22:
- ¿Bruno? -Me volteó a ver. Había algo, no lo sé, algo que me decía que Peter no estaba bien. - ¿Me esperas afuera? Solo tomo mi celular... y mis llaves.
Se encogió de hombros sin más.
Fui a la sala y tomé mi celular del mueble y mi cartera, una blanca con michos símbolos y etiquetas pegadas que tanto amaba.
Ian se acercó a mí cuando estaba tomando mi preciada chaqueta de cuero negra.
-Hagan lo que hagan... usen protección. -Me guiño el ojo y levanto su pulgar.
¡¿Qué?!
- ¡¿Qué piensas que vamos a hacer?!
- No lo sé. Pero más vale prevenir que lamentar. -Me volvió a guiñar el ojo.
- Ian, ¿tienes un tic, una basura o algo por el estilo?
Me miró serio. Ay, Dios. ¡Maldito lento! Luego sonrió, al fin entendió el chiste.
- ¿Me lo dices tú?
-No, cabeza de alcornoque, te lo dice un unicornio. ¿Sabes qué? ¡Ya me voy! Me están esperando.
Jalé mis cosas un poco brusco y me acerqué a la puerta.
- ¡Protección, Ann! ¡Protección ante todo!
Puse los ojos en blanco. Suspiré. Acomode un poco la bola de pelo enredado que tenía por cabello y salí con una sonrisa.
-Tardaste.
-Lo siento.