VI

2.5K 179 41
                                    

           

Una lista

            El acuario es magnífico. Puedes sentir la buena vibra desde el momento que pisas el lugar. Tyler no ha dicho nada desde que llegamos, yo tampoco la verdad. Estoy algo distraída mirando cada uno de los mamíferos acuáticos a mí alrededor, es hermoso. Papá me llevaba seguido al mar cuando estaba en casa, a veces salíamos a pescar, lo infinito del mar y sus misterios siempre ha sido algo que me llamo la atención, además de calmarme, me da una paz infinita.

-         ¿Habías ido alguna vez a algún acuario? –Pregunta Tyler mientras unos niños corren a nuestro alrededor con una ballena de felpa riéndose haciendo que nosotros nos riamos también.

-         Papá me llevaba seguido, además de que soy cercana a estas cosas. Me encanta todo lo que tenga que ver con el mar. –Explico y Tyler me mira escondiendo una sonrisa.

-         ¿Cómo está tu padre? –Pregunta sin apartar la vista de mí.

-         Por su bien, espero que vivo.

Tyler se sorprende y se detiene justo enfrente de los delfines. -¿Vivo? –Pregunta sin entender.

-         Es... complicado. –Me encojo de hombros.

A veces quisiera poder guardarme ciertos comentarios.

-         ¿Complicado? –Asiento- ¿Qué tanto? –Revoleo los ojos y él asiente.- Está bien.

-         Fue a la guerra. –Le digo no sintiéndome exactamente bien conmigo misma por decirle.

-         ¿A dónde? –Lo miro sin ganas de repetirle lo que dije y él solo voltea completamente hacía mí. -¿Es militar?

-         Es de las fuerzas aéreas de Los Estados Unidos de América, para mi pesar. –confieso.

-         Eso es... -titubea buscando alguna palabra- fantástico.

-         Mmm. –Gesticulo negando con la cabeza- No creo que lo sea. –Admito.- Estoy tratando de sobre llevar el tema.

Camino y Tyler me sigue. Me gustan los delfines, pero comienzo a sentirme extraña viéndolos.

-         ¿Por qué? –Me pregunta- Es lo que él ama, ¿No?

-         Sí. –Suspiro- Es solo que... podría hacer cualquier otra cosa que no sea arriesgar su vida. –Hablo desde mi miedo a perderlo, hace que quiera sentarme a llorar pero me contengo.

-         ¿Qué harías tú? –Me pregunta sosteniéndome desde el brazo para que me detenga y lo mire- Sinceramente. –Prosigue- Si un día, vas caminando por la calle y tienes la oportunidad perfecta de sacar la mejor foto de tu vida, de mantenerla ahí para siempre pero eso implica arriesgar tu vida, ¿Lo harías?

¿Lo haría? Lo miro unos instantes y en mi cabeza solo retumba una sola respuesta y esa es un Sí. Asiento y él me imita. –Exacto.

-         Todos nos movemos por lo que nos apasiona, Alaska, creo que es admirable lo que hace. –Confiesa- Nadie tiene tanto valor como los militares, arriesgan su vida, sus familias y todo lo que son por salvar a otros eso es admirable.

-         Y lo admiro. –Le digo- Pero creo que no está en condiciones para hacerlo.

-         Eso solo lo decide él.

La misma extraña sensación de hace un rato se instala en mí de nuevo. No debería de afectarme lo que me diga, yo sé lo que es mi padre, lo amo y admiro pero por eso me preocupo, no sé qué pasaría de mí sin él. No quiero seguir hablando de esto así que solo camino y algunas preguntas se instalan en mi cabeza.

Diez Maneras De Odiarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora