XVI
La respuesta es fácil.
Ese momento en la vida donde no sabes si estás haciendo bien o estás haciendo mal, pero tampoco te interesa porque tendrás tiempo de arrepentirte después. Sus labios bajan por mi hombro creando un gran incendio en mi cuerpo, es como si todo el frio que estaba haciendo de repente se evaporara con su contacto. Sus manos aún frías y temblorosas acarician mi espalda por debajo del suéter que me cubre, una de ellas sube y baja provocando una corriente de electricidad en toda mi espina dorsal mientras sus labios vuelven ansiosos a los míos, volviéndose más carnal y más voraz las ganas de estar con él.
- ¿Que sientes, Alaska? –Murmura contra mis labios obligándome abrir los ojos para encontrarme con los suyos que me miran ansiosos por una respuesta.
El nudo de mi garganta presiona mis cuerdas vocales dejándome muda ante su pregunta, si abro la boca huiría. Aún creo que es una locura; se ha hecho eterno el momento en el que sus labios y los míos están juntos y no parece suficiente, nunca parece suficiente y siempre quiero más.
- No lo sé. –Le confieso muy despacio contra sus labios.- No quiero pensar, Tyler, si lo hago; lo más probable es que termine en la habitación que nos asignaste lamentándome de este momento.
- ¿Por qué lo harías? –Pregunta con inquietud- ¿Por qué te niegas a lo que sientes?
- Porque no hay manera de que salga bien. –Una risita tonta se escapa de mí que no puedo evitar controlar.
Sé que me río en forma de defensa, estoy aterrada, mi cuerpo lo sabe pero tampoco quiere apartarse de él. Lo miro y es como si todo por lo que he estado luchando estos meses se fue. No sirve de nada, ni el psiquiatra, ni evitarlo, ni querer odiarlo. Solo estoy tan increíblemente enamorada de él que no puedo controlar los impulsos momentáneos que superan a la razón cuando lo tengo cerca; por más promesas que me haga, por más que sepa que no puede terminar bien, solo no sé cómo parar.
- No tiene porque salir mal, Alaska. –Dice bajando sus manos hasta mi cintura.
- Tengo tiempo para analizar la situación. –Poso mis manos en su nuca. No puedo dejar de mirarlo, es extraño. Por mi condición, no suelo poder mirar a las personas tan fijamente pero cuando lo miro a él, todos mis miedos desaparecen. Me siento una persona distinta, capaz de ser alguien común y por un momento olvidarme de todo lo que alguna vez me marco.
- ¿Eso es un: Voy a intentarlo, Tyler? –Se ríe. Sus palabras no solo ocultan ansias sino también esperanzas a pesar de su concepto de ella.
- ¿Tienes esperanza en nosotros? –Le pregunto intentando adivinar que piensa ahora.
Tyler mira hacia un lado apartando su mirada de mí, su pecho de infla mientras el aire seguro recorre su cuerpo y sus labios se vuelven una línea muy fina, apenas puedo sentir su respiración, va tan lento que me hace pensar que quizás él también le tiene miedo a lo que pase.
- Tengo fe. –Admite después de unos segundos de silencio- Porque no importa las veces que me digas que no, o que niegues lo que sientes por mí, ni lo que los demás piensen, incluso si quieres alejarte de mí voy a seguir intentando porque la fe mueve el mundo si quiere, Alaska, y ya te dije que no me daría por vencido pero tampoco voy a sentarme a esperar que de un día para el otro decidas dejar todos tus miedos.
He leído mucho en mi vida. Desde Shakespeare, hasta Jane Austin; pero también he leído demasiado de destino, de vidas, de piscología y nada pero nada de lo que he leído puede darme una explicación de lo que siento cuando me habla. Él parece también haber leído demasiado, a veces es un caballero de armadura y otras solo un hombre con defectos que busca hacerme ver que los suyos y los míos funcionarían bien.

ESTÁS LEYENDO
Diez Maneras De Odiarte.
RomanceLos recuerdos son el mejor refugio, incluso de ti mismo. Algunas personas se pasan la vida queriendo ser diferentes, pero yo no pedí serlo. La única razón por la que necesito alejarme de Tyler es porque sé lo que implica enamorarme de él y sé cómo t...