Dakota POV.
-Pasamos grandes momentos en esa piscina ¿no es así?
-Inolvidables.
-Quizá llegó algún recuerdo a tu mente -dijo Jamie encarándome- ¿Qué te hizo ruborizarte así?
¿Cuándo fue la última vez que me había ruborizado? Quizá a los trece, carraspeé para restarle importancia y señalé con la cabeza hacia las puertas de cristal a unos metros d nosotros.
-¿No te apetece hablar en un lugar más privado?
-Nada me gustaría más.
Mostrando mí habilidad con los tacones sobre la hierba lo conduje hasta las puertas dobles y deslicé una con suavidad, un par de cortinas color borgoña que caían hasta el suelo mantenían la habitación a oscuras, Jamie entró detrás de mí y le puso el pasador para asegurarlas, chico listo. Estábamos en el despacho de mi padre, tras asegurarme que también la puerta principal tenía puesto el seguro fui a tientas hasta la pared y encendí un interruptor que activaba la falsa chimenea en la pared más larga, solo era una pantalla con llamas moviéndose pero creo el ambiente perfecto dada la situación.
-Interesante elección –lo escuché murmurar, seguía en el mismo sitio.
-Si alguien ve la luz por debajo de la puerta nos interrumpirá –me coloqué en una esquina donde papá tenía un mini bar- ¿Algo de beber?
-Una soda está bien –mi expresión lo hizo sonreír- soy de los que piensan que el alcohol puede resultar muy perjudicial a cualquier edad señorita Johnson, así que una Coca cola me viene bien.
-Solo si dejas de llamarme señorita Johnson –tomé una lata de soda para él y una light para mí, luego me acomodé en uno de los pequeños pero cómodos sofás que tenía papá por si tenía alguna charla con sus socios allí, Jamie me siguió y se sentó en el de dos plazas, frente a mí y tomó la lata que le ofrecía.- Ahora, puedes contarme con calma qué tal te fue en Europa.
-No hay forma de describirlo si no has estado por allá.
-Solo conocí España y el centro de Londres cuando estuve allá, mi padre no lo frecuenta –me encogí de hombros abriendo mi lata- ya sabes que sus negocios están mayormente en Asia.
-Allí es donde está prosperando más la economía, por eso estoy estudiando Mandarín en mis tiempos libres.
-¿Alguien como tú tiene tiempo libre para eso?
-Mi compañero de habitación era nativo en el idioma, además de hablar aprendí a usar palillos y algo de escritura...
No sé cuánto tiempo transcurrió mientras me contaba sobre todo lo que aprendió estando allá, pero su tono de voz vaciló cuando habló de lo difícil que fue estar solo durante las primeras semanas.
-Recuerdo que no volviste para navidad...
-No me lo permitieron, mi padre quiso que me adaptara a todo –bebió un largo trago de su lata y luego la dejó despacio sobre la alfombra.- Pero igualmente disfruté mi estadía, sobre todo cuando cada fin de semana planeaba viajar a todas las ciudades cercanas.
-Si hubiera estado contigo no te lo habría permitido –sonreí- te habría arrastrado al primer tren que saliera de la estación.
-Y seguro nos habrías metido en muchos problemas.
-Estás hablando como mi padre –dije igual dejando mi soda abajo- Jamie los problemas son para aprender, para conocerte mejor a ti mismo.
-Debo suponer que te conoces muy bien entonces.
-Lo suficiente –me puse de pie y fui a sentarme a su lado, muy cerca- por ahora.
-¿Podrías definirte en tres palabras?
-A ver si lo logro –me di unos golpecitos en la barbilla con mi dedo índice- Dakota: divertida, brillante e impulsiva.
Una de sus cejas se arqueó en perfecta sincronía con una comisura de su boca.
-Impulsiva –repitió, parecía encantado con la palabra.
-Mi madre te lo confirmará.
-¿Y por qué no lo haces tú?
El aire se puso denso, sentí el tirón de atracción en mi bajo vientre con sus palabras, así que sintiéndome atrevida me moví hasta estar a su lado e incliné mi cabeza hasta que estuve muy cerca de su rostro, se había ruborizado también.
-Pareces nuevo en esto –susurré cerca de su oreja.
-Quizá aún soy un novato –respondió en el mismo tono.
-Podemos arreglarlo.
Acto seguido mi lengua se deslizó por el contorno de su oreja, lo escuché contener el aliento y me sentí victoriosa, luego tomé muy suave su lóbulo entre mis dientes y fui bajando por su cuello con una serie de besos cortos y húmedos hasta donde su pulso se había acelerado igual al mío.
-¿Me crees ahora que soy impulsiva? –dije con mis labios aún pegados a su clavícula.
Con un gruñido me tomó de los hombros con fuerza, no sé si planeaba separarme o acercarme a él pero yo lo tomé como la segunda opción así que me monté a horcajadas para mirarlo de cerca, nuestras respiraciones podían escucharse por todo el lugar.
-Siempre me gustaste Jamie, desde que éramos unos críos, desde qu llevabas el cabello con corte de tortuga y cuando tu madre te lo peinaba todo hacia atrás, cuando llevabas unas sosas gafas para leer en la escuela y aparatos en los dientes, desde siempre estuve encaprichada contigo.
La mujer dentro de mí quería agregar que había protagonizado más de algún sueño perverso que había tenido en su adolescencia.
-No es necesario mentir –dijo alejándome apenas un poco de él, yo aproveché para poner mis manos en su pecho y sacar un botón del ojal- no hagas eso.
-Jamás te mentiría Jamie –me dolía que no me creyera aun viéndolo a los ojos.
Se quedó muy quieto entonces, su pecho subía y bajaba con cada respiración mientras se debatía si le decía la verdad o no, mientras se decidía abrí más botones, uno a uno hasta llegar a la mitad de su pecho, luego una de sus manos me detuvo tomándome por la muñeca.
-Yo también –sus mejillas parecían pequeños tomates- también estaba enamorado de ti.
Una lenta sonrisa se extendió por mi rostro, esta vez no pude contenerme más y tras echarle los brazos al cuello mi boca fue a la suya y después de tantos años nos besamos de nuevo, pero nada de besos infantiles esta vez, ahora fue real con la boca abierta, nuestros cuerpos acoplándose y nuestras manos explorando, yo metí una por dentro de su camisa y la coloqué sobre su corazón, me había pertenecido alguna vez, pensé con orgullo, pero luego mi cerebro quedó en blanco cuando sus manos fueron a mis caderas y me atrajeron a las suyas.
-Nunca me hiciste caso –dijo apartándose de repente pero solo para comenzar a besarme el cuello- te burlabas de mí y me llenabas de apodos.
-Las niñas nos portábamos así con los chicos que nos gustan –sus labios comenzaron a recorrer mi escote- por favor no te detengas.
-Dakota –alzó su rostro para mirarme- ¿estás segura?
-No soy una novata, a diferencia tuya –había estado con dos chicos antes pero jamás me había sentido ni remotamente como me sentía en este momento- no debes preocuparte, solo por...
En un segundo mi espalda estaba contra el sofá y lo tenía encima, su peso me gustó más de lo que debería.
-Llevo protección –dijo sonriendo de nuevo.
Fueron las palabras correctas.
-Entonces lo repito: no te detengas.
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Truly love | Dakota y Jamie
FanfictionDos personas. Dos fortunas. Una opción correcta. Esta es una adaptación de una historia que YO escribí y publiqué en Univisión hace años.