Peligro

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Recomendación Musical: "Impact" – Emad Yaghoubi

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Katomi miró con escepticismo la entrada de aquel gimnasio. Tuvo la sensación de que algo muy malo ocurriría si entraba. Existía la posibilidad de que todo estaría mejor si no se presentara en el juego, si dejara solo a su equipo. Sabía que aquellas bestias la buscaban sólo a ella. ¿Cuál otra razón habría para que Akuma no dejase fuera a ninguna estrella? No tenía sentido, al menos no para ella. Sin embargo, un escalofrío le decía que el oscuro legado de las segundas Reinas regresaría en esa Copa de Invierno.

―Deja de preocuparte, Kat ―la serena voz de su hermano la sacó de sus pensamientos. Parpadeó un par de veces y levantó la mirada hasta encontrarse con los ojos grisáceos de Himuro―. Todo estará bien. Tensai sabe cómo cuidarse de Akuma. Algo que puedo decirte de aquellos equipos que se dedican al juego sucio, es que nunca cambian sus tácticas. Si lograron sobrepasarlas una vez, pueden volver a hacerlo.

―Pero ―tras meditar un poco, la peli-naranja se volvió hacia la puerta de cristal con una mirada nerviosa―, ¿cuáles fueron las consecuencias? ―preguntó mientras señalaba sus extremidades paralizadas― Jamás me perdonaría si Ma-chan terminara igual que yo. Ahora ella tiene el papel de as. La conozco lo suficiente y sé todo lo que arriesgará con tal de salvar a la familia.

―No cometerán el mismo error una segunda vez, sis' ―habló de forma tranquila y colocó una mano sobre su hombro―. Se equivocaron cuando te dejaron toda la responsabilidad a ti. Eras tú a quien le tenían más miedo, por eso decidieron irse sobre de ti: intentaron detenerte, te sacaron más de un moratón y... ―se interrumpió a sí mismo antes de rechinar los dientes y golpear al aire― ¡Malditas, perras!

―Tranquilo, Tatsu-chan.

―Cuando me las encuentre...

―Debes calmarte, Muro-chin ―Murasakibara exclamó con el usual tono flojo que usaba, llevando su mano hacia el hombro de su capitán―. Ten, come una galleta..., tú también, Katom-chin.

―Gracias, Atsu-chan ―la vieja as de Tensai exclamó. Le dio una mordida al postre de chocolate y suspiró con pesadez―. Espero no tener que encontrarme con ninguna de Akuma, en especial a Arale.

―Y si lo haces ―Himuro intervino―, cuentas con todo el apoyo de Yōsen ―dicho eso, él, al igual que la fémina, miró sobre su hombro y sonrió de manera tranquila al encontrarse con los demás integrantes de su equipo, quienes caminaban con calma hacia ellos―. Ellos detendrán al resto de esas arpías, mientras yo voy por esa zorra de capitana.

―¡Tatsu-chan!

―Estoy bromeando, sis'.

―Más te vale ―exclamó en un tono autoritario―, no quiero que ni ustedes dos ni los chicos tengan problemas por mí. No se lo había dicho a nadie, pero Arale me amenazó con hacerle daño a alguno de ustedes. Alex logró correrlas después de golpear a su entrenadora. Espero que haya sido puro palabreo.

―Yo espero que no ―opinó Himuro, antes de comenzar a empujar la silla de ruedas de su hermana hacia el edificio―, así me darán otra razón para destruir sus rostros tan bellos.

―Hoy estás muy sádico, Tatsu-chan ―le recalcó la oji-naranja con una sonrisa de lado―. ¿Despertaste con un cuchillo en tu almohada?

―Terminó de ver una serie americana muy sangrienta ―respondió el peli-morado cuando entraron por fin al edificio.

Su plática se vio interrumpida al llevar su mirada hacia enfrente y encontrarse con una docena de reporteros rodeando a cierta persona. Murasakibara, ayudándose con su inhumana estatura, alzó la cabeza y se encontró con una cabellera azabache. Se encogió de hombros y pensó en seguir con su andar, pero se detuvo cuando vio la expresión aterrada de Katomi.

FracturaWhere stories live. Discover now