Un desafortunado incidente a los diez años de edad, fue el mismo que llevó a Louis a conocer a aquel pequeño y extraño niño de ojos verdes que le ayudó a escapar del frondoso bosque en el cual se había perdido, pero aquella fue también la ultima vez...
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《Es mi corazón entero juzgado y entregado como un criminal, estoy en juicio esperando que lata.
¿Quién es el hereje ahora? ¿Tengo sentido? ¿Quién es el hereje, niño? ¿Cómo puedes resistir esperando el latido?
Estoy a millas de distancia, él está presente en mi mente. Me estoy cansando de arrastrarme por todo el camino, ya he tenido suficiente, es obvio, estoy cansado de arrastrarme.
Esto aún no me ha derrotado, no puedes decirme que me arrepienta, he estado en la oscuridad desde el día en que te conocí. Y es mi corazón entero, aunque juzgado y probado es mío; estoy en juicio esperando que lata. 》
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La situación pasaba ante sus ojos casi como se tratase de una ilusión. El ajetreo, los gritos y la cantidad de humo continuaban sucediendo a su alrededor, uniéndose a la estupefacción del momento. Aquella dulce niña que había salvado un día, la misma que solía jugar entre los alrededores de su casa junto a sus hermanas y cuya infantil sonrisa no podría expresar más que risueña inocencia, estaba frente a él transformada en la imagen de lo que una vez se le acusó injustamente.
Louis no parecía ser capaz de comprender por sí mismo el momento en que las cosas habían trascendido hasta ese nivel. Apenas podía creer la hilera de acontecimientos que le llevaron hasta ese momento. Poco a poco, todo se desmoronó a su alrededor, primero silenciosamente y luego, cuando finalmente las cosas eran demasiado como para ignorarlo, la realidad empezó a golpear su rostro seguidamente, problemas tras problemas, como un circulo de nunca acabar. Ahora, veía a esa niña como si formara parte de una ilusión. Sus deseos de que consistiera en una terrible pesadilla sobrepasaban cualquier anhelo que hubiese tenido alguna vez. No obstante, creer posible tal milagro era demasiado iluso de su parte, principalmente cuando estaba allí, de pie junto a él y el olor del humo mezclándose con la sensación del calor lo mantenían anclado a la nefasta realidad de lo que ocurría.
Sin embargo, muy a pesar de que la consternación le impedirá moverse, su mente estaba más despierta que nunca, y sus sentidos vivaces desde el círculo de la noche anterior, dónde el cazador descubrió la nueva visión brindada por el tercer ojo. Aún no podía controlarlo, las brujas no habían tenido tiempo de enseñarle nada al respecto, pero ahora Louis sentía que su visión tenia vida propia, como una lámpara, como si la llama de la vela se apagara y encendiera en forma autónoma, iluminando y mostrándole tan solo lo que este quisiera hacerle ver. Justo en ese momento, parecía que el tercer ojo tenía mucho que enseñarle.
Así fue como, en el peor de los momentos, su visión se expandió de la misma forma que sucedió durante la noche pasada, espontánea y sorpresivamente. Las luces incandescentes de cada transeúnte le confundían, las diferentes auras, las cambiantes y alteradas energías que se transformaban, disminuyendo o aumentando según su grado de pánico por la situación. No obstante, entre todo lo que el tercer ojo le estaba mostrando, algo en particular resaltó como si fuera la única luz en medio de toda la oscuridad.
