Angie sabía varias cosas.
Sabía que el hecho de que la invocaran justo en ese momento no era una cuestión arbitraria; que eso formaba parte del plan de Horcos o, al menos, de aquellos que se estaban encargando de traerlo a la tierra. Sabía, además, que seguía en la ciudad.
Sabía que el final se acercaba; que la llegada de su hermano era inminente y que, aunque Orube no había muerto, la muerte de sus hijas se había sumado a la cuenta. Casi podía olerle.
Sabía que era mucho más débil de lo que esperaba y sabía que aquellos helicópteros y aquellas balas estaban protegidos por sellos.
Y sabía que, en la ciudad, solo había una persona que sabía como trazar esos sellos.
-¡¡Amarantine Buxtrode!!- gritó. Fue un rugido sobrecogedor que hizo temblar los cimientos del lugar en el que se encontraba. En forma de humo negro se impulsó hacia adelante, pero chocó con la barrera invisible del círculo de invocación que, como siempre, era perfecto. Rugió de nuevo. Cuando tomó forma lo hizo con las alas de plumas negras extendida, con los cuernos afilados en su frente y con su cola de demonio dando latigazos a todas partes. Su pies se había vuelto roja, su pelo ardía, sus ojos eran una inmensa pupila negra.
Lo había comprendido demasiado tarde; había subestimado a las brujas, cuando Buxtrode la había llamado tantas veces como había querido. Tenían el conocimiento para atarla pero ella había sido tan estúpida, tan soberbia, que no había sido capaz de darse cuenta. Ardía en rabia, sí, pero contra si misma. Volver al infierno era más necesario de lo que había creído en un primer momento pero lo cierto era que no las tenía todas consigo; por primera vez dudó de si sería capaz de frenar aquello.
-Te había imaginado una forma original algo más elegante que esta, debo admitir.
La pelirroja sonreía con sus pómulos redondos y los labios pintados de rojo. No era la mujer que conocía; sus vestidos largos y sobrios habían desaparecido y, de golpe, se presentaba ante ella con un escotado vestido negro y un corset reluciente de dominatrix.
A medida que sus ojos se adaptaban al nuevo espacio comprobó que se encontraba en una nave inmensa que olía a las afueras y a metralla, había armas y hombres que las portaban a su alrededor. Sobre el suelo de hormigón el círculo de invocación estaba trazado con la precisión acostumbrada de alguien que llevaba mucho tiempo preparándose para aquello. La luz era escasa y Angie acertó a ver una escalerilla metálica.
-No te creía tan imbécil como para jugármela así- Angie sonrió y sus colmillos afilados relucieron en el fuego.
-Si tengo que ser sincera yo no esperaba que fuera tan fácil engañarte, pero así ha resultado- parecía tranquila. Llevaba una gargantilla oscura con brillantes y unos guantes que le llegaban hasta los codos- También es mérito mío; soy una experta mentirosa. Si mi madre cayó, ¿cómo no ibas a caer tú?
-¿Has olvidado con quien estás hablando?
-No. Ni un momento. Por eso me las he arreglado para que pierdas el tiempo hasta humanizarte lo máximo posible. Entiendo muy bien como funcionáis los demonios; cuando has sido poderosa no necesitabas pavonearte con esta apariencia, pero ahora sabes que eres débil.
Sí, eso era cierto, pero eso no hacía que aquello no tuviera sentido. Que Amarantine Buxtrode, con su voz débil y sus maneras asustadizas estuviera detrás de todo aquello era lo último que habría imaginado.
-¿Qué es lo que te ha prometido?- escupió Angelique- ¿Qué clase de poder?¿Por qué montar todo esto por algo que yo podría haberte dado?
-Verás- suspiró- Me he pasado una vida deseosa de acabar con mi madre y con todo lo que significa. Me fabriqué una maravillosa coraza con una apariencia débil y endeble y, cuando la maté, me di cuenta de que esa apariencia sería muy útil a la hora de hacerme con algo de poder real. Esas leyes que los hombres nos han impuesto...-negó con la cabeza- Son tan molestas...
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caramelo
ParanormalJohan Andersen es uno de los agentes de la División Especial, una sección de la policía dedicada a resolver crímenes relacionados con la actividad paranormal, algo que se torna especialmente peligroso en la ciudad con mayor tasa de crímenes violento...