《No deambules en la noche, porque los brujos utilizan todas las fases de la luna para sus hechizos. Debes estar a salvo en tu hogar hasta que la luz del sol ilumine el cielo y conduzca al diablo hacia su guarida.》''Notas de un Siervo de Dios'' Hermano Paolo Federico, 1693.
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''Hay algo... un sentimiento. En mi pecho... Oh, Diosa, siento como si mi pecho fuera a explotar. Hay algo en mi pecho que está vibrando con angustia.
La noche está cayendo ya, y se siente tan pesada y tensa. La luna está brillando, es una hermosa luna llena, pero no la siento como si me invitara a hacer un circulo en su honor como siempre, no la siento más que llena de presagios de advertencia.
Deseaba hablar con el fuego esta noche, deseaba preguntar sobre lo que acontecerá, aunque el fuego es caprichoso y difícil de controlar. El fuego me obedece a mí, sin embargo, pero no le agradan los entrometidos... y esta noche puedo sentir a los cuervos oscilando a nuestro alrededor.
¿Era esto lo que querías advertirme, Diosa? Sobre los cuervos revoloteando nuestras puras noches. ...él debió escucharme. Yo tenía razón, el muchacho solo ha servido para traer la maldad dentro del bosque.
Apuesto mi alma a que ese maldito hechicero lo sabía y ha callado. Oh, si descubro que trabaja para ellos...yo juro por estas páginas que si lo descubro voy a arrancarle esos bonitos labios con los que conjura.'' H.N, sleamhain.
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Mientras deslizaba la gabardina negra por sus brazos, el resto del uniforma ya vestía su cuerpo, pero su mente se hallaba en otro lugar, en uno que tan solo le traía angustia. No podía pensar en Harry sin que una opresión comenzara a crecer en su pecho. La desesperación de no poder avisarle era asfixiante, pensar que posiblemente pasara a odiarle luego de esa noche se convertía en un pensamiento que le torturaba por cada segundo que pasaba. En ese momento se encontraba en una de las pequeñas habitaciones de la iglesia que le permitieron usar para vestirse, y el gran arco de madera solida le saludaba desde la esquina; su nueva arma.
Al darse la vuelta, observó la imagen sagrada colgada de la pared, una de las muchas que adornaban las esquinas de la iglesia. Louis la observó por un tiempo prolongado, desde muy pequeño le habían enseñado a respetarla y alabarla, lo había hecho por supuesto, hasta que los horrores cayeron sobre su pueblo bajo el justificado nombre de la palabra del señor. Cuando los Castigos Divinos comenzaron, cuando rezó por su madre y nadie respondió su clamado, allí fue cuando su fe flaqueó gravemente, y finalmente se debilitó.
—No hablamos muy seguido... y no voy a rogarte, pero si realmente estás ahí arriba, si realmente fuiste quién me ayudó a salvarle aquel día en la selección... —Susurró, sintiéndose algo tonto de hablarle. —Permíteme hacerlo una vez más... por favor. —Finalizó, tal vez contradiciendo un poco el principio de sus propias palabras.
No esperaba que Dios fuera a contestarle, pero una pequeña parte de su alma le animaba a confiar, a colocar su fe en algo desconocido sin ninguna certeza de haber sido escuchado. Suspiró una vez más, y dispuesto a irse tomó el arco junto al carcaj que contenía las flechas. Al girarse hacia la puerta, observó a un gato negro sentado elegantemente frente a esta. Le miraba atentamente como si hubiese estado esperando que notara su presencia en el lugar.
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Doncel Primaveral ❧ l.s
FanfictionUn desafortunado incidente a los diez años de edad, fue el mismo que llevó a Louis a conocer a aquel pequeño y extraño niño de ojos verdes que le ayudó a escapar del frondoso bosque en el cual se había perdido, pero aquella fue también la ultima vez...