Capítulo 31: No hay tiempo para los cobardes

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Sora continuaba sonriendo después de escuchar las palabras de sus tres alumnas y dijo lo siguiente:

—Mi querida Lyosha, yo decidí retirarme de los escenarios porque había concluido una etapa de mi vida y ya no tenía nada que probarle a nadie, principalmente a mí misma. Yo tuve la dicha de embarazarme de Katya después de haber logrado todas mis metas antes de casarme. Tras eso decidí que ya era tiempo de permitirle a otros llenar el escenario y cumplir sus sueños. Esas personas son nada más y nada menos que ustedes y fue una promesa que le hice a sus padres y madres hace muchos años. Por todo eso, pequeñas, fue que decidí decir adiós, pero eso no quiso decir que me iría por completo, pues ahora soy entrenadora nacional y sigo dentro de este mundo que a fin de cuentas tal parece nunca voy a dejar.Pero algo si queda claro, no volveré a actuar en competencias oficiales, voy a entrenarlas y será el turno de todas ustedes el mantener mi legado, sí, pero principalmente es turno de que ustedes creen su propia historia y esa fue la razón principal por la que tomé esa decisión desde el primer día que nacieron cada una de ustedes pues no debo opacar su camino.

Lyosha y las demás, comprendieron muy bien las palabras de Sora y a pesar de parecerles increíble que ella no siguiera en los escenarios intentaron respetar su decisión, pero Katya no deseaba quedarse con una duda más y preguntó lo siguiente:

—Madre, pero tengo una inquietud o duda. En verdad, no hablo de una competencia oficial, pero, ¿ni siquiera has pensado en hacer actuaciones especiales como en los escenarios de Kaleido o Moscú? Algo así como lo que hacen los patinadores sobre hielo después de retirarse de las competencias olímpicas y convertirse en profesionales actuando para ciertos escenarios.

—No creas que no me han llegado solicitudes al respecto y bien pagadas, pero dinero es lo que nos sobra y lo sabes. Leon Oswald me ha invitado en sendas ocasiones para hacer alguna temporada en el escenario canadiense en donde él es socio; Kalos y Yuri Killian padre no dejan de invitarme y Moscú, San Petersburgo o Kazan hacen lo propio. Yo sé que tengo acceso para actuar en temporadas cortas o actuaciones especiales con cualquiera de ellos, pero te voy a ser sincera hija, no siento ya esa chispa necesaria para regresar a cualquiera de esos escenarios. Tu padre se alejó de lleno de todo eso, él se dedica a negocios enfocados a los equipos de hockey sobre hielo, sabes que él y todo Rusia adoran ese deporte y ya de los escenarios no quiere saber nada; él fue menos pasional que yo en ese aspecto y como lo dije, sin tu padre yo tampoco tengo ganas y satisfacción por regresar. Todo eso lo entendieron muy bien los dueños de los escenarios y por ende dejaron de insistir.

—Ya veo —dijo Katya con tono serio y pensativo—. Pero, ¿qué dirías si soy yo la que te pidiera regresar a los escenarios profesionales y actuar a mi lado, no Yuri, no Gerard, no Lyosha o Tanya, sino yo, tu hija.

Sora esbozó una pequeña sonrisa, tomó aire, meció la cabellera de su hija y dijo:

—Gánatelo, trabaja duro, esfuérzate, deja de jugar y de ponerte nerviosa en juegos de niños como lo son los Nacionales, Europeos, Mundiales u Olimpiadas. Deja de ponerte nerviosa con esas boberías, toma enserio esto y quizás, sólo quizás, tomaré en cuenta tu petición. Por ahora, pequeña mía, no estás, ni tú, ni tus compañeras o compañeros, lista y tampoco son dignos de pisar en un nivel verdadero y en serio, el mismo escenario que yo. Pero te lo dejo de tarea. El día que tú logres superar estos juegos de niños que ya te dije y estés verdaderamente segura de ti misma, ese día te prometo que regresaré a los escenarios profesionalmente y seremos pareja como lo fui con tu padre.
Una cosa más. Ahora que ustedes tres lograron percibir esa bella aura que emanaba de mí ser he de decirles por ahora, que si siguen percibiéndola pronto les explicaré todo al respecto; por el momento no es necesario, pero si son elegidas, en un futuro sabrán de que se trata.

Kaleido Star: El resplandor de una estrellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora