones para llegar a mi salón, al correspondiente para mi grado de inglés "PET" con Miss Isabel, me paré en la línea que separa al piso del pasillo del piso liso y limpio del salón.
-M... - comencé la pregunta pero la maestra me interrumpió.
-Hi! Sure! You can come in.
-Thank you -dije sonriendo, tal vez no estaba de muy buen humor pero cualquiera te puede hacer sonreír con simples gestos y detalles hasta inconscientes como que ellos estén alegres.
Tomé mi lugar hasta atrás, detrás de Thamara y a un lado de donde debería estar Valeria que había llegado tarde.
Unos segundos después entraste al salón a penas a tomar tus cosas del locker, las sacaste, tomaste tu estuche que estaba en tu banca, recogiste en un movimiento extremadamente lento tu lápiz y mientras levantaste tu vista en mi dirección, abrí mucho los ojos y me volteé lo más rápido que pude, abrí mi cuaderno rápido, tomé una pluma y empecé a escribir la fecha como loca, escuché que hablaste.
-Thank you teacher -dijiste con tu tono normal, despreocupado y algo burlón, con una gran sonrisa.
Al girarte en la puerta tu mirada pasó por la mía unas milésimas de segundo y aunque sabía que no me verías más, terminé de poner la fecha fingiendo no haberte puesto atención. Esta última actuación, ahora que lo pienso fue más para mi que para ti, tu mirada no iba a traspasar la pared y lo sabía, lo que quería era que eso no hubiera pasado y olvidarlo rápidamente, aunque obviamente eso no pasó, y aquí me encuentro escribiendo ese hecho, intentando dejar una carga pesada en las palabras, dejar algo, algo que no sé que es, no puedo ver cómo esto me librará de ese algo pero lo hago ¿de qué intento deshacerme? ¿Del recuerdo? ¿De la sensación? ¿De ti?
La maestra comenzó a dar la clase.
-¿Qué tienes? -me preguntó Thamara.
Hasta ese momento me di cuenta de que habían pasado varios minutos, había un apunte completo en el pizarrón y la indicación de hacer unas cuantas páginas de uno de los libros. Mi cuaderno no tenía más que la fecha, con letra un poco desastrosa.
-Nada -dije poniéndome derecha intentando ser convincente.
-Pero tienes la mirada perdida y eso no es normal en ti ¡Eso lo hago yo!
-Thamara por favor -dijo Miss Isabel regañando un poco a Thamara.
-Sorry teacher -dijo Thamy un poco roja, aunque no dejó de hablar, bajó la voz- ¿estás bien?
-Si - dije sonriendo.
Ella se volteó no muy convencida.
En otro momento se lo contaría, tenía que concentrarme en no pensar en ti.

En otro momento se lo contaría, tenía que concentrarme en no pensar en ti

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