1. El cuartel general

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~*~Lucy~*~

Hacía ya media hora que había dado mi primer salto en el tiempo, todo fue genial, seguí las indicaciones que me dieron y pasé desapercibida entre toda esa multitud.

Aterricé en un buen siglo y día, el cielo estaba despejado, sin ningún rastro de lluvia. La gente vestía preciosos trajes época que tenían una tela muy singular, parecían muy suaves, y tenían unos colores vivos. Los carruajes, tirados por caballos, parecían de cuento de hadas. Todo era increíble. Las fotos de mis libros de historia no tenían nada que ver con la realidad, todo era más bonito y mágico...

Ahora que ya había saltado por primera vez tenía que ir al cuartel general de los vigilantes. Estaba muy nerviosa, ya que nunca había ido a ese lugar antes. Sé que, como todos los otros viajeros del tiempo, debería haber estudiado allí, pero mi abuela insistió en que mis clases deberían de darse en su casa, y yo acepté. Una muy mala idea. No pensé tendría que ir todos y cada unos de los días a su casa y tener que soportar a la tía Glenda durante horas. Esa mujer necesitaba sus pastillas cada cinco minutos, realmente estaba loca. No sé como el tío Charles la puede soportar. Aunque no todo eran malo, tenía allí a mi otra tía Grace, su marido, Nicolas, mi tía abuela tía Maddy y su hermano, mi querido abuelo Lucas.

La limusina paró en frente de una edificio enorme rodeado de una hermoso jardín con diversas flores adornado en el centro con una fuente. No me lo podía creer, la tía Grace y el abuelo tenían razón, el cuartel era impresionante y hermoso.

Alguien abrió la puerta del vehículo y yo salí de él junto a mi abuela.

Seguí observando aquel lugar, era asombroso...

–Lucy, cierra la boca, te van a entrar moscas, y ponte recta –me ordenó lady Arista.

Seguí sus ordenes en un segundo.

Ah, mi querida abuela... tan estricta como siempre.

–Muy bien –dijo ajustándose la ropa–, entremos

Entramos en el edificio y nos recibió mistress Jenkins, la secretaria. Ya la conocía, había ido varias veces a la casa de lady Arista junto a Falk y mister George para ver como iban mis mareos y mis clases.

–Lady Arista –saludó a mi abuela.

–Buenas tardes –dijo seca sin ni siquiera mirarla.

–Hola Lucy –me saludó con una sonrisa en los labios.

–Hola mistress Jenkins, ¿qué tal su...?

–No tenemos tiempo para hablar, tenemos que irnos ya –interrumpió lady Arista sin dejar de caminar.

Le lancé una mirada de disculpa a mistress Jenkins y seguí a mi abuela.

–¿A dónde vamos? –pregunté intentando seguir su ritmo.

–Primero vamos con el doctor White para que te saque sangre para el cronógrafo y después tendrás que ir al taller de la modista para prepararte para tu viaje con el conde.

Oh-oh, pensaba que con haberme vacunado ya habrían terminado las agujas... pero, como siempre, creía mal.

–De acuerdo –murmuré.

Seguimos caminando durante mucho tiempo en aquel sótano. En casi todas las esquinas de este laberinto había armaduras de diferentes épocas, me preguntaba si habría alguien ahí dentro...

–Ya te has hecho toda una señorita... –dijo mi abuela emocionada despertándome de mi ensoñación– que rápido pasa el tiempo... mi pequeña Lucy... ya no es tan pequeña.– Por un momento pensé que iba a llorar, pero recobró su postura en un abrir y cerrar de ojos.

Lucy y PaulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora