Capítulo #13: Digno de la Realeza.

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Con ustedes... Cassiopea Tervinter.

Mi cuarto se hallaba sereno. Una cama de madera blanca con una cobija mullida y voluminosa, color blanca. Las ventanas, aunque llegaban hasta el techo, estaban cubiertas por una cortina rosa que no dejaba entrar la luz. Un closet de pared con unas puertas gigantezcas, donde podía guardar muchisima ropa, al lado de mi cama mi lámpara de noche y un despertador común y corriente... Una habitación hecha para una princesa.

 Entre las sábanas, arropada, estaba yo.

 ¡RING RIIING!

Me desperté exaltada... para nada, porque era ese estupido despertador humano otra vez. Era odioso despertar así todas las mañanas, así que con un destello lo volé en pedazos... ya van 37 este mes.

 Me estiré, bostecé y me rasqué el cuero cabelludo: hoy es el día.

  Tocaron la puerta de mi cuarto con suavidad.

  -Su majestad, ¿ya está lista?- Dijo una voz masculina detrás de la puerta.

 -Claro- Iba a pararme de la cama cuando ví que estaba en ropa interior- ROMAN NO...-Se abrió la puerta.

  Roman era mi más fiel seguidor. Acababa de cumplir los 17 años, era alto, atlético y era leal. Tenía cabello medianamente corto, color negro azabache, que resaltaba con su piel blanca como la nieve; un flequillo de lado iba desde un poco mas de la mitad de su frente hasta el lado izquierdo de su cara, casi tapándole el ojo. Sus ojos grises eran tan atrapantes que no podías dejarlos de ver. No era muy musculoso, pero las encomiendas mías, que eran muy exigentes, remarcaban sus músculos de una manera delicada y le daba el toque varoníl. Lo más resaltante era que, cuando hablaba, se podían notar sus dientes caninos superiores un poco mas largos, como los de un vampiro, pero un poquito mas cortos.

 >Un súbdito te va a ver los calzones<

 Roman entró a la habitación. Tenía una camisa blanca y un pantalón “Blue Jean” de color negro.

  -Su majes... ¡oh! Lo siento mucho- Dijo dándose la vuelta. Pude notar un poco de sonrojo en sus cachetes.

  No pude evitar sonrojarme también.

  -No te preocupes, Roman- Dije dirigiéndome rápidamente hacia el closet de mi cuarto- ¿Alguna noticia?- abrí mi closet, que estaba lleno de vestidos, camisas, pantalones y túnicas hasta reventar... buscaba algo práctico para la mañana.

  -Ehmm... bueno- Dijo Roman. Su camisa, a la medida, remarcaba su espalda muy bien...- La reunión se llevará a cabo en el Gran Salón, a las 5 de la tarde.

  ¡Espabila Cassiopea que se te sale la baba!

 >Es un súbdito<

 Un lindo súbdito...

 -¡Entonces ahora es que queda tiempo!- Dije feliz. Me puse una camisa de tela liviana blanca y un short muy cómodo.

  Lista y con hambre, salí de la habitación como una flecha. Roman me siguió. Fuimos al pasillo, donde habían adornos, candelabros, cuadros pintorezcos, mesas modernas con floreros y jarrones griegos y todas las cosas que se puedan esperar de un castillo.

 Mientras íbamos por el pasillo, Roman estaba caminando delante de mí hasta qe paró un poco para hablar conmigo.

  -Su magestad, le sugiero que coma algo liviano para que comience el día con una mejor aptitud físi...

  -¡Nonono! Nada de eso- Interrumpí- Quiero un plato con Ghamaunthers y leche.

 -Sus deseos son orde…

†Maleficio†Donde viven las historias. Descúbrelo ahora