XXIV

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Dos semana después.



Al otro día que desperté en el hospital no me alarmó el dolor que tenía, sino que mis padres estuvieran en una habitación conmigo con caras que no supe interpretar hasta que después apareció un doctor junto con la enfermera amable que me había tranquilizado al llegar, me hicieron preguntas sobre el accidente y como yo no sabía muy bien cómo había pasado todo les conté lo que recordaba, me dijeron que no estaba tan mal y que me iría pronto a casa, me pareció que todo estaba en orden hasta que se pusieron muy serios de repente antes de decirme que había algo más que no estaban seguros cómo decirme.

-Estás embarazada -dijo la enfermera al ver que nadie abría la boca.

Creo que era la única persona que sonreía en la habitación en ese momento.

-¿Dakota? -mi madre asoma la cabeza en mi habitación, tiene esa sonrisa triste desde que regresamos.

-No mamá -veo que lleva el teléfono en la mano, como cada día a la misma hora, sé que se trata de Jamie.

-Le dan el alta hoy, dice que quiere venir a verte.

Cierro los ojos y sacudo la cabeza lentamente, me alegra que por fin vuelva a casa, pero no quiero verlo, intentó hacerlo cuando seguíamos en el hospital, escuché su voz fuera de mi puerta, pero siempre pedí que no lo dejaran pasar, sabía que teníamos cosas muy importantes de que hablar pero no me sentía lista en absoluto.

-Quizá después -digo.

-Bien -me dice ella y nada más antes de salir y cerrar la puerta.

Embarazada, estoy embarazada. Los primeros días me costó asumirlo, pero luego acepté la idea y finalmente comprendí que Jamie y yo habíamos creado una nueva vida de la que seríamos responsables. Los dos.

No podría evitarlo por siempre, pero mientras pudiera hacerlo, lo haría sin dudarlo.

Más tarde ese día me ayudaron a ir a la sala, tenía una ligera torcedura en un tobillo y el codo fracturado; me sirvieron la comida y al lado de mis vitaminas, me habían hecho una revisión y tenía apenas entre cuatro y seis semanas así que debía comenzar a cuidar a la pequeña criatura que vivía dentro de mí.

-Tienes visita -dijo mi madre luego de un rato y apareció con una gran sonrisa.

Estaba por gritarle que más le valía no dejar entrar a nadie cuando apareció Víctor con su amiga Rita, ambos iban con sus mochilas colgadas en la espalda, además llevaban unas preciosas flores blancas y azules que se apresuraron a darme.

-Son para que te hagan sentir mejor -dijo la pequeña que llevaba dos trencitas que se balanceaban sin parar. -Bueno, eso dijo Jamie.

-¿Jamie? -solo decir su nombre me formó un nudo en la garganta.

-Él nos envió -dijo Víctor que se apresuró a sentarse a mi lado. -Dijo que, ya que él no puede venir, nosotros debemos cuidarte.

Así que ahí estaban los dos chicos, se quedaron conmigo toda la tarde, los supervisé mientras hacían la tarea, el proyecto que tenían para el regreso a clase, les eché una mano y les presté mi computador portátil para que sacaran más información, además la pequeña niña no paraba de hablar, como le habían dicho que esperaba un bebé solo hablaba de eso: de nombres, de canciones para dormir, pañales, ropa, comida de bebé y un montón de información que yo no había pensado y me dieron ganas de tomar notas de todo.

-Debes comer muchas galletas saladas -me dijo mientras comenzaban ya a guardar todo para irse. -Mamá dice que ayudan cuando tienes ganas de vomitar.

Truly love | Dakota y JamieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora