Capítulo 1. Fuerza Bruta.

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Como siempre, me encuentro entrenando habilmente con mi compañero Isaac, una patada aquí, un puñetazo acá y ¡bham!, logro derribarlo.

--¡Wow!, si que has mejorado dhampir.

Me dice Isaac.

--Gracias, pero al parecer debes entrenar mucho más tú -le dije mientras recogía mi cortina de cabello en una coleta--. Y mucho.

--Si que eres buena eh --dijo con voz ronca mientras me miraba de pies a cabeza, prácticamente desnudándome con la vista--. Uuuh siií.

Rodé los ojos.

En general, los dhampirs gozamos de buenos beneficios, también como de buen cuerpo gracias a nuestro entrenamiento. Esto nos beneficiaba a todos, incluso con mi estatura mediana y mis lindas curvas.

--¿Entonces qué?.

Me pregunta Isaac.

--¿Mmmm?.

--Como qué mmm, que si no quieres estrenar conmigo el hotel que vimos la otra vez.

--Sigue soñando idiota --le dije con risa sarcástica--. Además, muy pronto me asignarán a mi humano a cuidar.

Agregué dándome la vuelta para dirigirme a la escalinata de lazo, tenía una altura de alrededor de 12 metros.

--Ya... está bien sólo bromeaba --dijo con una risa mientras se levantaba dirigiéndose conmigo a la escatinata--. ¿Revancha?.

--¡Por supuesto!, veamos si esta vez me puedes ganar --le dije con mirada desafiante.

--Pero... ¿qué te parece si peleamos en la escalinata? --propuso.

--Okay, las colchonetas absorverán el impacto, pero nadie te quitará lo morado del cuerpo --agregué riéndome.

--Riete todo lo que quieras --dijo con una mirada de aires de superioridad--. Esta vez te tiraré.

--Ajám... ¿cómo me tiraste la otra vez?-- le dije con mi voz sarcástica.

--Ok, ok, esta vez si te tiraré --dijo con voz irritada.

--Entonces deja de hablar y ponte manos a la obra abuela.

--Bien a la cuenta de tres... --empezó a contar--. Uno... dos...

Antes de terminar de contar, hizo trampa y empezó a escalar.

--¡Tres! --terminé de contar por él.

Empecé a escalar velozmente por la cuerda, alcanzándolo en cuestión de segundos y dándole una patada en un costado, él se sujetó con una mano e intentó darme un puñetazo que logré esquibar a tiempo, se volvió a sujetar bien y empezó a ascender nuevamente, le dejé de golpear siguiéndole nada más.

Una idea brillante llegó a mi mente, casi me podía imaginar la sonrisa traviesa que se empezaba a dibujar en mis labios.

Cuando ibamos por los 10 metros de altura, me sujeté bien con ambas manos y puse todo mi peso en mis pies, a la vez que giraba y golpeaba en el pecho a Isaac con un golpe firme, logré que se soltará de su cuerda pero fue rápido para sujetarse de mi tobillo, con mi otro pie libre me lo pude quitar de encima logrando tirarlo al suelo finalmente, me deslicé rápidamente por la cuerda y llegué a donde estaba tirado.

--¡Auch!, perra --me dijo mientras hacia gestos de dolor.

--Yo también te quiero camarada --me incliné para darle un beso en su cabello de color negro--. Lo siento pero tampoco me has derrotado en ésta ocasión, pero mira el lado bueno, tendrás un lindo tatuaje estilo moretón de 12 metros... oh no, me equivoqué, es de 10 metros --dije mientras observaba como se sovaba la espalda.

--Ya... eres una bruta princesa.

Yo era la princesa dhampir, pues mi padre era el rey guardian dhampir. Después que mi padre murió, la mayoría de dhampirs se negaban a que debia proteger a un humano, pues según ellos debia estar en el trono, rechacé esa oferta pues queria cobrar venganza de los strigoi.

--Fuerza bruta camarada --le dije mientras le guiñaba un ojo--. ¿Quieres ir al comedor?.

--Mmm, con el golpe creo que se me fue el hambre, vé, al rato te alcanzo, me quedaré aquí tirado un poco.

--Bien nos vemos Isaac.

Mientras me dirigía hacía el comedor, me encontré con Josua el lider dhampir, él había sido mi tutor desde que mi padre había fallecido. Joshua era bastante alto y fortachón (por no llamarle ponchado), tenía piel oscura y bronceada y cabello corto de color negro, a la vista de cualquier humano él parecia intimidante, pero en el fondo él era mejor que el pan.

--¡Que hay de nuevo Jade! --me saludó Josua.

--Hola Jos... ¿has sabido algo de mi madre? --le pregunte, siempre era la misma pregunta que le hacia, aún tenia esperanzas de encontrar a mi madre con vida.

Antes de contestarme Josua negó con la cabeza.

--Nada... mira Jadenisse, creo que deberias hacerte a la idea de que a estas alturas es fácil que ella esté muerta o que se halla transformado en strigoi --me dijo con mirada seria.

--Estás siendo muy directo camarada --le dije con voz cortante y miré hacia otro lado.

--¡Es solo que debes entenderlo de una vez, maldita sea! --gritó.

--¡Basta! --grité, pero él me ignoró y continuó.

--¡Ella ya no esta!, ¡debes dejar de vivir en una fantasía imposible!.

--¡Basta ya! --grité aún más fuerte de lo que mi voz de mezzosoprana me lo permitía.

--¡Ella jamás regresará!.

Y como era de esperarse, mi molestia e ira explotarón como cuando se enciende una granada.

Apreté mis puños y golpeé fuertemente una pared de espejo transparente, tal era mi ira, que ni siquiera noté el dolor en mi mano al clavarseme trocitos de vidrio.

--¡Jadenisse! -grito preocupado de mi mano y al mismo tiempo de mi reacción--. ¡Vamos con la enfermera!, necesitas ayuda --dijo mientras señalaba mi mano ensangrentada.

--¡Yo puedo sola camarada! --dije con la voz llena de ira y me alejé de allí, dejándolo con la palabra que fuese a decir en la boca.

Princesa Dhampir. Razas De Sangre. Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora