Lucy y Paul

12. Nuevas noticias

~*~Lucy~*~

Paul y yo ya llevábamos unos meses con esto de las "escapadas" y la verdad es que me gustaba y mucho. Cada día sentía que me unía más a Paul. Nos contábamos nuestros secretos y miedos más profundos y nos respetábamos a pesar de lo muy extravagantes que fueran y creed que eran muy extraños...

En ese momento Paul y yo estábamos de camino al cuartel en la limusina. Me giré para mirar a Paul y ví que él me miraba con una sonrisa en el rostro. Volví a mirar por mi ventanilla y me sonrojé al recordar la conversación que tuve con mi hermana el día que Paul y yo salimos del sótano por primera vez.

"–Admítelo, Paul y tú sois más que amigos– me dijo nada más llegamos al cuarto.

Solté una risita y dejé mi bolso en mi escritorio. Janet ya llevaba tiempo fastidiándome con su suposición de que Paul y yo salíamos, cosa que no era cierta.

–Admito que lo que dices es una tontería. –Me tumbé en la cama y empecé a mirar mi móvil.

–¡¿Tontería?! Imposible –dijo sentándose a mi lado–, tengo ojos en la cara, no soy tonta –aclara.

–Yo no estaría tan segura...

Janet me dió un golpe en el hombro y yo me reí.

–Jan –capté su atención seria–, ¿se puede saber por qué piensas eso de mi?

Ella inspiró y me miró irónica.

–Lucy, os veo, tengo ojos... Ví las miraditas que os lanzabais esta tarde...  –Cambió su mirada irónica por una traviesa– Además cuando volvisteis del pasado vuestra ropa estaba malpuesta, sudabais, estabais rojos, hiperventilando y despeinados... Soy más pequeña que tú, pero no soy tan despistada. Paul y tú habeis...- Antes de que continuara sus suposiciones la corté.

–¡¡No!! Madre mía, Janet, no... Paul y yo... no... –Perdí la voz y miré a otro lado.

–Pues eso parecía... –continuó–, pero una cosa está clara, os gustáis, ¿por qué demonios seguís jugando a las miraditas como los niños pequeños?

–Ninguno ha dado aún primer paso... –dije.

–¿Y por qué no lo das tú? –Me encogí de hombros y ella suspiró– Sé que esperas a tu príncipe, pero no siempre tiene que ser el chico el que dé el primer paso... ¡¿Dónde ha quedado el feminismo?! Las mujeres que lucharon por nuestros derechos de llevar pantalones, votar, elegir con quien casarnos, estar...

–Vale, vale, lo he entendido –la corté–. Puedo dar el primer paso, pero eso no significa que lo vaya a hacer.

Mi hermana soltó un bufido y me lanzó una almohada. Cogí la almohada y se la devolví dándola justo en la cara. Ella por el elemento sorpresa y la fuerza del golpe cayó al suelo.

Ella me miró desafiante pero divertida, hacia tiempo que no teníamos una...

–¡¡Pelea de almohadas!! –gritó y después nos enfrentamos hasta que vino una cabreada tía Glenda con una mascarilla verde que la hacía ver como Hulk.

–¡¡Callaos ya pedazo de orangutanes en celo!! –nos gritó– necesito mis ocho horas de sueño... si no queréis que mañana esté echando humo cerrad el pico y dormid –dicho lo dicho cerró la puerta de un portazo y se fue a su habitación con su marido.