Capítulo #4 El Secreto de Alan

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Mi salón está en el segundo piso. Al salir todos del salón hacia las escaleras al primer piso iba acompañado de Karla.

 -¿… Y entonces le digo: Por que eres tan tonta? Jajaja! Debiste ver su cara- Dijo Karla. No pude captar todo porque me inquietaba lo que sea que vi con la capa negra bajo la lluvia desde la ventana de mi salón de clases- oye… ¿estas bien?- preguntó preocupada.

 -Si si… estoy bien- dije volviendo de mis pensamientos.

 -Siento que te pasa algo- Dijo ella preocupada- Sabes que lo que sea me lo puedes contar…

 -No, en serio, nada… solo estoy un poco cansado. Es todo- Dije yo tratando de sonar creíble. De verdad no quería involucrar a nadie en mis pensamientos.

 Cuando iba bajando las escaleras cuando de repente llegaron mis admiradoras gritando “FELIZ CUMPLEAÑOOOOOOOOOS MAX TE AMAMOOOOS”… ya sabían que cumplo hoy y estaba tan molesto en ese instante cuando lo escuché que me voltee a ver si daba crédito: Habían aproximadamente 6 niñas con pancartas donde estaba dibujada mi cara y muchísimos corazones (bien horrible y ridículo), una con un gran pastel con mi nombre y una gran foto mía de tamaño EXTRA GIGANTEZCO y, de paso, eligieron una de mi red social en donde se me veía un moco. Todo eso sucedió en 2 segundos y todos esos pensamientos pasaron por mi cabeza. Pero nada peor que lo que iba a pasar a continuación:

 Una de las chicas con la pancarta de pastel de cumpleaños se resbaló apenas gritaron el “feliz cumpleaños Max, te amamos” y se llevó a sus amiguitas por el frente, haciendo que se originara una avalancha de chicas gritonas y derribando a todos los chicos y chicas, incluyéndome. Sentía como rodábamos por las escaleras y, al llegar abajo, me golpeé durísimo la cabeza contra el suelo.

 -¡Auch!- dije al llegar abajo y me levanté muy mareado del suelo.

 -¿Estas bien? ¿Te duele algo? ¿Estas entero? ¿Quieres que te busque hielo?- Preguntaron muchísimas veces las fans.

Sentía como la ira se apoderaba de mi cuerpo. Extrañamente, las luces del colegio empezaban a parpadear y una ráfaga de viento empezaba a batir los volantes que estaban en las paredes.

 -¡NO! ¡NO ESTOY BIEN!- dije recuperándome de mi aturdimiento- NO ESTA BIEN QUE UN MONTÓN DE CHICAS DECEREBRADAS ME PERSIGAN CON PANCARTAS Y ANUNCIANDO ALGO QUE NO QUERIA QUE SUPIERA TODO EL MUNDO!- respiré con rapidez- No puedo creer que algo que tenía en secreto por muchos meses LO ARRUINEN TAN RAPIDO! ¡Espléndido!.

Dos bombillas de luz incandescente echaron chispas y explotaron. Algunas chicas pegaron un gritico. Extrañamente, todo se quedo quieto y en silencio.

¿Qué carajos acababa de pasar?

Todos me veían en ese momento. Lo primero que quería evitar ya era realidad. Quería evitar la atención de las personas hacia mí, que Karla se sintiera mal por no decirle que cumplía años y, sobretodo, el hecho que no tuviera celebración y que todos lo supieran.

En realidad fue una total estupidez no haberle dicho a Karla algo tan sencillo como mi cumpleaños... todos cumplen años un día al año ¿no? entonces ¿Para qué necesitaba tanto misterio?

>Eres un asocial de mierda<

 Agarré mi bolso del suelo y salí por la puerta del patio principal furioso y con los pensamientos hechos un rollo. No me atrevía a mirarle la cara a Karla. Seguía lloviendo afuera y, para colmo, revisé mi bolso y olvidé el paraguas en mi casa. Me fui caminando a mi casa bajo la lluvia y podía notar las gotas que caían en mi cabeza y que mojaban mi cabello. Las gotas de lluvia me corrían por el rostro y los mechones de cabello. Además de sentir furia y vergüenza, sentía mucho frío. No había notado lo agradable que era  estar debajo de la lluvia…  

¿Ese hombre de capa negra en frente de mí estaría pensando lo mismo que yo?

