Capítulo 5. Pesadilla.

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Eran cerca de las 2:30 am cuando escuché que abrían la puerta de mi habitación, yo ya tenía mi plan, o mejor dicho mi trampa preparada, en mi cama tenía unas almohadas envueltas con cobijas. En realidad parecía que había alguien dormido allí. Me coloqué silenciosamente detrás de la puerta de mi habitación, no sin antes traerme conmigo una sábana para cubrir el brillo que emitía mi uniforme. Enseguida pasó frente a mí una instructora, su nombre era Azela, ella ni siquiera se percató de mi presencia a un lado, se dirigió directamente hacia mi cama, donde arrojó el bulto que yo había creado, se sorprendió mucho cuando se dio cuenta que eran almohadas, aproveché su distracción para cerrar de un portazo la puerta de mi habitación, arrojé a un lado la sábana que cubría la luz de mi uniforme y me avalancé sobre ella, lanzándola al suelo mientras inmovilizaba sus manos y la estacaba finalmente.

--Buen plan, felicidades, conmigo van dos que atacas verdad --dijo mientras se incorporaba.

--Sii, em ¿como lo sabes?.

Le pregunté, por un momento pensé que ella era psíquica o algo por el estilo.

--Me encontré con Oscar, y dijo que podrías ser letal --dijo mientras trataba con intentos fallidos de aguantar la risa.

En ese instante recordé que casi le quebrava los huesos a Oscar.

--Oh --susurré.

Sin decir nada más, Azela se fue. Recogí una almohada que estaba en el suelo, la puse en mi cama y me dispuse a dormir. Esa noche no hubo más ataques "strigoi".

Eran cerca de las 6:48 am cuando desperté, cepillé mi cabello y esta vez decidí dejarlo suelto, me dirigí hacia el comedor.

Iba corriendo con mi estaca en mano, cuando por el pasillo que guiaba al comedor, salió de repente Oscar y trato de atacarme ...¡¿DE NUEVO?!. Me paré bruscamente, para tomarlo rápidamente de su chaqueta Armani y estrecharlo fuertemente contra la pared de vidrio que había roto anteriormente. Como era de esperarse el vidrio se rompió, él cayó de espaldas al suelo y yo caí encima de él, para estacarlo finalmente.

--Creo que no podrás vencerme.-- dije mientras me incorporaba, retiré distraídamente pedazos de vidrio de mi cabello .

--¿Puedo tratar?.

Me reí entre dientes, en eso escuché una voz que venía hacia nosotros... era Josua.

--¡Oh Jadenisse, otra vez no! --dijo con voz melodramática mientras se llevaba las palmas de las manos hacia su nuca--. Ya van dos veces con esta.

--Perdón camarada, pero si Oscar no me hubiera sorprendido justamente por esta pared de vidrio, creo que aún seguiría como nuevo el diseño --señalé la ex pared de vidrio.

--¡Bhaa, ya no importa! --exclamó un despreocupado Oscar.

Después de felicitaciones y vidrios rotos entré al comedor, me serví mi ración de fruta y unas cuantas rosquillas con café.

Una vez que hube acabado me dispuse de una rápida ducha, eran ya las 12:56 pm cuando decidí caminar un poco más lejos del instituto. Seguí caminando hasta llegar a un hermoso roble al que solía ir cuando tenía 12 años, ese lugar siempre me traía tranquilidad.

El calor del sol contra mi piel se sentía maravilloso, decidí sentarme y recargarme en el gran roble, así me estuve alrededor de 15.

Corría rápidamente, desesperada por encontrar una salida, necesitaba salir de ahí desesperadamente.

No había salida.

Mi corazón latía a mil, la adrenalina corría al límite por mis venas. Justo cuando pensé que había pasado el peligro, una silueta que conocía bien desde pequeña, se posó delante de mí, mi corazón dejó de latir por tres segundos para nuevamente latir frenéticamente.

--Mamá... --susurré

--Hola pequeña, mi pequeñita Jade... he venido a por ti.

La que algún día había sido mi madre, ahora era distinta, tenía la piel súper pálida, el mismo color de la muerte, sus ojos eran de un color carmesí que reflejaban toda maldad y sufrimiento... y su cara... su cara que tanto recordaba cuando era pequeña, esa cara que irradiaba felicidad cuando mis ojos se posaban en ella y le decía "¡mamí!"... esa cara era diferente, ahora tenía unas facciones más pronunciadas pero de algún modo destilaban crueldad en ellas... y esos grandes colmillos que se podían presenciar en su fina boca que estaba curveada en una especie de sonrisa aterradora... ella.... ella era una strigoi.

--¿¡Quién te hizo esto!?...¿¡por qué!?.-- lloré, mi voz resonaba en un eco.

--Ssht... tranquila mi bebé, ahora estaremos siempre juntas... --paró en seco para mirarme a los ojos mientras pasaba una mano por mi mejilla para secar mis lágrimas, su tacto me erizó la piel, su mano estaba fría--, y gozaremos de la inmortalidad... ¡las dos!.

--¡Yo no quiero ser strigoi como tú! --le grité en llanto y me giré para tratar de correr. Ella fue 10 veces más veloz que yo, inmovilizó mis manos con fuerza, mientas me obligaba a mirarle a la cara, sus facciones mostraban lo que ella era: una fría, terrorífica y furiosa strigoi.

--¡Entonces lo haré, te transformaré quieras o no! --su voz me heló la sangre.

--¡Prefiero mor... --mis palabras llegarón tarde, ella descubrió mi cuello y abrió su boca mostrando sus puntiagudos colmillos. Solté un grito de dolor cuando sus colmillos se incrustarón en mi cuello, me desvanecía rápidamente, mis músculos no respondían... me hacía falta el aire.

--Bienvenida a mi mundo... mi pequeña Jade.

--¡Noo! --susurré sin aliento.

Me desperté inhalando una bocanada de aire, me había quedado dormida sin siquiera darme cuenta, abrí los ojos, gotitas de agua rodaban por mis mejillas, eran lágrimas. Las sequé con mi manga e instintivamente me llevé una mano hacía el cuello en busca de una mordedura, estaba limpio, solte el aire aliviada, solo habia sido una pesadilla... una pesadilla muy real.

Miré a mi alrededor, ya era de noche, mi reloj soltó un pitido, eran las 9:00 pm... Maldita pesadilla me había hecho dormir demasiado, hice ademán de levantarme cuando escuché pasos... pasos ligeros que se dirigían al lugar en donde estaba.

Princesa Dhampir. Razas De Sangre. Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora