Estaba acorralado y en una posicón muy desfavorable: El cuarto estaba totalmente a oscuras, lo que me saboteaba la visión sobrelo-que-sea-que-fuese esa cosa; y además la cosa podía estar utilizando a mi madre como un escudo viviente. No podía pensar con claridad.
-Luce- Dije en voz alta. A diferencia del otro hechizo de luz es que éste era más intenso y duradero. Una voluta de luz del tamaño de un balón de fútbol salió de mis manos hacia el techo y se quedó suspendida.
Mi madre no estaba.
Escudriñé la habitación con la vista preparando una onda de energía para atacar, pero no encontré nada. La angustia me carcomía y quería salvar a mi mamá de todo mal.
El pomo de la puerta giraba, pero por más que lo intentaba a empujones y a golpes, no se abrió: parecía bloqueada del otro lado.
Escuché un cascabel justo en mi oreja. Al voltear rápidamente, no había nada. ¿Estaría jugando con su comida antes de matarla?
Maldición....
-Aperire Abscondida- Murmuré: Nada pasó.
La cosa rió. Tenía una voz áspera y siseante, como de Reptiliano. Mientras estaba en su sigilo, tropezó una lata de acéite para carros.
-No me dejas otra alternativa- Dije. Lancé la onda chispeante para donde había tropezado la lata, pero dio de lleno en la pared, causando que volaran pequeños pedazos de bloques. De seguro era otra táctica para distraerme y jugar conmigo.
Un caucho que estaba en la pared se movió un poco. Rápidamente lancé otra onda que le dio de lleno al caucho he hizo que se cayera de su clavo en donde estaba guindando...
La cosa rió.
Desesperado y asustado de que fuera a agarrarme por sorpresa, concentré la energía en mi puño y me volteé hacia la puerta, la golpeé y le abrí un hueco por donde salió mi puño. Del otro lado un mueble de la sala de estar estaba atravesado para bloquear la puerta.
-¡Ayud...!- Al instante, algo me agarró del tobillo y me arrastró por toda la habitación, dándome vueltas por toda el lugar hasta que me estampó contra la puerta hacia el exterior de la cochera. La puerta cedió y pude ver la luz del ocaso estando boca arriba.
Aturdido y sin aire, hice un esfuerzo y me puse de pie para pelear mejor: Ahora no tenía el espacio limitado. En el piso de arriba se desquebrajaban las ventanas y habían destellos de luz que resonaban por todos lados.
Vanessa saltó por la ventana y cayó con torpeza; se recuperó dando tumbos.
-¡Taylor!- Gritó mientras iba para donde yo estaba.
Una lengua musculosa y delgada emergió de un lugar espontáneo y, con un azote, golpeó a Vanessa, derribándola. Luego, la lengua se metió de vuelta en la boca de su dueño invisible.
Noté que el pasto estaba aplastado a 2 metros de allí... era mi oportunidad.
Concentré energía en mi dedo hasta que emitiera chispas y destellos, y, sin dar lugar a otras acciones, un gran rayo ensordecedor le dio de lleno a la cosa, revelando su cuerpo invisible.
Era como el Reptiliano que había visto cuando me llevaron al mundo mágico, pero tenía unas garras afiladas y su cara era muy parecida a la de una anaconda, con los ojos rojos y una sonrisa llena de dientes como agujas. Aún con la descarga de rayo que le impactó, tenía una sonrisa burlona.
-Interesante- Siseo la bestia.
Vanessa se había incorporado del suelo rápidamente.
-¡Por el poder de los astros y del universo, TECNICA ARCANA: Fuego Solar!- Dijo sin vacilar ni un segundo, alzando las manos al cielo y dando ligeros destellos azules. Del cielo cayeron unos meteoritos envueltos en llamas.
ESTÁS LEYENDO
†Maleficio†
أدب المراهقينMax Taylor es un jóven de 15 años, indiferente y un poco aburrido. Ha tenido pesadillas horribles que lo despiertan cada noche y poco a poco son más recurrentes y más claras, pero eso no es todo... Empieza a experimentar sucesos extraños en su vida...