XIV

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Jamie pensó que nunca había visto nada más impresionante que ella bajando por la escaleras a toda prisa con una enorme sonrisa en el rostro, no le importó que su padre estuviera ahí, fue a su lado y lo abrazó, el le devolvió el abrazo tomándola por la cintura y cuando se separó la besó en la comisura de los labios, su sonrisa se ensanchó al momento.

-Estás muy guapo -dijo mirándolo de arriba a abajo.

Eso esperaba, había solicitado servicio urgente en la tintorería para tener el traje gris oscuro listo y cuando se puso la camisa se había equivocado en colocar dos botones, cosa que notó cuando se miró en el espejo del vestíbulo del edificio.

-Te lo agradezco, tu te ves... espectacular.

-Creo que no sabes recibir cumplidos -le dijo soltando una risita, seguido de eso se giró a sus padres que los miraban con sonrisas cómplices. -Nos vamos ya.

-Pasen una linda velada -dijo Melanie.

-Cuídala Jamie, es mi tesoro más preciado -agregó Don con un ligero tono amenazante.

Jamie se tomó eso muy a pecho, se despidieron y salieron, la ayudó a subir al auto y cuando ambos se abrocharon los cinturones y tomaron la carretera, no hablaron mucho hasta que se detuvieron en el lugar donde estaba el restaurante, entregaron las llaves del auto para que lo aparcaran, Jamie le tendió el brazo a Dakota y ella lo entrelazó con él, fueron guiados hasta su mesa, una pequeña en una esquina junto a la ventana, la vista de la ciudad era grandiosa, ambos se quedaron absortos mirándo las luces que parpadeaban hasta que un mesero se acercó y les ofreció algo de beber.

-Una botella de champaña rosa, por favor.

-Ahora mismo, señor.

-O tienes buen gusto por la bebida, o alguien te ha dicho lo que me gusta a mí.

-Quizá es mi buena intuición -respondió él, agradecía la atmósfera tranquila, que bajó el nivel de sus nervios.- ¿Haz tenido un buen día?

-Sí, pero se debía a mis expectativas de esta noche... el día me pareció excesivamente largo.

-A mi también.

La botella llegó, el mesero la abrió con maestría y llenó sus copas, les dejó un par de menús en la mesa y volvió a alejarse, ambos tomaron las copas burbujeantes y las alzaron.

-¿Por qué brindamos?

-Por lo espectacular que luces esta noche.

-Un poco vanal, pero bien -Dakota achicó los ojos con una sonrisa. -Y también brindo por nosotros, unos buenos viejos amigos.

-Por los buenos viejos amigos.

Bebieron, miraron los menús, ordenaron y siguieron en silencio.

Dakota carraspeó.

-Bueno, si tienes algo que decirme, algo serio... puedes hacerlo.

-Lo siento, esto se está poniendo incómodo -Jamie tiró del cuello de su camisa, tenía ganas de sacarse la corbata para respirar mejor. - No se me dan bien estas cosas, no es como si hubiera tenido miles de citas.

-¿Entonces unos cientos de citas, quizás?

-No, ni siquiera llegamos a docenas... jamás tuve una cita formal -sintió sus mejillas calentarse, no tenía que estar avergonzado por confesar algo así.- Quizá tu tengas más experiencia en esto.

-Oh, así que es así, me vas a cuestionar por mi pasado romántico -ella tomó un sorbo de su copa y luego la dejó sobre la mesa, jugaba con el borde de la copa. -Bueno, jamás tuve una cita en un sitio así, la mayoría eran en alguna cafetería cerca de la escuela donde mis padres no pudieran encontrarme y así pudiera besuquearme en paz con el chico.

Truly love | Dakota y JamieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora