Capígulo 25

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¤Narra Michelle¤

Entré a mi casa en estado de shock, este día había sido demasiado raro.
Di gracias de que mi madre estuviera trabajando, desde que mi padre murió pasa más de la mitad del día en el hospital donde trabaja y la verdad es que lo prefiero, lo último que quiero al llegar a casa es una de nuestras habituales broncas así que cuanto más tiempo esté fuera de casa mejor.

Me di una ducha rápida y me puse mi cómodo pijama. Estaba decidida a ver cualquier película en la tele para evitar pensar en todo lo sucedido a lo largo del día cuando me di cuenta de una cosa, Jess, la última vez que la había visto fue en la fiesta antes de empezar a hablar con el idiota de mateo, mierda, me iba a matar. Me fui corriendo a buscar mi móvil y comprobé que estaba en lo cierto, tenía 47 llamadas y 83 mensajes suyos. La llamé y a los diez minutos estaba en mi casa con cara de pocos amigos.
-¿Se puede saber dónde coño te habías metido?- gritó llena de furia y antes de que pudiera hablar comenzó a chillar de nuevo.
-Joder tía te dejo sola para que te ligues a uno y desapareces completamente, ni un puto mensaje o una llamada, no sabía si te había pasado algo joder, me vas a contar que has estado haciendo al pie de la letra- dijo acomodándose en el sillón.
Puff, parece que esto es un día de confesiones...

Me senté a su lado y suspiré antes de narrar todo lo sucedido, no valía la pena mentirla, total, es la única persona en la que confío.
Aparte de Hugo dijo mi estúpido subconsciente.
La conté todo, lo poco que recuerdo de la fiesta, la confesión en el parque, ese beso que me había dejado con ganas de más, la narre todo con lujo de detalles.
-Ohh si la chica mala se está enamorando- dijo con una voz burlona.
-Para nada ¿estás tonta? Yo no me enamoro. Y por cierto no me llames así que es como me llama él- aunque según decía esas últimas palabras me iba arrepintiendo de haberlas dicho.
-Ohh si tiene hasta un apodo para ti. Michi, Michi, Michi por mucho que lo niegues tú a mí no me engañas, te conozco como si fueras mi hermana- y tras esto salió de mi casa dejándome completamente perdida, no sabía que pensar de todo esto.

Ya no tenía ganas de ver una película, total había estado casi dos horas hablando con la imbécil de mi amiga. Me lavé los dientes y me metí en la cama, la verdad es que tenía bastante sueño por lo que me dormí enseguida.

Dioos, odiaba el puto sonido de mi despertador, con una mala hostia increíble me fui directa a la ducha. Al salir opté por algo cómodo, unos leggins  negros y una camiseta blanca de tirantes bastante simple acompañada de una camisa de cuadros abierta, ondulé un poco mi pelo con las tenacillas y me marqué bien la raya del ojo, una buena cantidad de rímel y lista, ya parecía una persona, estaba a punto de bajar para irme cuando la voz de mi madre me sorprendió:
-Michelle baja rápido, te están esperando para ir al instituto. -
¿Quién coño será? Me pregunté mientras bajaba las escaleras a toda prisa, al salir de casa me quedé helada al ver ese coche negro que la noche anterior me había traído hasta aquí, era él, era Hugo. Mis nervios se dispararon de repente, ¿me hablará sobre el beso? ¿Hará como si nada hubiera pasado? Joder, por esto odiaba liarme con gente conocida, cuando es un desconocido no hay estos problemas. Di un suspiro, planté una sonrisa en mi rostro y me subí al coche.
-Bueenos díaas- Dije con demasiado entusiasmo.
Hugo enarco una ceja y me miró divertido.
-¿No piensas darme un beso de buenos días?- dijo con voz picara pero antes de que pudiera contestar ya había juntado sus labios con los míos, dios, amaba esta sensación, nuestra lenguas se sincronizaban a la perfección poco a poco nos fuimos separando por culpa de la falta de oxígeno.
-Ahora sí son buenos días- me dio un corto pico y arrancó el motor del coche. El viaje fue en silencio, pero no en uno incómodo, más bien era pensativo, el único ruido que había era el del motor sumado a la radio donde sonaban canciones aleatorias en una cadena de rádio.   

No quiero enamorarmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora