Capítulo #16: La aflición de Vanessa.

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ANTES DE COMENZAR: Perdonen por no haber montado otro capítulo en un mes (?) pero he tenido ciertos eventos e inconvenientes para escribir... EN FIN: acá tienen su nuevo capítulo c: narrado por nada más y nada menos que por Vanessa Maelstorm. Disfruten Maleficents ._./

La luz del día entraba por mi ventana, alumbrando las paredes rosa oscuro, y además mi gran dibujo de una estrella destellante en el techo.

El TecnoQuare empezó a chillar con una molesta cancioncilla, mientras marcaba las 8:30 am.

Me senté en el borde de la cama, me estiré y bostecé enormemente, y el TecnoQuare seguía sonando.

-¡¡CALLATE!!- Grité con potencia al tarado aparatico ese.

Al instante, el TecnoQuare morado burbujeante se apagó. Es sorprendente lo que una debe hacer para no ser molestada.

Me puse mis zapatillas rosadas favoritas y me paré aburrida. No sabía ni que demonios iba  a hacer hoy, y en realidad, no me emocionaba mucho la idea de ir al Bestiario... quiero divertirme de lo lindo.

-Reserare- Murmuré. La puerta se abrió velozmente.

 Al fondo pude escuchar la puerta de la calle cerrándose suavemente... Tal vez es el idiota de Max o alguien encantado de madrugar.

 Lo primero que hice fue bajar a las escaleras, prendí la radio de la cocina y me metí a ver si podía comer algo...

 Saqué algunos ingredientes del congelador y puse algunas cosas de la alacena en la mesa.

Vi a un lado y vi al otro lado para asegurarme de que nadie estuviera viéndome desde la sala. Registré mis bolsillos y encontré una runa blanca del tamaño de una medalla, junto con mi vara rúnica.

En un instante, hice los trazos correspondientes y la runa cambió a color amarillo.

Sostuve la runa en frente de los ingredientes y usé mi energía mágica para activarla: Las grietas y los trazos de la runa empezaron a brillar, la piedra se desmoronó y quedó una voluta de luz amarilla flotando en donde estaba la runa.

La voluta brillante destelló y los ingredientes empezaron a unirse entre sí. Algunos vibraban hasta echar humo, otros se separaban en rebanadas, otros flotaban en el aire esperando su turno. Después de un espetáculo de cosas que se estrellaban y combinaban, quedó un sanwich de atún con rebanadas de tocino y salsa de manzana hervida dulce. Era mi favorito.

Al menos sacar buenas notas en Racial Arcano servía al final para algo, pero tenía que tener cuidado, porque si los demás ven que sé hacer eso, me nombrarán como la cocinera hedionda a grasa y esclava de los oficios, como la miserable de Karla... y les echaría algún veneno a los jugos  a todos por venganza.

 Reía por lo bajo mientras comía mi sanwich.

 Eché un vistazo por la ventana de la cocina, que daba a un patio-jardín bellísimo en donde podíamos usar nuestros poderes y pasar un rato libre.

En el medio del patio, Roman se hallaba en el pie de un árbol al parecer meditando.

 >No crees que vas a salir a molestarlo.. ¿O sí?<

Terminé mi sanwich muy rápido para poder hacerle compañía. Estaba a punto de salir cuando me ví en el espejo: Tenía una bata de dormir ESPANTOSA y unas zapatillas muy... inapropiadas.

 Subí a mi habitación, me puse una franela blanca con una guitarra eléctrica verde, unos legins negros y unos zapatos deportivos. Corrí al baño a hacerme una trenza en el cabello cuando un pensamiento llegó a mi cabeza:

†Maleficio†Donde viven las historias. Descúbrelo ahora