Fuego Azúl [Libro #1]

Capitulo 59: El fuego que no quema.

Narra Jeim

Otra vez encerrada y retenida con oxidadas cadenas con puyas de cristal. Podría dejar escapar él fuego de mi cuerpo y no pasaría nada. Linda bendición, quemar personas pero no cosas.

Jack agita las cadenas mientras deja escapar fuego azul, las cadenas se rompen y por un momento pienso que ya estamos librados, pero su cuerpo se retuerce del dolor, las púas de cristal aun permanecen enterradas en su piel y lo queman. He estado evitando hablar con él, pero esto es algo de vida o muerte. Estiro mis brazos con las cadenas puestas y tomo sus brazos.

—Intentare sacártelas, eso dolerá.

Trato de medio sacar un poco mi mano de las cadenas y comienzo a retirar cada púa de cristal. El se sacude con cada una que sale y no puedo negar que me hace mal verlo así. Quiero abrazarlo y besarlo, pero no se me es permitido, sigo con mi poca afectividad de siempre. No logró quitarme mi armadura, sigue permaneciendo intacta.

—Ahora te las quitaré a ti.

Jack empieza a lanzar su fuego con aspecto parecido a agua en mis cadenas y estas caen enseguida. Luego me retira cada púa de cristal y él siente mas dolor de lo que yo siento. Su cara es pura mueca de dolor en cambio yo permanezco con mi expresión neutra, sin ninguna emoción.

—¿Por qué ocultas tus emociones?

La pregunta me abofetea y no tengo nada irónico que decir. Sé perfectamente que es cierto.

—¿Por tu madre?, Jeim sé que no quieres que me entrometa en tu vida, pero esto va más allá que eso. Me preocupas y me importas.

—Mi madre, yo no tengo madre. Me doy la vuelta y agarro los barrotes. -Creo que mejor dejemos él parloteo sobre mi vida y nos vayamos de aquí.

Jack lanza fuego a los barrotes y estas quedan consumidos, dandonos la salida a este asqueroso lugar. Ahora lo siguiente será buscar a Rachel y Miller, algo me dice que ellos también están aquí.

                              ****

Jack esta sacando a Rachel y a Miller de sus celdas, yo espero arrecostada en una columna examinándome las uñas hechas un desastre por tanto intentan abrir la celda.

—Señorita fuego mortal, es un gusto verla y solitaria además. Que buena suerte la mía, así podemos charlar.

—Ahorrate tus comentarios bruja del 71.

La bruja levantó una ceja, no sabia nada de lo que me refería.

—Eres demasiado agresiva. Me sorprende que Jack te ame.

Me abalancé sobre la mujer de cabellera larga negra y tome su cuello entre mis manos. Deje escapar él fuego sobre su cuello de porcelana esperando hacerla chillar del dolor, pero no sucedió nada.

—¿Como?—Digo.

—Aun tengo ese hechizo que me hace imune a cualquier tipo de magia.

La solté y apreté los dientes llena de ira.

—Tienes impulso asesino, algo que no me sorprende. Tu trastorno disociativo parece seguir aún.

¿Trastorno disociativo?

—La blasfemia es un pecado bruja, busca tu escoba y andate volando.

La madre de Estela soltó una carcajada. Era espeluznante.

—Ya veo tu madre te escondió tu trastorno. Pero dime ¿Que se siente ser la chica punk libre y temararia ya vulnerable y atada?

—No será tan fácil torturarme.

Levante la piedra y se la estampe en la cabeza, dejándola inconsciente. En Ese momento salio Jack con Rachel y Miller.

—En serio golpeaste una mujer embarazada.

—No se le puede llamar mujer a eso y de seguro lo que lleva en él vientre sera otro psicópata que quiera acabe con él mundo.

Jack me abraza y me da palmaditas en la cabeza.

—Salgamos ya de esta mierda. Es la primera palabrota que lo oigo decir y por alguna extraña razón sonó tierno.

                             ***
Miller empuja hacia afuera la puerta y a la vez intenta hacia adentro. Jack la intenta quemar con su fuego y yo con él mio, pero nada la derriba.

—Un hechizo protector que solo puedo romper. No los dejare ir tan fácil mis queridos...

La bruja se contrae como escarabajo y se tira boca arriba apretando su vientre.

—Madre.

Estela sale corriendo de un pasillo. Rachel la ha mencionado varias veces antes de que decidiéramos salir, la buscamos como buenos amigos que somos de Rachel. Ella nunca me ha caído del todo bien, es jodidamente perfecta porque es hermosa, inteligente y muy pero muy poderosa.

Estela se arrodilla ante su madre.

—El bebé ya viene.

No se como podía llamar bebé a algo que ni sabemos si tiene forma de uno.