XVIII

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18.

           

Am-arte.

El corazón solo se me detuvo. No tenía demasiado tiempo para procesar que Peter estaba enfrente de mí, que Tyler estaba por entrar a mi baño y que mi pasado estaba tocando la puerta cada vez más fuerte. ¿Por qué ahora? Se supone que Peter decía odiarme, no verme era lo que él más quería, se supone que le arruine la vida.

-          ¿Puedo pasar? –Pregunta y siento que tiene cierta esperanza en la respuesta pero no me apetece que lo haga.

-          No. –Respondo de inmediato- ¿Qué haces aquí?

Peter suspira y deja caer sus hombros. No quiero lidiar con esto, no sin mi papá, las cosas nunca salieron bien cuando Peter y yo estábamos jóvenes, ¿Por qué saldrían bien ahora? Ni siquiera puedo entender qué hace aquí cuando la ciudad que más odia es está.

Una de las razones por la que la escogí.

-          Entiendo. –Dice soltando un suspiro largo.

-          ¿Qué haces aquí?

-          Me-me voy a casar. –Tartamudea alzando su mano y me entrega un sobre blanco con la invitación de la boda.

¿De verdad piensa que después de todo iré?

-          Es en un mes –Agrega- Quisiera que fueses la dama de honor. –Me pide dejándome aún más desconcertada de lo que ya estaba.

-          No sé lo que pretendes. –Replico sosteniendo la puerta.

Mi cuerpo sabe cuando Tyler está cerca así que volteo para saber sí aun está mirando o ya entro al baño pero lo único que logro conseguir es su mirada preocupada y desconcertada sobre mí. Es obvio que está escuchando todo así que voy a tener que decirle que fue lo que paso con mi hermano.

-          Papá viene.

-          Lo sé, dijo algo de: Pasar navidades en familia.-Suelto con un tono poco grato.

-          Alaska, yo de verdad quiero arreglar las cosas.

-          ¿Qué cosas? Me hiciste tantas cosas que lo lograste, Peter, me hiciste una persona fuerte y ¡Sorpresa! Te odio.

Cierro la puerta en su cara sintiendo que mi cuerpo entero tiembla, es una corriente que empieza desde la punta del pie hasta la última hebra de cabello que habita en mi cabeza, mi respiración se entrecorta de a poco y lucho con desvanecerme internamente, suelto la correa de Rocco y automáticamente siento como se desploma mi cuerpo por la puerta pese a mis esfuerzos. Cierro mis ojos con fuerza, con la poca que me queda y me puedo ver a mí, llena de miedo, de pánico por todo lo que me pasaba, todo lo que me hacía vivir y que nunca dije, todo lo que calle pero todo se intensifico aquel día. La voz lejana de Peter aún golpeando la puerta me aturde y Tyler corre hacía mi; me hace pensar que no ha pasado mucho tiempo pero para mí ha sido una eternidad. Todo pasa como en cámara lenta. Ladridos y voces a mi alrededor. Todo me altera. La angustia de mi pecho presiona mis ganas de llorar y enseguida las lagrimas comienzan a salir de mí como si se tratase de una fuente inagotable, me cuesta respirar y siento todo mi cuerpo hormiguear, la presión mi pecho logra que me quede sin aire. La voz de Tyler se aleja cada vez más y más, es como si todo esto me absorbiera y me dejara sin energía completamente hasta que caigo en ese agujero negro.

-          Alaska, por favor. –Espeta con la voz entrecortada. No sé cuánto tiempo ha pasado desde que me desvanecí. Siento el aire recorrer mis fosas nasales  y mi cuerpo está un poco más estable que hace un rato pero la angustia en mi pecho no se va. Su voz me acaricia de nuevo pronunciando mi nombre, abro los ojos como puedo pero cuando me consigo con los suyos me hundo en su pecho, en sus brazos en un sollozo reprimido dejando caer aún más lágrimas de las que debería derramar.

Diez Maneras De Odiarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora