Negación, Miedo, Ira

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Recomendación Musical: "Bianca" - FLash

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Soltó un suspiro al tener enfrente el lugar de encuentro. Apoyándose con las muletas, avanzó hacia aquella banca yaciente en el parque enfrente de su edificio. Se sentó en el lugar y alzó la vista hacia el nublado cielo vespertino, llenando su mente de recuerdos y pensamientos que le ayudarían a pasar las siguientes dos horas.

Como toda la 'Generación Milagrosa' y sus hermanos habían acordado, la inesperada fiesta de celebración por la victoria de Rakuzan se realizaría en la casa del rubio, ya que ésta se encontraría solamente habitada por el Alero. Aunque ella sabía dónde quedaba, el Escolta de Shūtoku la obligó a reunirse con él en la banca donde se encontraba, ya que él debía hacer algo con su equipo primero; pero la peli-naranja decidió llegar dos horas antes para escaparse un momento de su hermana, quien se encontró calmada al creer que la menor sería recogida en el parque cruzando la calle.

Se recargó en el respaldo y bajó la mirada hacia sus manos, observando inconscientemente el pantalón holgado que traía puesto y el cual ocultaba sus paralizadas extremidades inferiores. Chasqueó la lengua molesta ante el recuerdo, por lo que decidió sacarlo de su mente y centrarse en lo que sucedía en ese instante: logró convencer a Alexandra de no regresar con la terapeuta, a lo que la mayor accedió, no por su hermana, sino porque Nentō le había mencionado no obligar a la oji-naranja. Después de su primera y única sesión con la mujer, intentó hablar con todos los involucrados y hacerlos detener lo que hacían por ella, pero no obtuvo algún cambio; era por eso que Midorima la recogería.

En la Inter-Escolar varonil, Rakuzan, el ganador, tuvo con un puntaje de ciento veintisiete, y Seirin, segundo lugar, un puntaje de ciento veinticinco. El campeonato de ese año había sido más reñido que el anterior: en los Cuartos de Final, Seirin venció a Kaijō, Fukuda Sōgō venció a Kirisaki Daīchi, Rakuzan a Yōsen y Tōō a Shūtoku; en las Semifinales, ni Tōō ni Fukuda Sōgō pudieron contra Rakuzan o Seirin, respectivamente.

Tensai...

No sabía nada de ellos, más que, el día anterior, ganaron su quinta ronda en las Preliminares del Torneo de Kantō (ya que, ese año, la Inter-Escolar femenil se atrasó a la varonil), ese mismo día estarían en las Semifinales y, al día siguiente, se enfrentarían contra las viejas Reinas de Chiba: la Preparatoria Togimasu. Con una repetición que llegó a ver por Internet, observó los increíbles dotes de la nueva Emperatriz: Yūgana Masae. Durante los pocos minutos del video, notó lo perfecto que seguían jugando las mejores Reinas; todo seguía con normalidad..., a pesar de aquel día.

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Subió el último escalón del primer piso, ya cansada de todas las personas que se le acercaban a preguntar la razón de llevar consigo un par de muletas y vestir un pantalón junto con el suéter de diario. Venía de hablar con el Director Mein; tras explicarle y aclararle su situación, el castaño-claro aceptó sus condiciones y le aportó cualquier ayuda, la cual ella denegó. Por fortuna, no se había encontrado con nadie de su Club Deportivo; el Comité de Educación Física no le importaba mucho (ya se había topado con el presidente), y lo mismo se podía decir de su grupo, ya que, como era un ciclo nuevo, no sabía quiénes serían sus nuevos compañeros.

Al recorrer la puerta, se encontró con unas cuantas caras familiares. En el momento en que entró al aula, miles de preguntas fueron soltadas acerca de su condición y, quienes no conocían a la peli-naranja que llevó a Tensai al triunfo el año pasado, se presentaron, sólo para preguntar también.

'Sólo una fractura.', era lo que ella respondía. Cuando alguien le volviese a preguntar ello, ya tendría que decir la verdad.

Cuando menos se dio cuenta, estaba a un minuto de iniciar su primer día de segundo año de preparatoria, por lo que eligió un lugar cerca de la ventana y se sentó en él. Tenía la vista clavada en el paisaje fuera del edificio, pero una cabellera rubia le hizo girar su atención. Se encontró con un par de orbes zafiro que expresaban sólo terror. Por suerte, antes de que la persona se le pudiera acercar, el primer maestro (y posible tutor) entró al aula y se acercó al escritorio.

FracturaWhere stories live. Discover now