 Se me erizaron los cabellos de la nuca y sentí como si fuera a vomitar… el hombre en frente de mi era exactamente igual al que vi por la ventanilla del colegio. Estaba parado en frente de mí bloqueándome el paso y lo primero que hice fue detenerme.

 No se cuantos segundos me quedé paralizado sin decir nada parado bajo la lluvia. Mi cerebro simplemente no podía funcionar. Había un olor a pantano en el aire y provenía de la figura encapuchada y siniestra que tenía a dos metros de distancia.

 -Al fin llego el día- dijo la cosa. Tenía una voz muy gruesa y carrasposa. No podía ver su rostro- el chico más esperado del siglo… me costó encontrarte y te he estado observando desde muchos años… pero por fin llegó la hora- sacó algo de un bolsillo de la capa negra y sacó un reloj de bolsillo- un.. poco… mas…

 Sentí que el alma se me iba del cuerpo, que un escalofrío me consumió los nervios, que los músculos se me tensaban… Tenía muchísimo miedo para moverme.

 -Muevete… muevete- me repetía muchas veces en mi cabeza pero mi cuerpo estaba congelado, como si tuviera un bloque de hielo rodeándome e impidiéndome mover. Por alguna razón no podía gritar ni hacer nada como autodefensa... era muy antinatural.

 -Oh! Que bien… feliz cumpleaños- Dijo mirando el reloj de bolsillo- a las 10 de la mañana naciste y adivina que hora es…

 ¿Qué carajo le pasa a este tipo? No sabía que tenía que ver todo eso de mi nacimiento pero salí de mi parálisis y lo primero que hice fue mirar a los lados: no había nadie.

 Cuando me vio fijamente a los ojos… fue espantoso... era un rostro con escamas de serpiente, con una naríz muy pequeña, unos dientes afilados, una boca cerrada muy grande y unos ojos rojos como el fuego. De su manga salió un cuchillo del tamaño de un paraguas. Estábamos separados por solo 3 metros y veía como caminaba velozmente hacia mí.

 La cosa se abalanzó sobre mí pero, extrañamente, calló a un lado de una patada en el rostro: Era Alan.

 La cosa dio una voltereta hacia atrás después de recuperarse del suelo. Entre La cosa y yo estaba atravesado Alan.

 -¿Estas bien?- preguntó Alan. No tenía el mismo tono inocente… se escuchaba como una persona diferente.

¿Qué carajos estaba pasando? 

 Me limité a asentir pero quería hacer millones de preguntas pero quedé en shock por lo que pasó a continuación:

 Alan sacó de su mochila una rosa y la sostuvo con la mano. Irónicamente me pregunté si se lo iba a regalar para que me dejara en paz esa cosa tan horrible. Pero no.

 Alan cerró los ojos y gritó:

 -         ¡LÁTIGO DE ESPINAS!

 Quedé atónito! A la rosa se le cayeron los pétalos y el tallo se alumbró de rojo y se alargó como una cuerda.

 Cuando La Cosa venía a abalanzarse contra Alan, solo vi que el agitó la cuerda muchas veces y ví un haz de luz rojo marcándose muy rápido en el aire. La cosa se quedó estática en pleno recorrido con mirada vacía y se despedazó en muchas partes, esparciéndose por todo el suelo.

 Estaba en shock… no podía creer lo que había visto. Miles de cosas me pasaban por la cabeza.

-¡ALAN, PERO QUE CARA...!

 -Tranquilo, las respuestas las vas a obtener pronto- Dijo Alan de una manera muy calmada.

 Alan hizo un ademán con el látigo y volvió a la forma original: una rosa roja. Después dio 2 pasos atrás y de repente se rodeó de un ciclón de hojas y desapareció en un parpadeo.

...

A la verga, me voy a Narnia.

†Maleficio†Donde viven las historias. Descúbrelo ahora