Sentada en el sillón viejo del salón, de color rojo desgastado debido a la cantidad de años que tiene. Me hallé tan absorta leyendo mi libro favorito por duodécima vez que ni siquiera me percaté de que el pomo de la puerta central se estaba girando. Cuando por fin volví a la realidad, me dirigí a la entrada para ver de quién se trataba.
- ¡Papá, has vuelto! ¡No me lo puedo creer! ¡Has vuelto!
Dije mientras corría a lanzarme sobre sus brazos.
- Hija, Meri, estás preciosa.
Me dijo mientras nos fundíamos en un abrazo interminable.
Sonreí al oler aquel aroma a papá característico. Llevaba demasiado tiempo sin verle, ya había perdido la cuenta, quizás llevaba 6 meses sin verle, o 7. No sé. Me parecía extraño verle aquí desde hace tanto tiempo así que me aparté de sus brazos y me atreví a preguntar.
- ¿Cómo es que has venido, papá? ¿Qué te trae por aquí?
- Me han dejado venir, estuve en Alemania, y me trajeron a España porque pedí tiempo, necesitaba estar con mi hija. Así que ya estoy aquí, dispuesto a disfrutar con mi pequeña a más no poder.
Y me guiñó un ojo.
No sabía si gritar, saltar, bailar, correr, no sabía qué era lo que pedía mi cuerpo, pero dentro de él recorría una alegría que no sentía desde hace años, estaba muy entusiasmada.
- No sabes cuánto me alegro, estaba deseando poder compartir mi tiempo con alguien. Dios mío, quiero hacer tantas cosas que no sé ni por dónde empezar.
Y me reí.
- Bueno, vayamos poco a poco, me han dado 2 meses de descanso, así que fíjate, nos dará tiempo a hacer miles de cosas. Mira, ¿Qué te parece si esta tarde vamos al pueblo a comprarte libros nuevos y al cine? Proyectarán una película en blanco y negro preciosa, me lo ha dicho Juan.
Juan es un anciano señor que vive a algunos kilómetros de aquí, bastante lejos como para ir andando, por ello, Billy es nuestro medio de transporte, nuestro pequeño y gran caballo blanco, que también llevaba meses sin ver, pues siempre se lo lleva mi padre para desplazarse.
-¡Qué ojos tan absorbentes tienes Meri! Tan bonitos como los tenía tu madre, la puedo ver reflejada en ti.
Me dice mientras sus ojos se pierden en mi mirada azul.
Odio que me comparen con mi madre, me hace recordar muchas cosas en las que llevo muchos años tratando de olvidar, y me entristece bastante.Intento desatar el nudo de la garganta que me impide hablar y trago saliva antes de contestar.
-Si papá, la echo de menos, ojalá algún día pudiera verla, sentirla o hablar con ella de algún modo.
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Hay alguien en casa
Mystery / ThrillerMe llamo María, nunca me ha terminado de convencer mi nombre, así que preferiría que me llamases Meri. Apenas tengo 15 años y a veces siento que tengo muchos más, además de que me suelen decir de que soy muy inteligente y madura para mi edad. En...