Historia del videojuego THE LAST OF US

Capítulo 26

IMAGEN: SALT LAKE CITY (CIUDAD DEL HOSPITAL SAINT MARY)

PRIMAVERA

El clima se había vuelto más cálido, o al menos lo era en la ciudad. La brisa era suave y el sol brillaba sobre ellos.

– ¡Ellie! – La llamó él desde una distancia de diez metros. Ellie se volteó a mirarlo. – ¿Me escuchaste?

– No. ¿Qué?

– Mira, el hospital. Aquí es donde bajamos. Vamos niña.

Joel hizo un gesto para que avanzaran. Estaban en la autopista que llevaba a la ciudad. Sobre sus cabezas estaban los típicos letreros gigantes verdes de las carreteras, señales de tránsito que se alzan sobre los autos en complicadas instalaciones con tubos de metal, que sirven para llegar a algún lugar y ubicarse al llegar a una ciudad.

"WEST Reno" "NORTH Salt Lake City" "Tunnel East" "Hospital NEXT EXIT"

Caminaban entre medio de un cementerio de autos, deformado por la vegetación y enredaderas alrededor de los autos más antiguos, pero eso no era lo importante.

– ¿Sientes esa brisa, no? Sabes, en un día como este, me sentaría en mi porche y agarraría mi guitarra. – Comentó Joel animado. – Sí, cuando terminemos con esto, te enseñaré a tocar la guitarra. Sí, creo que realmente te va a gustar. ¿Qué dices, eh?

Pero Ellie se limitó a asentir. Joel vio una casa rodante con la puerta abierta. Había unas cosas útiles, además de los cadáveres de los antiguos dueños.

– Dios... – Dijo Joel observando una fotografía de una bella familia.

Joel salió de la casa rodante y se encontró con Ellie.

–Soñé que volaba la otra noche. – Dijo Ellie.

– ¿Oh, sí?

– Ah... no importa, era un sueño tonto.

Estaban más próximos a la "civilización". Descendieron por la carretera que se empinaba.

–Mira eso... Otra ciudad, otra zona de cuarentena abandonada.

Llegaron a la ciudad, la cual tenía un enorme muro con un portón cerrado. Un autobús estaba estampado contra el portón, pero no lo había abierto. Joel rodeo el autobús y vio junto a él una vieja furgoneta. Se trepó a ella y subió al techo del autobús. Desde allí tenía una mejor vista de la ciudad, junto a la del enorme hospital, el cual estaba un poco lejos.

– Ahí está ese hospital que la Luciérnaga mencionó. Vamos niña.

Joel saltó con facilidad hacia el otro lado del portón. Allí había varias barricadas, todas igual de abandonadas. Ellie le siguió el paso.

– Tal vez podamos pasar por aquí. – Dijo Joel entrando al vestíbulo principal del tren subterráneo, donde antiguamente se vendían los boletos. No había forma de salir de allí más que por donde habían entrado. Joel vio una escalera, pero estaba muy alta para que él la alcanzara. – Podríamos usar esa escalera. Aquí vamos. – Dijo juntando sus manos y agachándose un poco, para que Ellie se trepara. Pero ella se había quedado sentada en las sillas de espera del lugar. – Ellie. – Le dijo, pero ella no contestó, andaba como en otro planeta, perdida en sus pensamientos. – Ellie.

– ¿Qué?

– La escalera, vamos.

– Bien... – Dijo Ellie sin ánimos, poniéndose de pie y yendo a donde Joel estaba.