Me llevo las manos a la cabeza, grito. Vuelvo a mi cuarto, me meto entre las sábanas y me pongo a llorar. Daría lo que fuera por abandonar esta casa encantada. Quieren matarme. Mi cerebro rebobina hacia el pasado. ¿A partir de que hecho se empezaron a observar cosas extrañas y paranormales? ¿Desde cuando yo puedo ver a mi madre? Rápidamente, mi mente encuentra la respuesta. Todo empezó cuando utilicé la ouija. Aquella ouija sí funcionó, claro que funcionó, se me fue de las manos. Pensaba que aquello era una estupidez, pero no, estaba equivocada. Según mis teorías, puede que todo vuelva a la normalidad si destruyo aquel imperdonable objeto. Cojo la caja de la ouija y una caja de cerillas. Salgo al bosque. Hace mucho aire, frío. Busco alguna zona en la que no haya mucha flora, pues no quiero que se incendie todo el bosque. Pongo la ouija en el suelo, prendo una cerilla, y poco a poco ésta se va deshaciendo. Me siento... no sé, es una sensación que no tenía desde hace días, me siento... aliviada. Suspiro y vuelvo a casa, donde duermo relajadamente. Al despertar, la luz del sol enfoca en mis ojos, estoy feliz. Bajo de la cama, he pisado encima de algo, sin querer.
-¡¡¡DIOS MIO, ESTO NO PUEDE ESTAR PASANDO!!!
La ouija ha regresado, impecable, sin rastro de cenizas, la tengo bajo mis pies. Se acabó la sensación de alivio, vuelve el miedo, el agobio y la angustia. No aguanto más, no puedo seguir viviendo así.
<<Hola papá, soy Meri. En casa están pasando cosas muy raras, hasta he llegado a ver a mamá en carne y hueso. Las cosas se mueven, oigo voces y hay escrituras sangrientas por todas partes. Por favor, estoy muy asustada, tengo miedo. Necesito que vuelvas. Te quiero.>>
Pongo un poco de mi saliva en el sobre y lo cierro. Sé que esto no tiene el más mínimo sentido, pues ningún cartero pasará a recoger mi carta. Pero, mi padre me dijo cuando yo era pequeña que nunca perdiera la esperanza. Sin más que pensar, la echo en el buzón, con la esperanza de que mi padre la reciba.
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Hay alguien en casa
Mystery / ThrillerMe llamo María, nunca me ha terminado de convencer mi nombre, así que preferiría que me llamases Meri. Apenas tengo 15 años y a veces siento que tengo muchos más, además de que me suelen decir de que soy muy inteligente y madura para mi edad. En...