Prueba

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Recomendación Musical: "Sword & Cross" – Revolt Production Music

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―¿Enserio no te parece tierna? ―ella preguntó.

―Por supuesto que no, es rara ―contestó él, negando con la cabeza.

―Su inocencia es muy linda.

―No es inocencia, es ignorancia.

―Todos los días hablan de un anime diferente ―la mujer interrumpió, alejando un poco su mano y observando cómo sus uñas terminaban después de aplicarles un barniz azul―. ¿No tienen algo mejor de qué hablar?

Los dos jóvenes, sentados en la misma cama, se voltearon a ver, quedándose así por un par de segundos. ―No ―respondieron en unísono.

Todos, quienes sólo eran cuatro, en la habitación rieron. Ambos adultos, uno estando en su cama y la otra sentada en una silla a lado de él, intercambiaron miradas cómplices, decidiendo quién de los dos iniciaría; pero, antes de poder burlarse de los dos adolescentes, la puerta se abrió lentamente. El grupo centró su mirada hacia la entrada, confundidos, puesto que no se mostraba ningún cuerpo parado ahí.

―¡Buenos días! ―pero nueve voces diferentes gritaron al mismo tiempo, los dueños adentrándose en la habitación y deteniéndose en seco al ver a cierto azabache sentado en la misma cama.

―¿N-Nijimura-Senpai? ―el único rubio ladeó la cabeza y dibujó una pequeña sonrisa con sus labios.

―¿Hai...? ―el azabache cuestionó, nervioso, desvió la mirada de su viejo jugador, antes de dar media vuelta y caerse del colchón; se reincorporó, caminó entre los recién llegados y salió de la habitación, sólo para regresar, abrirse paso entre ellos y terminar detrás del pelirrojo y peli-celeste― Kati, buenos días.

Mientras la fémina rodaba los ojos, los nueve se esparcieron frente a su cama, dejándole ver a los cinco prodigios, el sexto hombre fantasma, la mánager de Tōō y a sus dos hermanos.

―¿Cómo estás, Kato...?

―¿Creyeron que los iba a perdonar tan fácilmente? Ilusos. Salgan de aquí ―los viejos titulares de Teikō se quedaron estáticos con los párpados completamente abiertos; voltearon a ver a su excapitán y luego a los dos adultos, aunque el trío estaba igual de confundido que ellos, por el tono y palabras de la chica―. ¡Es broma! ―ella fue la única en reír, dejando al resto con un ligero dolor en el pecho por el susto.

―Kat ―el moreno le apodó y se acercó unos pasos hacia ella con un semblante serio―, ya te hubiese golpeado si no...

―Pero estoy lisiada. ―burló con voz risueña.

―No te escaparás de mí cuando te recuperes...

―Hablando de estar 'lisiada' ―el oji-carmín se adelantó al grupo de manera segura―, nosotros comenzamos una intensa búsqueda por todo Japón para buscar la manera de facilitarte la movilidad.

Katomi intercambió miradas confusas con su hermana, antes de volverse hacia sus amigos. El grupo también intercambió expresiones satisfactorias, segundos antes de asentir al mismo tiempo y abrir camino para que eso pasase. Los ojos de la Ala-Pívot se abrieron no en alegría, sino en sorpresa y miedo. Lo que el grupo le había traído era una silla de ruedas, sin saber lo que ella pensaba acerca de ellas.

―C-chicos ―se aclaró un poco la garganta, atrayendo la mirada de todos―, no sé cómo agradecerles por esto..., pero..., a mí no me gusta utilizar sillas de ruedas para desplazarme ―cuando notó las miradas confusas de los diez enfrente de ella, suspiró una sola vez―. Me gusta sentirme con movilidad y me gustaría, por lo menos, sentirla cuando mis brazos cargasen todo mi peso; estar sentada todo el tiempo tampoco es algo que me guste mucho..., enserio, enserio, muchas gracias por conseguirla para mí..., pero..., tan sólo...

FracturaWhere stories live. Discover now