31.
Gruñí. Y lo miré. Me sonrió.
-Me da igual. Todos serían unos buenos primeros besos. Hasta sobre el bote de basura seria lindo -dije agitada.
-Para mí no. Sé... que cuando lleguemos a un restaurant lindo o a la playa pensarás que era mejor esperar y besarnos allí. Y no quiero que eso pase.
-Pero, luego pensaré que da lo mismo. Y que fue lindo de todas formas.
-Pero no puedo hacerlo.
- ¿Por qué?
- ¡Quiero que sea bueno, maldita sea! ¡Pondré pétalos de rosas por todos lados! ¡Te llevare a cenar a la playa! ¡Algo bonito y romántico como en las películas! ¡Quiero que nunca lo olvides!.
Sonreí bobamente.
-Si lo dices de ese modo...
Río.
-¿Está loca? -Siguió acariciándome la mejilla.
-Yo sigo pensando que unos besos no le hacen daño a nadie... -murmuré. Rio y el soplido de su risa me golpeó la cara.
-Duérmete. -me abrazo un poco.
Ok. Será impulsivo pero tome la iniciativa y me acurruqué en su pecho. Olía demasiado rico. El primero se quedó quieto y luego me pegó más a él.
Sonreí y me quedé dormida.