CAPÍTULO 17

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Piso sin querer un par de hojas secas, éstas crujen y hacen que Juan se gire y pueda verme. Estoy sin palabras.
-Hola señorita Meri ¿Qué tal está?. He salido a buscar a Billy pero ya he visto que le ha construido una cuadra. Gracias.
No le respondo, simplemente le sonrío, me sale una sonrisa poco natural. No puede ser posible.
-Juan, estás vivo.
Le digo.
-Pues claro que estoy vivo, más vivo que nunca.
Me responde.
Juan baja la mirada, escondo las manos tras mi espalda, pero es demasiado tarde.
-Señorita, permítame que mire sus manos, parecen manchadas de sangre.
¿Qué hago? Pensará que soy una asesina. Juan me coge las manos, me las mira.
-Esto tiene explicación, no es lo que parece.
Le digo.
-Sí que es lo que parece, iré a su casa, a ver qué está pasando.
-¡No! De verdad Juan, le digo que tiene una explicación.
No me hace caso, da media vuelta, dirección a mi casa. Intento pararle de algún modo, pero resulta fallido. Abre la puerta de mi casa.
-¿En qué parte de su casa ha ocurrido? Dígame la verdad o será peor para usted.
Me pregunta.
-En mi cuarto.
Digo, con lágrimas resbalando sobre mi cara.
Al llegar a mi cuarto, Juan se queda parado por un tiempo. Está mudo.
-¡¡¡DIOS MIO!!! Señorita Meri ¿¡ES USTED CONSCIENTE DE QUE ACABA DE MATAR A SU PADRE?¡
-Yo no he matado a mi padre, he matado a una señora que decía ser mi madre.
Le respondo.
-Mire hacia el suelo ahora mismo.
Me dice.
Le hago caso. Comienzo a gritar a más no poder, lloro más que nunca, mis ojos se han puesto rojos, al igual que mi cara.
-¡¡¡PAPÁ!!! ¡¡¡PAPÁ DESPIERTA POR FAVOR!!! ¡¡¡PAPÁ!!!
Me siento de rodillas sobre su cuerpo, intentando animarlo pero ya está lo suficientemente muerto. No entiendo nada. Yo no maté a mi padre. Me giro hacia Juan, sus manos están echadas en su cabeza.
-Yo no he matado a mi padre, se lo juro. No entiendo lo que está pasando. Últimamente en mi casa pasan muchas cosas extrañas, fenómenos paranormales.
-Meri, siento decirle, que no ha habido ninguna señora en su casa. Nunca.
-Sí que ha habido, ayer entró a mi cuarto e intentó matarme.
Le respondo.
-No, Meri, no. Era su padre. La señora que usted veía era fruto de su imaginación. Cuando vio que ésta entraba a su cuarto, usted observó a una señora fea pero, era su padre. ¿No se da cuenta de que han pasado las 3 semanas? Su padre volvió a casa. Entró a su habitación a saludarla, y, usted lo mató, pensando que era aquel tenebroso personaje.
Me explica.
-¿Y como explica el regreso de la ouija, la muerte de Roque, y el niño misterioso?
Le pregunto.
-La ouija, está en el bosque, la vi, está hecha cenizas, Roque está durmiendo, lo he visto al entrar a su casa, y el niño, era imaginación suya, no hay ningún niño en el bosque . Al parecer, el fallecimiento de su madre de hace 4 años, le ha hecho perder la cabeza.
Miro debajo de la cama, la ouija no está, miro por la ventana y, efectivamente, está hecha cenizas. Salgo un momento de mi cuarto, Roque está durmiendo en su cojín. Todavía no he tomado conciencia de lo que está pasando. Todo empieza a darme vueltas, literalmente, me estoy mareando, noto como voy perdiendo visión, caigo desplomada al suelo. La fiebre ha llegado al límite.

Hay alguien en casaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora