Caída

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Recomendación Musical: "End of Days" – David Chappell

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Recostada en una de las gradas bajas, mantuvo su vista sobre la jugadora en todo momento, pero su mente voló hacia otra parte. Entrecerró los ojos y soltó un suspiro, antes de colocarse boca arriba, con los brazos detrás de su cabeza y cerrar sus dos párpados.

Era ya tarde, ni siquiera la luz solar se reflejaba fuera de los ventanales, sino la clara luz de la Luna. No había nadie en el lugar más que ellas dos, aunque eso no disminuía la posibilidad de que algún integrante se apareciese. Había llegado justo en el momento en que todos se retiraban y sólo la vice-capitana permanecía entrenando; tal y como había prometido, la acompañaría en su práctica nocturna.

―¿Hola? Katomi... ¡deja de pensar en el novio!

―¿Ah? ―abrió sus párpados y negó con la cabeza, antes de encontrarse con un par de ojos azul-zafiro― L-lo lamento, Ma-chan..., me desconcentré.

―Pude notarlo ―colocó el balón, con el que estaba practicando, en la frente de la mayor, antes de sentarse a su lado y hacer que la americana se reincorporara―. ¿Estabas pensando en si alguien llegase a venir? ―rio ligeramente ante el rostro de su mejor amiga― Lo imaginé. No te preocupes por eso, amiga..., ya nadie viene a entrenar a esta hora.

No pudo evitar sentirse culpable por esas palabras y por la expresión que se dibujó en el rostro de la rubia, por lo que desvió la mirada avergonzada..., pero decidió no continuar ese tema―: P-por cierto... ¿cómo van en el torneo? ―justo después de soltar esa pregunta, se dio cuenta que era casi igual a continuar con el tema anterior.

Yūgana soltó un pesado suspiro y se recargó en el hombro de la mayor. ―Mañana entramos a los Cuartos de Final de la Inter-Escolar..., vamos contra la Escuela Media Superior Kankei; en las Semifinales, es posible que vayamos contra la Academia Akuma―ignoró el grito asustado de su amiga y cerró los ojos, antes de chasquear la lengua―; en las Finales..., todavía no sabemos contra quien: Instituto Fukushū o Escuela Media Superior Shutsu.

―¿Ya hablas de las Finales? Todavía no sabes lo que ocurrirá mañana...

―No hay necesidad de..., Katomi, somos las Reinas de Japón, ¿de verdad crees que alguien puede darnos lucha?

Katomi movió su cabeza e hizo que la menor se dejase de recargar en su hombro, para que ambas se quedaran viendo a los ojos por unos segundos. ―Eso..., acabas de sonar como...

―¿La "Generación Milagrosa"? ¿Por qué crees que nos llaman el "Teikō Femenil"?

Su pregunta resonó dentro de su cabeza varias veces, cada vez profundizando más el tono. La mirada que tenía la rubia expresaba nada más que seriedad e indiferencia; su aura le recordaba a aquella que llegó a ver alrededor de los cuerpos de los prodigios el año pasado. Chasqueó la lengua y desvió la mirada, dándose cuenta que aquel cambio de persona había sido su culpa. Estaba por decir algo, cuando escuchó como la oji-zafiro reía frenética; una risa que conocía bastante bien.

―Eres una maldita hija de...

―No puedo creer que te la hayas creído, Katomi ―antes de que la oji-naranja pudiese colocar sus manos sobre sus hombros, la japonesa saltó de las gradas, tomó el balón con sus manos y se detuvo sobre la duela, dispuesta a continuar con su entrenamiento―. Faltan años luz para que diga eso de verdad ―lanzó el balón hacia el tablero, el cual entró en la red―. Se dice que la pasión perfecciona los tiros. Oi, dime, ¿estoy muy lenta cuando intento esta entrada?

―Mejor que e... ¿esa es la entrada que le enseñé a Shū-chan en la secundaria?

―No..., es la que usaste en la Inter-Escolar del año pasado.

FracturaWhere stories live. Discover now