Capítulo 27

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¤Narra Michelle¤

Antes de ir a mi casa pasamos por la de Vanesa para que pueda coger la ropa que sorprendentemente ya tenía claro lo que iba a usar esta noche.
Me sorprende ver su casa, es enorme y está situada en el centro de la ciudad por lo que decidimos pasar un rato en una cafetería bastante famosa ya que tenemos tiempo de sobra pues hemos quedado con los chicos a las ocho en mi casa y tan solo son las cinco.

Cuando me quiero dar cuenta ya son las seis y media, tenemos que irnos ya si queremos tener tiempo para prepararnos.
La verdad es que mis suposiciones eran ciertas, esta chica es la hostia. En la hora y media que hemos estado aquí no hemos parado de reír a carcajadas, me he dado cuenta de que esta chica es jodidamente divertida y de que nos compenetramos muy bien. La verdad es que me daba un poco de miedo volver a relacionarme con gente después de tanto tiempo pero estos chicos y en especial Vanesa, me lo están poniendo muy fácil.

Al llegar a mi casa, vamos directamente a mi habitación y nos ponemos manos a la obra, lo primero que hacemos es maquillarnos para evitar manchar la ropa que usaremos esta noche, esta noche me apetece cambiar por lo que hago un sutil delineado con un rabillo apenas notable al final de este, la cantidad de rímel no la cambio, mantengo la gran cantidad que acostumbro echarme y por último me decanto por un pinta labios marrón que me ofrece Vanesa que sorprendentemente, me encanta. Vanesa se hace algo muy parecido, la única diferencia es que ella se aplica una sombra marrón antes de delinear su ojo.
A continuación intentamos decidir que ponerme, la verdad es que no tengo ni idea. Tras probarme una infinidad de conjuntos y vestidos que no me convencen encuentro algo que no sabía que tenía, es un vestido granate, atado al cuello y bastante ajustado en la parte del torso, la falda tiene algo de vuelo y a penas tapa la mitad de mis muslos, en la parte baja de la espalda tiene un pequeño corte que lo hace un poco más atrevido y la verdad es que me sorprende lo bien que se ciñe a mi figura. Decido acompañarlo con unos tacones muy altos, negros que decido dejar para lo último.
Vanesa se pone lo que ha traído y la verdad es que me encanta, es una falda gris de tu o que la llega hasta debajo de las rodilla, a pesar de su longitud es jodidamente sexy pues es muy ceñida y marca perfectamente su silueta, arriba se pone un body  blanco con escote de pico que deja media espalda al aire y por último unos tacones bajos algo más bajos que los mios.
Solo nos queda el pelo para estar listas, Vanesa se decanta por ondular su melena con mis tenacillas, yo, sin embargo, lo dudo más. Me miro al espejo indecisa hasta que pienso en algo que no es nada habitual en mi, decido recoger mi larga melena en un desenfadado moño alto, la verdad es que es un cambio pues muy rara vez salgo de fiesta con el pelo recogido pero teniendo en cuenta que mi vida está dando un giro de 180 grados, me siento bastante segura con este peinado.
Tras soltar unos cuantos mechones de pelo dandole al peinado un aspecto  más natural me pongo los tacones, cogemos nuestros bolsos y bajamos a la cocina, los chicos tienen que estar a punto de llegar.
Al llegar a la cocina una nota me llama la atención:

Michelle me ha surgido un congreso al que no puedo faltar. Estaré fuera de casa una semana. Por favor, no te metas en líos.
Un beso.
Mamá.

Tras leer esto, inevitablemente una sonrisa se plasma en mi cara, una de las mejores cosas de que tu madre trabaje en un hospital no es solo las horas que pasa fuera de casa a causa de las guardias y las horas extras si no los viajes y congreso que la surgen de vez en cuando manteniéndola fuera de cosa una semana como poco.

No han pasado ni cinco minutos cuando el timbre suena, los chicos ya están aquí.
Me apresuro a abrir, el primero en pasar es Pablo que tras darme un beso en la mejilla se adentra en la casa, luego está Dani quien me da dos besos y me dedica una tímida sonrisa antes de pasar, por último, está Hugo, no puedo evitar fijarme en su vestimenta, lleva unos pantalones vaqueros bastante ajustados, una camisa blanca que transparenta sus tatuajes y sus deportivas habituales, no puedo evitar mirarle de arriba a bajo, joder, está perfecto.
Él a diferencia del resto, no entra en mi casa, agarra mi muñeca con suavidad para hacerme salir de esta para después entornar la puerta.
Antes de que pueda reaccionar él a depositado un suave beso en mis labios.
-Estás preciosa- dice en un susurro acompañado de una sonrisa antes de volver a besarme aunque esta vez, con muchas más ganas.

No quiero enamorarmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora