CAPITULO 8

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Cuando llego a casa, me doy cuenta de que mi vestido está algo roto por la parte de abajo, las ramas de los árboles lo habrán causado, así que no tardo en cambiármelo. La casa está muy sucia, me doy cuenta al pasar la mano por la barandilla, mi mano ha quedado repleta de polvo. Tengo que limpiarla. Decido empezar por el piso de arriba, pierdo visión cuando me adentro en el largo pasillo oscuro. De repente, veo algo, algo que no sabría describir con certeza, me acerco cuidadosamente, asustada, hasta que logro distinguir una figura humana.
-¿Quién es usted? Por favor no me haga daño.
De repente la sombra oscura desaparece sin dejar rastro. Seguidamente, unos pasos hacen que me quede paralizada. Parece que se dirigen a el trastero de arriba. Es imposible calmar mi curiosidad así que decido subir.
-¿Hola? ¿Sigue aquí? ¿Hay alguien ahí?.
Nadie contesta, ni un sólo ruido se oye, nada, no hay nadie. Aquella figura humana era tenebrosa. Tengo miedo. Tiemblo. Bajo a mi cuarto rápidamente.
-No estoy loca, no estoy loca. He visto a alguien. No estoy loca.
Suspiro para relajarme, solo son alucinaciones. Aún así, mi curiosidad sigue invadiendome por dentro. Cojo un papel y una pluma y comienzo a escribir.

<<Bueno días Juan, espero que haya pasado una noche estupenda. Le escribo para comunicarle que desearía que me llevara a la biblioteca del pueblo. Sé que tengo una en casa, pero ésta solo tiene libros imprescindibles y yo necesito más información. Le espero a las ocho en la puerta. Gracias. Se lo agradezco.>>

Hay alguien en casaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora