Capítulo 15: Los sueños se vuelven realidad

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A la mañana siguiente, siendo las siete y treinta del día, ambas jovencitas despertaron y mirándose fijamente comenzaron a reírse la una de la otra al verse con sus cabellos alborotados y con sus rostros aún somnolientos.

—Lyosha, de verdad luces terrible a esta hora.

—Tú tampoco te ves muy bien que digamos—respondió la hija de Rosetta—. A todo esto, ¿que procede en este momento?

—Mi rutina habitual es: en media hora irme al colegio y después regresar a estudiar los apuntes que me dio mi madre. Ya los memorice y ahora sólo estoy repasando porque me ha costado mucho trabajo grabarme cada detalle y no quiero olvidarlo—respondió Katya.

—Comprendo y siendo así yo me conectaré con mi profesora personal para no perder el día.

En ese instante Sora llamó a la puerta para después ingresar a la habitación.

—Buenos días Alexia y Ekaterina. Como les dije anoche, hoy pueden comenzar a aprovechar y distraerse, no vayan a clases, lo sé, es un mal consejo pero pueden tomarse el día; ya cuando vayamos a su entrenamiento, estudiaran y entrenaran a diario. Estos días tómenselos como vacaciones.

Las aludidas no dejaban de asombrarse al escuchar a Sora decir esas palabras, pero en su interior era lo que deseaban, vagar, holgazanear y simplemente tener un día como cualquier otro. Por tal motivo, ambas le tomaron la palabra y decidieron, una no ir al colegio y la otra no estudiar a distancia. Sora estaba vestida con ropa deportiva, situación que dejó extrañada a Lyosha.

—Madre, ¿iras a correr en este momento? —preguntó Katya.

—Así es hija, como de costumbre, pero se me hizo un poco tarde, anoche cuando llegamos, tu padre y yo..., bueno..., ya saben y...

Katya y Alexia se sonrojaron en demasía y de inmediato Ekaterina interrumpió a su madre diciendo:

— ¡Madre, no es necesaria tanta información!—Exclamó Katyusha—. Creo que lo mejor es que vayas a hacer tus rutinas diarias, no creo prudente que sepamos lo que tú y papá hicieron anoche, con lo poco que escuchamos fue más que suficiente.

Alexia sonrió enrojecida de las mejillas y simplemente se limitó a escuchar.

—Comprendo pequeñas; ustedes han de disculparnos pero hay cosas que no se pueden evitar y como la mansión es enorme el eco en la noche es más intenso.

— ¡Mamá!—volvió a exclamar Katya un tanto avergonzada, pero sonriente—. Ya te dije que no es necesario que no expliques, mejor ya ve a tus cosas, yo le mostrare nuestro gimnasio a Lyosha y si me permites quiero llevarla al estudio y mostrarle algunos vídeos para que se empiece a familiarizar con todo esto.

Sora sonrío vivamente al ver que su hija realmente estaba demostrando cortesía y hospitalidad ante su invitada y de inmediato accedió a su petición pero antes de eso les propuso lo siguiente:

—Pueden hacer todo lo que quieran pero antes de eso, ¿no les gustaría venir a correr conmigo?

Ekaterina la miró fijamente sabiendo muy bien a donde las llevaría a correr en caso de aceptar y cuando estaba a punto de responder, Alexia se le anticipó diciendo:

—Yo si quiero, no me perdería esta oportunidad por nada del mundo, permítame ponerme ropa más adecuada y nos vamos.

Katya observó fijamente a su compañera y rival para de inmediato abrir su guardarropa y sacar de un cajón especial el pants que su madre le había heredado varios meses atrás. Alexia la miró de reojo y esbozo una leve sonrisa al ver esa ropa vieja y dijo:

Kaleido Star: El resplandor de una estrellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora