VIII

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VIII

Huye antes de que sea demasiado tarde

-         Venía a despedirme. –Sí, a eso se llama pensar rápido. Me palmeo a mí misma mentalmente por mi gran actuación.

-         Oh. –Tyler se destensa automáticamente- ¿Te veré mañana?

-         A menos que tenga poder de decidir si ir o no, sip. –Le digo haciendo que se ría.

-         No, no tienes poder de decisión. –Me dice con cierta picardía- ¿Quieres que te lleve?

-         No, no.

-         Te gusta caminar. –Se dice como un recordatorio.

-         ¿Cómo sabes que no estoy en Bici? –Arqueo mi ceja y él se ríe.

-         

-         Porque Rocco está aquí. –Señala la oficina de Sam y yo siento que mis mejillas se acaloran.

-         Em... sobre eso. –Me encojo de hombros.

-         Está bien, Alaska. –Sale completamente de su oficina y la cierra- Nos vemos mañana

-         Hasta mañana.

Lo veo caminar delante de mí, escaneo cada rincón de su cuerpo, su nuca, su espalda, brazos, trasero, piernas... Es lógico que estén como tontas con él.

-         Sr. Smith. –Lo llamo antes de que termine de bajar las escaleras y corro para alcanzarlo.

-         ¿Paso algo? –Pregunta con cierta preocupación.

-         Si. –Digo recordando la lista de mi mano- No quiero que sienta que no estoy agradecida con usted por todo lo que ha hecho, creo que es una increíble persona. –Le digo dándole demasiadas vueltas al asunto- Pero, tengo algunas cosas que quisiera decirle, es tarde, así que las escribí. Puede leerlas ahora o más tarde o mañana. –O nunca.

-         ¿Sobre qué? –Dice tomando la hoja de mis manos.

-         Es que creo que no estamos aprendiendo mucho en la galería. –Suelto sin pensarlo tomándolo por sorpresa.

-         ¿Eso piensas? –Me encojo de hombros y asiento.

-         Solo nos has puesto a prueba y sinceramente aunque usted crea que soy buena, necesito un poco de maldad que me haga querer esforzarme más.

-         Alaska, tú por instinto te esfuerzas el doble. ¿Crees que no sé qué tenías imágenes para mostrarme hoy? Sé que creías que no eran buenas, te vi tomarlas, te vi como si tu vida dependiese de cada foto que sacas, me parece que es algo hermoso lo que haces. –Sacude el papel delante de mí- Lo leeré y lo discutiremos mañana.

-         Gracias.

-         Buenas noches, Alaska.

Lo veo avanzar hasta salir de la galería y yo vuelvo a respirar. Es una sensación un poco más intensa a cuando me dan los ataques de ansiedad, sin embargo está me hace sentir extraña, pero extraña bien. No como si sienta que me voy a morir o algo. Sacudo mi cabeza y subo por mi cachorro para ir a casa, es tarde y aún tengo que hablar con Riley sobre Rocco.

            Cuando llego a casa todo está oscuro y estoy comenzando a preocuparme por Riley, no la conozco lo suficiente aun, pero sé que debería estar aquí y además tendría que haber respondido mis mensajes. No recuerdo si tengo el número de donde trabaja pero creo que sería conveniente llamar, no sé, está todo tan raro.

Diez Maneras De Odiarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora