22. Arriesgarse

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~*~Lucy~*~

–Entonces atente a las consecuencias.

De repente él acercó rápidamente su rostro al mío y depositó sus labios sobre los míos.

¿Qué hacía yo ahora? Se supone que debíamos concentrarnos por lo del conde y...

Paul movió poco a poco sus labios y los míos instintivamente se movieron con los suyos.

Me olvidé de todo, de lady Marian, de Edward, del conde. Solamente sentía nuestros labios unidos de nuevo y la electricidad que recorría todo mi ser. Realmente le echaba de menos. Echaba de menos todo aquello que me relacionase con él.

Nos separamos un momento y nos miramos a los ojos.

–Te amo –susurramos a la vez.

Me sonrojé y bajé la mirada, pero rápidamente Paul me cogió suavemente por la barbilla y me obligó a volver a mirarle.

–No –prohibió–. Necesito que estés atenta a lo que te tengo que decir.

Asentí levemente con la cabeza obediente.

–Lucy –Comenzó a acariciarme la mejilla–, sé lo que te dije, me acuerdo de nuestro trato: ser solamente compañeros para descubrir al conde, pero yo también hice un trato conmigo mismo. Recuperarte cuando todo esto haya pasado, pero no puedo más con esto. No puedo estar más tiempo contigo sintiendo que no puedo acercarme más, abrazarte, besarte... No tengo tanta fuerza de voluntad como yo pensaba. –Soltó un suspiro–. Pero a lo que yo quiero llegar es que... te amo y no puedo estar...

–Cállate y bésame –ordené.

Él me mostró una de sus maravillosas medias sonrisas y con la mano que me estaba acariciando cogió mi nuca y me acercó a él. Mis manos instintivamente se entrelazaron detrás de su cuello y él con su mano libre me rodeó la cadera para unir más nuestros cuerpos.

Entre besos me separé un poco para confesarle lo que sentía.

–Lo siento.

Paul me dió un pequeño y suave beso más y después me dejó hablar.

–Lo siento –volví a disculparme–, fui una idiota infantil al preocuparte, pero esa es mi personalidad, no la puedo cambiar, aunque haré todo lo que pueda por madurar y darme cuenta de lo que nos puede hacer daño. Te amo Paul, haría todo por ti y también te he echado de menos. Echaba de menos tus bromas, tus sonrisas, tu contacto con el mío. Creía que no podía aguantar más sin tenerte a mi lado de esta forma tan fría y solamente poder hablar del conde y...

No pude continuar porque Paul me abrazó fuertemente.

–Te amo, princesa siempre lo haré.

Me emocioné con su confesión, pero pude oír en su declaración ¿miedo? ¿tensión? No pude reconocerlo.

–¿Estás bien, Paul? –pregunté confusa.

–Te amo, nunca lo olvides –dijo ignorando mi pregunta.

-–Paul, ¿qué te pasa? –pregunté esta vez más preocupada.

Se separó un poco más de mí y volvió a besarme.

}|{Paul}|{

La besé de nuevo. Era un momento muy hermoso para hablar sobre el conde.

Todo lo que había dicho era real al cien por cien. La amaba con todo mi ser, no podía estar sin ella. Por eso no quería preocuparla con mi plan. No quería que su sonrisa se desvaneciese, que se pusiese en peligro, que se arriesgase por mi. Solamente quería verla feliz y a salvo

Lucy y PaulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora