-Y aquí está el ejemplar que buscabas- Dijo la bibliotecaria lanzando un libro grueso sobre la mesa en donde estaba sentado- Acuerdate de no pasar las páginas con brusquedad, ya que es uno de los ejemplares más viejos de esta biblioteca. Confio en tí, Alan- Dijo con una sonrisa la señorita Cristina, que era la bibliotecaria de la escuela: llevaba el cabello castaño recogido por un moño y lentes de media luna sencillos, que hacían juego con su uniforme de oficina.
-Tranquila Cristina, yo lo cuidaré bien- Dije con una sonrisa y agarrando el libro.
El libro era “Hechizos Arcanos. Tomo #4 por Susan Bulmer”. En el índice decía: Hechizos Represivos: página 94.
Había una cantidad innumerable de hechizos de represión y explicaba como llevarlos a cabo. Era un libro muy grueso y pesado. Unos eran de represión mágica, otros eran de protección para daño especial, pero todavía no encontraba lo que estaba buscando... ¡EUREKA! Aquí está (-Se me pueden dificultar un poco por la pronunciación de esto... - Pensé)
Después de leer por unos 4 minutos lo iba a poner en práctica con alguien (-quizás Alejandro me quiera asistir-Pensé) pero, de pronto, llegó corriendo Karla, seguida por Isabella, muy exaltada.
-¡Alan, algo le pasó a Fiery y a Max!- Dijo muy exaltada.
-¿Qué les pasó?- Dije parándome de la silla y cerrando el libro.
-Al parecer, los atacó una araña gigante de maniquíes- Dijo Isabella con cara de confundida. La miré incrédulo y se limitó a encogerse de hombros.
-Vamos rápido, están en la enfermería- Dijo Karla preocupada.
Fuimos casi que volando por el corredor, pasando entre multitudes de personas con distintos colores de corbata: era como pasar por un arcoiris multiplicado por mil. Al llegar a la enfermería, Max estaba sentado en una cama, mientras la enfermera le agarraba las dos manos y recitaba un montón de hechizos purificadores y restauradores de maná; mientras que Fiery se hallaba en una cama al fondo acostado e inconciente. Karla e Isabella fueron junto a Fiery, pero yo fui con Max a ver como estaba... tenía que asegurarme si estaba bien.
-Hey Max- Lo saludé tranquilamente- ¿Qué pasó?
Max hizo un pequeño sonido brusco, como si se ahogara.
-Max ahorita no puede hablar- Dijo la enfermera que lo estaba purificando de maldiciones- Estoy analizándolo en busca de maldiciones y necesita quedarse quieto y no hablar- Le puso la mano en la garganta, como si lo estuviera tocando en busca de fiebre, y su mano emitió un destello amarillo.
Max estaba conciente y viéndome con una sonrisa tímida casi indetectable.
Hubo un estruendo y Alejandro, junto a Vanessa y la profesora guía, Pam, entraron a la enfermería. Vanessa se dirigió directo a Max. Mientras que Pam se fue directo a Fiery
-¿¡Viste lo que pasa cuando te vas así de esa manera!?- Dijo Vanessa al instante en tono de regaño a Max- Tú no te puedes ir así sin rumbo, y menos si no conoces nada. ¿Ves que es peligroso?...-Dijo fúrica, como una mamá regañona pero, sorpresivamente, le dio un abrazo muy rápido y brusco y, luego, le metió una bofetada. Max se sostuvo el cachete, mientras se quejaba silenciosamente.
La enfermera frunció el ceño de indignación.
-Señorita Maelstorm, le agradezco que no agreda al alumno Max. Ya bastante tiene con lo que le pasó.- Dijo Pam con un tono de voz severa y frunciendo los labios. Vanessa se quedó en silencio, pero se sentó al lado de la cama de Max.
Alejandro estaba al lado de la cama de Fiery con Karla e Isabella (Tengo que acercarme). Me senté en un banquito al lado de Isabella y noté que lo tenía agarrado de la mano. Pam estaba de pie y un poco distante de Fiery.
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†Maleficio†
Teen FictionMax Taylor es un jóven de 15 años, indiferente y un poco aburrido. Ha tenido pesadillas horribles que lo despiertan cada noche y poco a poco son más recurrentes y más claras, pero eso no es todo... Empieza a experimentar sucesos extraños en su vida...