Pequeña Luz

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Recomendación Musical: "Let Go" – Position Music

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Frunció su ceño al sentir una tenue luz golpeando sus párpados. Mantuvo sus ojos entrecerrados, pues los sentía pesados, al mismo tiempo que sentía sus mejillas pegajosas. Soltó un quejido molesto que se creó por un dolor en su espalda. Miró sobre su hombro, encontrándose recargada contra la puerta de su cuarto. Parpadeó con fuerza al encontrar su vista nubosa, por lo que se giró hacia el piso y colocó sus anteojos sobre el puente de su nariz. Se levantó del suelo cubierto de alfombra, dirigiéndose hacia la única ventana que poseía aquella habitación. Recorrió las finas cortinas, lo que causó que un grito se escapara de su garganta. Hizo lo mismo con los marcos, antes de inclinarse hacia adelante y observar el primer día despejado que se veía en semanas.

Su sonrisa se desvaneció cuando su mente rememoró la disputa de la noche anterior; cayó sobre su trasero al recordar la mirada de su hermana. Sintió cómo las lágrimas querían volver a escaparse de sus orbes esmeralda, al mismo tiempo que cerraba con fuerza sus puños, encajando sus uñas en la piel de sus palmas. Mordió su labio inferior, intentando controlar su respiración y mantener un suspiro dentro de su garganta. Llevó una de sus manos hacia su cabellera, jaloneando una parte de sus cabellos rubios.

―Soy una inútil.

Hizo un gran esfuerzo para no comenzar a llorar. Se seguía sintiendo tan culpable por el giro de eventos que se vivió en la sala. ¿Cómo no pudo haberse dado cuenta? Justo cuando empezaron a comer las hamburguesas, notó un cambio en la actitud de la menor: se quedó callada, se encontraba distraída; parecía pensante. Fue ya muy tarde cuando la vio llorando, gritando, quebrándose y cayéndose frente a ella. También se sentía tan estúpida por haber dicho lo poco que salió de su boca.

No era lo que sus padres pensaran de la menor, sino de ella; ¿qué dirían si la hubieran visto golpeando a su hermana?

Permaneció un par de minutos en esa posición: sentada en la alfombra, abrazando sus piernas y con su cabeza gacha..., hasta que levantó la mirada hacia el cielo azul-celeste que le llenaba con sólo un sentimiento: hablar, escuchar y ayudar a su hermana menor. Parecía que éste le hablaba, puesto que escuchó esas palabras dentro de su cabeza..., y podría ser que no estuviese tan equivocada: tal vez había alguien o algunos hablándole sin ser vistos.

Se levantó de un sólo movimiento y limpió el poco de polvo que se acumuló en su pantalón azul-marino. Estiró un poco sus brazos, antes soltar un pesado y seguro suspiro. Colocó sus manos en sus caderas, dispuesta a entender a la persona más importante en su vida. Se giró de nuevo hacia la puerta, su rostro plasmándose en el reflejo del pequeño y liso espejo que yacía en la parte trasera del portón. Dejó que un asustado grito resonara en su habitación, quedándose quieta frente a su propio rostro y estudiando su expresión: sus ojos hinchados e irritados, su cabellera alborotada, sus mejillas pegajosas y ruborizadas, su nariz irritada, sus labios secos y su piel reseca.

Al abrir la puerta, cambió su dirección hacia el baño, dispuesta a intentar ocultar su expresión de una mujer extenuada. Abrió la llave del lavamanos y dejó que el frío líquido salpicase su rostro. Intentó quitar todas las lagañas que se formaron alrededor de sus orbes, quedándose sólo con las bolsas de cansancio que podría despojar con buen maquillaje y dos días enteros de hibernación. Mantuvo su mirada sobre sus manos por un largo tiempo, escuchando como el agua caía.

Tenía miedo. Era lo único que sabía. Tenía miedo de decir algo indebido, de no lograr responder a lo que dijera su hermana, de no ser capaz de ayudarla o, al igual que la noche anterior, de no poder actuar a tiempo y permanecer congelada en su lugar. Se sentía insuficiente para poder ayudarla, incapaz de ser la única para que volviese a dibujar una sonrisa en ese rostro que veía desde los catorce años. Creía haber logrado que la menor volviera a ser la misma, pero se seguía golpeando internamente al darse cuenta que no estaba ni un poco cerca.

FracturaWhere stories live. Discover now