capitulo 72

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ya estamos cerca del final  *O* LA SEGUNDA TEMPORADA LA SUBIRE PRONTO!!!

lo prometido es deuda tarde pero llego ahora subire todo lo que queda de la novela y el primer capitulo de la segunda temporada <33  las amoooo!!!

katta

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Cαριтυlσ Ochєитα&Dσs. 

Justin ~

Después de salir de la floristería, por segunda vez y avergonzado, me voy junto a Roberto a buscar mi moto, que la deje guardada pensando que ya no la usaría más, pero las ganas que le tenía a ese coche no se comparan con las que tengo de estar con ______.

- Martín quiere verte- me dice serio Roberto

- Me imagino, hace mucho que no me da ningún encargo- digo encendiendo la moto- Oh mi nena, te he extraño- le digo a la moto, Roberto me mira con una ceja enarcada y rompe a reír 

- Tío y después te metes conmigo por consentir a mi Lucy

- Es que eres patético, hasta el nombre “Lucy”- él me pega en el hombro y yo río.

Salimos los dos en mi moto de camino a la guarida/casa de mi tío Martín, en menos de media hora llegamos y nos dejan pasar sus dos gorilas al reconocernos. Roberto se sienta en el sofá mientras yo sigo hasta entrar en su despacho, toco dos veces y escucho un adelante por su parte.

- Hola tío- le saludo pasando a su despacho

- Haz lo que te digo, ¿de acuerdo?- le ordena con voz profunda a un chico que no había visto antes, mi tío espera a que se marche antes de hablarme- ¿Cómo estas? Me he enterado de la tontería que hiciste- dice negando con la cabeza y su corta melena risada se mueve muy poco pues tiene el pelo demasiado engominado

- Estoy bien, no fue nada- digo encogiéndome de hombros quitándole importancia

- Bien… porque te tengo un trabajito- dice encendiendo un cigarrillo, me ofrece uno y yo niego, él me mira sorprendido pues nunca me niego

- Tengo que darme un respiro después de lo que me paso- digo con una mueca 

- Me parece bien, maduro de tu parte- yo no hago ningún comentario, solo espero a que me diga que quiere que haga- necesito que lleves un paquete a las fueras de Madrid, a Pozuelo, a la salida de la Renfe^ te estará esperando una chica, no mucho más mayor que tu, es enviada de mi comprador, de tez morena, llevará un libro, Cien años de soledad se titula, en cuanto la veas dirígete con ella a un lugar más apartado y allí haréis el cambio. 

- ¿Cambio? ¿Qué me tiene que entregar ella?- pregunto algo confuso, pues normalmente yo entrego la mercancía y me marcho, no tengo que volver con nada

- No es de tu incumbencia, Justin

- Si lo voy a traer tendré que saber de que se trata ¿no crees? Puede que… me intente engañar

- Tranquilo, no se le ocurriría engañarme… conozco todos sus movimientos

- Esta bien- digo a regañadientes

- Justin… no me pidas que confía en ti más de lo que mereces… te lo ofrecí hace poco y tu rechazaste mi oferta- me dice tranquilamente

- Lo se. Y no me arrepiento. No quiero involucrarme demasiado en estos negocios… lo sabes, tío

- Si y te entiendo. Eres joven, puedes tener otra cosa en tu futuro, una vida mejor… hijos, mujer- dice esto ultimo con cierta melancolía y recuerdo que hoy se cumplen cinco años de la muerte de su familia

- Me alegro que lo entiendas- me levanto de la silla y me dirijo a la puerta- y siento que no puedas tenerlas contigo- susurro antes de salir

Encuentro a Roberto donde lo deje, solo que esta coqueteando con una de las subalternas de mi tío, yo solo niego con la cabeza con una sonrisa y sigo mi camino a otro lugar de la casa, con el encargado de darme el bolso que contiene la mercancía y un móvil con una localizador, por si las cosas no salen como pensamos y me meto en algún lío ellos acudir en mi ayuda.

- Ey!- le saludo pasando a su cuarto

- Hasta que apareces, eh- me dice son una sonrisa de lado- andabas perdido 

- Cosas… - me limito a decirle sin mirarle- me han dicho que tienes algo para mi

- Si, aquí tienes- y me pasa el bolso- y esto- pasándome el móvil y las llaves de un coche- el jefe dice que vayas en coche, en el tren últimamente hay mucha vigilancia.

Salgo de allí sin despedirme de Roberto, que esta muy entretenido con la chica, como quiera el sabe el camino de vuelta, de hecho él trabaja también para Martín pero con un bajo rango, solo es un camello. Me subo al coche y salgo rumbo a mi destino.

Es increíble como pasa el tiempo. Cuando mi madre me echo de casa por petición de ese señor llamado Charlie y al que llame en mi infancia padre, pensé que mi mundo estaba acabado. Pero entonces Martín apareció por arte de magia ofreciéndome cosas que a cualquier adolescente le cegaría: dinero, fiestas y ligues de una noche. Pero yo solo tenía 16 años, casi 17, aún así, me deje llevar por él. Comencé por debajo, él me daba marihuana para vender a las bandas de los parques y la cosa iba bien. Me consiguió una casa, en la que vivo ahora y me dejaba entrar a las fiestas de “mayores” aunque era más bien para que fuera viéndome como funciona la cosa y “ampliará horizontes” como él lo llama, en otras palabras: para que me fuera sumergiéndome en ese mundo todavía más.

Nunca me ha gustado del todo, Martín lo sabe, lo hago más por necesidad, quiero decir, ¿si no me hubiese metido en esto donde estaría ahora mismo? Así que en cierta forma le debo mucho a Martín. A pesar de que, sin darme cuenta subí un escalón y otro más y ahora soy un distribuidor. Pero sé que si algún día lo quisiese dejar, ni Martín ni nadie se opondría, a fin de cuentas, nunca me he comprometido de verdad en esto. Me doy cuenta que ya he llegado a mi destino, en menos de 45 minutos que se me fueron volando pensando en temas que tendría que tener más que superados.

Me bajo del coche. Busco a una chica con la descripción que me dio mi tío quiero salir rápido de esto, así que me acerco a la estación buscándola. Y la veo. Guapa, si señor, lastima que yo ya tenga ojos solo para una.

nota:

Renfe es el tren de los españoles :333

así el tiburón se enamora del pecesito (justin bieber)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora