Cap. 11:
Llegamos al paraíso de la comida, un lugar hermoso, donde íbamos a desayunar. Nos sentamos en una mesa cerca de la vitrina llena de comida. Después, vi que un guapo mesero se nos acercó.
-Hola, nena. ¿En qué te puedo ayudar?
-Emm... sí, yo solo quiero unos panqueques con mucha miel. -pronuncié tímida.
-No creo que necesites tanto dulce, porque con solo oír tu voz me he vuelto diabético...
- ¡Hola! -Dijo Bruno- Yo estoy aquí y también vine a desayunar, CON ELLA. -Si hubiera un concurso de "Enfatiza las palabras de tal modo que le causes un susto a alguien", Peter ganaría. -Y yo quiero un café, gracias -Dijo Bruno en un gruñido. ¿Eso fue sarcasmo Peter?
Bruno vio muy feo al chico, pobrecillo, si las miradas mataran, estuviéramos enterrando el cadáver del muchacho. Él se fue por nuestra comida y Peter me volteó a ver con una cara muy seria.
- ¿Notaste cómo te veía? ¿Te diste cuenta de que te coqueteaba?
-No es mi culpa ser tan sexy - Dije encogiéndome de hombros. Bruno sonrió y sus lindos hoyuelos volvieron a aparecer.
-Tienes razón... -Dijo con diversión en su frase.
El guapo mesero volvió con nuestra comida, pero con tan solo ver la cara de asesino que tenía Bruno, no emitió ninguna palabra. Después de todo, la comida estaba deliciosa. Y el helado... ¡ni hablar!