28.
-Oye - ese ruido me sacó de mis pensamientos - ¿vas a venir? Trajimos tacos.
-¡Hey! ¡No se los acaben! -corrí hacia donde ellos estaban comiendo.
***
-Bueno -dijo Bianka-, las costumbres de esta casa son diferentes. Aquí no es como en las películas; donde los gringos limpian todo, hasta a sus invitados. Esta es una casa decente; y por eso -tomó una respiración teatralmente larga y continuo -Ian, tú lavas todo.
Comencé a reír.
-Pero... -balbuceó Ian.
-Nada. -dijo en tono firme y apuntó a la cocina.
Ian fue cabizbajo y se llevó todo lo que quedo de la masacre a los tacos.
- ¿Qué tienes? -Bianka se acercó a mí.
-Nada.
-Ann, dime.
Suspiré.
- ¿Recuerdas a la chica? -Bianka frunció el ceño -Bueno, había una chica jugando y saltando con Bruno. Él le dio un beso en la frente -terminé de decir y me cubrí la cara con las manos.
-Oye, esto es absurdo. Tal vez era su hermana.
-No se parecía a él.
-Una... ¿pariente lejana?
La miré con los ojos entrecerrados.
-Lo dudo.
- ¿Qué dudas? - dijo Ian saliendo de la cocina.
-Nada. Olvídenlo. -cruzando miradas -. Me voy a dormir. Buenas noches.
-Buenas noches. -dijeron al unísono.