XXI

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-¿No es emocionante? Mañana llegaremos juntos a la escuela, las chicas se van a morir de envidia, no me van a creer que me quedé a dormir contigo, tal vez deba tomar una foto por si acaso.

-Cállate y duérmete Rita.

-Bueno, buenas noches.

Víctor contó hasta diez mentalmente, y después de eso ella abrió la boca de nuevo.

-Es genial que tengan cocineros y todo eso en casa, todos fueron tan amables y cocinan de maravilla, no tan bien como mi mamá, pero casi, por cierto, aún no me creo que me haya dejado quedar contigo, pero como mañana es viernes y la siguiente semana finalmente tendremos vacaciones, debió parecerle bien.

-Sí, ya duérmete.

-¿De verdad no quieres que cambiemos? No me importa.

Su madre había sugerido que se quedaran en la habitación de televisión, Rita estaba sobre el sofá y él había estirado su vieja bolsa de dormir que llevaba de campamento en el suelo sobre la alfombra, y como era vieja y picaba no estaba muy cómodo ni de buen humor.

-Estoy bien, solo duérmete.

Esta vez fueron quince segundos de silencio antes que hablara de nuevo.

-Me gustó mucho la novia de tu hermano, es muy linda, y me hizo dos coletas, además le gusta mi cabello, dijo que soy adorable.

-Es porque Dakota es la mejor persona del mundo, la más amable, y la más hermosa.

-Tu hermano también es muy simpático.

-Pues, algo así -se removió incómodo. -Es un buen hermano mayor.

-Y hacen una pareja preciosa ¿cuándo se van a casar?

-Nunca.

-Yo creo que eso pasará muy pronto, se ven muy enamorados, quizá yo podría llevar las flores en su boda...

-¡Ellos no van a casarse nunca! -se incorporó para mirarla de frente. -Por una vez en tu vida cierra la boca y duérmete.

Y finalmente hubo mucho silencio, Víctor se sentía mal por lo que le había dicho, pero aún más por las palabras de Rita: Dakota jamás se casaría con su hermano, ellos solo eran pareja, cuando él fuera mayor las cosas cambiarían... ¿tal vez? Tenía que hacer algo para cambiar las cosas, se levantó y fue a hurtadillas a la oficina de su padre, se puso a rebuscar entre todo lo que había ahí esperando encontrar alguna prueba que le ayudara a cambiar las cosas.

-Es Luke, debería contestar...

-Después, no quiero moverme.

-Ni yo, pero puede que sea una emergencia -Jamie besó mi frente y se giró para toma su móvil que descansaba en la mesita al lado de su cama, estábamos en su departamento para pasar esa noche, al otro día era mi último día de clases antes de vacaciones y él debía ir a la oficina. -¿Qué pasa?

Se quedó en silencio mientras escuchaba el otro lado de la línea, pude sentirlo tensarse bajo mi cuerpo y me incorporé para mirlo, me rodeó con su mano libre y aquello me puso los pelos de punta.

-No hay problema, te espero aquí ¿necesitan algo?... Bien, hasta entonces.

-¿Qué pasa?

-Será mejor vestirnos.

Lo hicimos en apenas un minuto, me puse unos pantalones deportivos suyos y una camiseta demasiado holgada para mí, sin esperarme salió de la habitación, lo encontré en la cocina pequeña y escasamente equipada, puso una tetera llena sobre la estufilla eléctrica y abrió el frigorífico, me acerqué para colocarme frente a él y tomé su rostro entre mis manos para que me mirara.

Truly love | Dakota y JamieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora